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El Gobierno de Nicolás Maduro recibió otro golpe en su política internacional luego que el juez federal argentino Federico Vellan, decidiera entregarle a Estados Unidos el avión de la Empresa de Transporte Aerocargo del Sur (Emtrasur), retenido desde junio de 2022 en el país sureño por investigaciones terroristas.

La Cancillería criolla advirtió este miércoles que, cualquier intento para consumar para consumar el decomiso del avión iraní-venezolano será tomado como un «acto hostil» contra los intereses del país.

Este jueves Emtrasur, que funciona como filial de la aerolínea estatal Conviasa, realizó un comunicado que fue compartido por distintas plataformas del Gobierno nacional, donde aseguraron que se conservan en silencio las acciones legales que podrían aplicar en el caso.

Emtrasur se reserva el ejercicio de las acciones judiciales por daños al patrimonio de la Empresa, violación de derechos humanos, y del Convenio sobre Aviación Civil Internacional», expresan tras solicitar a la comunidad de países abstenerse de permitir el sobrevuelo y posible escala técnica de este avión.

La confiscación del equipo aeronáutico a petición de EE. UU., que fue aprobado por el juez federal argentino este miércoles, podría generar conflictos en medio de las negociaciones entre el país anglosajón y Venezuela, en un momento en que las conversaciones parecen ser fructíferas.

Comienzan tensiones

Dicho decomiso «podría reavivar las tensiones» entre ambas naciones, tal como lo asegura el politólogo Jorge Morán, profesor universitario, en medio de una conversación con Versión Final.

«Maduro ha dado declaraciones muy duras en contra de Milei y este asunto del avión lo tratará de vincular al relato nacionalista», expresa.

El politólogo no excluye que el oficialismo pueda aplicar una estrategia de «brinkmanship», que en español se refiere a «la práctica de perseguir una política peligrosa hasta los límites de la seguridad antes de detenerse», medida que ya habría dado resultados anteriormente.

Morán, pese a que descarta que pueda ser roto el diálogo binacional, asegura que «siempre está latente la posibilidad de que el Gobierno venezolano tome medidas radicales».

No lo veo como un caso similar al del Esequibo, en donde puedes ser tachado de traidor a la Patria. Lo que pudiera suceder es que el Gobierno, como respuesta, dedica apretar en la persecución de opositores», indica.

Estrategia de rehenes

Por su parte, el politólogo Julio Urribarrí asegura confiar en la diplomacia internacional, y considera que este elemento no será utilizado para generar un nuevo conflicto con el país anglosajón. No obstante, puntualiza que sí se trata de una situación de «rehenes», donde el avión sería utilizado como uno.

Yo me atrevo a decir que estamos ante una situación de rehenes. Ese conflicto pudiera avivarse más, el avión entra como un elemento más en la mesa de las negociaciones», reseña.

Urribarrí explica que duda que el caso de Emtrasur tenga mayor alcance, de cara a unas negociaciones que tienen por vista aumentar el intercambio económico y mejorar las condiciones para las elecciones de 2024. «Esta es una situación sobrevenida, una situación fortuita que no pertenece a la agenda de Barbados».

«Todos los elementos sobrevenidos que no están dentro de la agencia Barbados, se pueden tomar como elementos de una disposición para el diálogo. Barbados es una agenda superior que nos obliga a pactar», determina.

Para el politólogo, en este momento se mantienen intereses de mayor relevancia que impiden el cese de las conversaciones, pese a cualquier conflicto u amenaza que pudiere surgir.