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La guerra de agresión de Rusia contra Ucrania cambió el escenario de seguridad europeo para las próximas décadas. Era la primera invasión de un país sobre otro en el “viejo continente” desde la Segunda Guerra Mundial. Fue un cisne negro, un momento parteaguas en la historia europea. La OTAN renació.

Tras más de tres décadas buscando una razón para defender su existencia después del derrumbamiento de su enemigo del Pacto de Varsovia, la Alianza Atlántica vio de nuevo la amenaza rusa, esa para la que había sido concebida.

La organización ganó de repente mucho peso político en Europa, sus maniobras militares crecieron y la presión sobre los gobiernos para recuperar al menos una parte del gasto militar recortado en las últimas décadas empieza a dar frutos.

El establishment militar y diplomático europeo habla desde hace dos años de la posibilidad de una guerra grande en Europa como algo que ya no es imposible. Pero la sociedad no sigue el ritmo.

Justo cuando la OTAN se prepara para poner en marcha, de febrero a mayo, sus mayores maniobras militares terrestres, frente a Rusia, en las que participarán más de 90.000 hombres, la organización asegura que la sociedad no entiende que el escenario de seguridad cambió profundamente, que si las Fuerzas Armadas se preparan “para lo inesperado”, las sociedades europeas (y la estadounidense y canadiense) “no entienden que todo no es previsible, que todo no seguirá durante años igual que hasta ahora”.

El jueves se reunieron en Bruselas los jefes de las Fuerzas Armadas de los 31 Estados miembro de la Alianza Atlántica (más el sueco, cuyo país entrará en meses cuando Turquía y Hungría concluyan los procesos parlamentarios de ratificación) para lanzar las maniobras de febrero.

¿Cuándo podría ocurrir una guerra con Rusia?

El comandante general de las Fuerzas Aliadas en Europa, el general estadounidense Christopher G. Cavoli, dijo tras la reunión: “Estamos preparados”. Se refería preparados para enfrentar la amenaza rusa, que algunos ministros, como el de Defensa alemán Boris Pistorius, ven posible dentro de entre cinco y ocho años.

Cavoli explicó que las maniobras se hacen con tal cantidad de hombres para entrenarlos “frente a un adversario de fuerza equivalente”. No mencionó la palabra Rusia, pero no hacía falta.

Pistorius, en una entrevista que publica este viernes el diario germano ‘Tagesspiegel’ asegura que su país y sus aliados de la Unión Europea y la OTAN deben prepararse y “reforzar rápidamente sus capacidad de Defensa”.

El jefe político de las Fuerzas Armadas alemanas -señaladas por ser mucho más fuerte sobre el papel que en la práctica debido a la poca inversión en mantenimiento y entrenamiento de personal en los últimos lustros- dijo: “Escuchamos cada día amenazas del Kremlin hacia nuestros amigos bálticos”.

Pistorius cree que hay una posibilidad de Rusia ataque las repúblicas bálticas (miembros de la OTAN y de la UE, por lo que Moscú desataría un conflicto bélico contra las dos grandes organizaciones europeas) de aquí a entre cinco y ocho años. Son las mismas advertencias lanzadas la semana pasada por el alto mando militar sueco.

Pistorius prepara para abril una propuesta para reintroducir el servicio militar obligatorio, que Alemania abolió en 2011. También se prepara para abrir las filas militares a soldados no alemanes y a potenciar la industria militar.

Los altos mandos militares y civiles de Defensa de la OTAN están seguros de que la organización sabrá reaccionar a tiempo si lo que consideran amenaza rusa se concreta, pero entienden que las sociedades europeas viven desde hace tantas décadas en paz, ven que mueren las generaciones que tienen memoria del último gran conflicto, la Segunda Guerra Mundial.

El almirante Rob Bauer, jefe del Comité Militar de la OTAN, dijo que “para reforzar nuestra defensa colectiva ayudando además a Ucrania en su lucha existencia necesitamos un enfoque conjunto como sociedad. Los actores públicos y privados tienen que cambiar de mentalidad y pasar de una era donde todo era planificable, previsible, controlable y centrado en la eficacia a otra en la que pueda pasar cualquier cosa en cualquier momento. Una era en la que debemos esperar lo inesperado”.

Bauer fue todo lo concreto que puede un mando militar a las órdenes del poder civil: “Tenemos que poder movilizar más gente (casi ningún país europeo tiene servicio militar obligatorio) y disponer de una industria capaz de fabricar en masa armas y municiones. El estallido de la guerra en Ucrania hizo ver a los europeos que ni poniendo toda su industria militar en marcha conseguían fabricar obuses de artillería al ritmo que los disparaban los ucranianos simplemente para impedir el avance ruso.

La industria militar europea es una fracción de lo que fue al final de la Segunda Guerra Mundial. La Comisión Europea propone la creación de un fondo de 100.000 millones de euros para los próximos cinco años simplemente para reforzar la capacidad industrial militar, pero seguiría siendo insuficiente de estallar una guerra grande.