Iván Colmenares
Confieso que diciembre para mí es nostalgia, remembranzas, emociones encontradas. Esta vez lo aproveché para leer, escribir, recordar, asistir a reunión con un dirigente nacional de Vente, de la que salí más preocupado de lo que entré, aunque siempre buscando excusas en las novatadas o en las inexperiencias de quienes creen que derrotar al régimen es pan comido, cuando las cifras que nos exponen de ocho mil centros críticos no ubicados en corredor electoral, pudiera permear un fraude de unos 3 millones de votos, por lo que María Corina llama a la gran alianza nacional y a conformar sin protagonismos, los aparatos de integridad electoral para la búsqueda y defensa del voto.
Pero eso es para la segunda parte. Pasé un diciembre vargasllosiano. Me leí Los Cachorros, su última novela “Te dedico mi silencio”, le entré a La Casa Verde y me espera su colosal obra “Conversación en La Catedral”, aunque lentamente voy con “Yo El Supremo”, la obra maestra de Augusto Roa Bastos, con palabras según Juan Ramón Guzmán, del castellano antiguo, porque ni en Google a veces las encuentro. Esta retrata a los regímenes dictatoriales de la segunda mitad del siglo XX con una enorme crudeza. Música hasta los tuétanos, las series The Crown en su última temporada y Outlander y lo que veo en televisión, Josué y La Tierra Prometida, El Cazador y Saber y Ganar en Televisión Española con su Telediario y Pasapalabra, de los cuales soy asiduo.
Recordé los conciertos a los que he asistido en estos pletóricos años que he vivido. Comenzando con Soledad Bravo y el Quinteto Contrapunto en el Ateneo Popular de Guanare, presidido por don Pedro Galera. Facundo Cabral en Valencia, Mercedes Sosa, la nueva Trova, el Orfeón y la Sinfónica en el Aula Magna, Rocío Dúrcal muchas veces, Luis Miguel en El Poliedro con doña Mercedes, con mi mamá Raphael en Barquisimeto y Jesucristo Superstar en el Teresa Carreño, Soledad Bravo y Rubén Blades en Maracay, Soledad y Willie Colón en El Poliedro, Juan Gabriel en Caracas, Guanare y en Aruba, Mecano en la capital larense, Melissa y Yordano en San Cristóbal, Vicente Fernández en el Forum, Guaco y Serenata Guayanesa en los actos políticos de mi campaña, Sandy y Papo, Los Ilegales y Fulanito en Guanare y en Acarigua-Araure, con Serenata estuve en un aniversario en el Teresa Carreño, Simón Díaz, Reinaldo Armas en los llenazos del Coliseo, Magdalena Sánchez, Rafael Montaño, el Carrao de Palmarito en Guanare, Melódicos, Billo’s, Corraleros y Oscar D´León en las ferias de la capital portugueseña, Joaquín Sabina y Joan Manuel Serrat, “Dos Pájaros de un Tiro” en El Poliedro e igualmente Joan Manuel Serrat, Miguel Ríos, Ana Belén y Víctor Manuel, en su gira El Gusto es Nuestro, Tania Libertad en Caracas, Albita en El Hatillo, María Teresa Chacín, José Luis Rodríguez, Alí Primera en Guanare, Chayanne en Valencia, Guanare y Araure, Maná, Franco de Vita, Carlos Vives en La Monumental de Valencia, Aldemaro Romero y su Onda Nueva, Un Solo Pueblo, entre otros tanto que se me van. Y del teatro y del cine, también soy adicto. Eso te llena el alma, junto a la familia, para enfrentar las 366 oportunidades que vienen en este 2024 bisiesto, difícil, electoral, pero con los corazones henchidos de esperanza, mejor que en muchas otras oportunidades para lograr el cambio positivo, urgente y necesario.
Nadie ha dicho que sea fácil. Pero esta batalla será cuerpo a cuerpo, casa por casa, calle por calle, manzana a manzana, como se ha venido diseñando después del tsunami del 22 de octubre, donde la Venezuela ciudadana escogió a María Corina Machado, como el Josué que nos conducirá a la tierra prometida. Cuando el CNE o su jefe digan fecha, los 600 mil venezolanos comprometidos con la reconstrucción de la Nación, con el reencuentro de la familia, con la libertad, tenemos que salir a conquistar voluntades, a organizarlos y ayudar a la victoria, a la mujer escogida para liderar este momento histórico.
Cada vez el panorama es más complejo, con una dictadura entregada a Biden, que necesita petróleo, pero que tampoco deja de apoyar las luchas libertarias en el mundo y con el que no se puede estar de acuerdo por las deportaciones masivas, entre ellas, la del teniente que fue a parar directo a Ramo Verde, o con la liberación de Alex Saab. Todos sabemos que Estados Unidos y la comunidad internacional están comprometidos con la libertad. Por otro lado, le han quitado muchas sanciones y, sin embargo, el país no ve gasolina, tiene la inflación más alta del mundo, los cortes eléctricos se repiten más continuamente, los impuestos y los servicios públicos, muy altos unos, muy malos los otros, los 300 presos políticos, civiles y militares siguen aún en las mazmorras del régimen y las inhabilitaciones ahí. Nunca cumplen ni promesas.
La suerte está echada. Las cartas están sobre la mesa. Recuerden lo que decía un escritor uruguayo que el destino no está en las rodillas de los dioses, si no, en el esfuerzo que hagamos para lograr las metas planteadas. Y el gran reto es con Venezuela hasta el final. María Corina Presidente.