El expresidente Donald Trump está a punto de sellar su nominación para competir por la Casa Blanca en las elecciones primarias republicanas de este martes en New Hampshire, donde según todas las encuestas derrotará a la última competidora que sigue con él en carrera.
Una victoria contundente del magnate dejará prácticamente sin chances a la ex gobernadora y más moderada Nikki Haley, quien podría bajarse luego de la campaña y así Trump tendría todo el tiempo y el dinero para enfocarse en su enemigo principal: el presidente Joe Biden.
Los analistas coinciden en que si Trump gana de manera contundente, como todo por ahora indica, la carrera republicana ya estará casi terminada: Haley, exgobernadora de Carolina del Sur y exembajadora ante las Naciones Unidas, no podría remontar en las primarias que vienen.
Desde hace meses, Trump tiene una ventaja dominante de más de 50 puntos en las encuestas entre los republicanos a nivel nacional. Su triunfo el lunes de la semana pasada en Iowa lo ha hecho mejorar aún más en los sondeos generales y algunos ahora lo muestran con más del 70 por ciento de los votos. En los últimos días ha conseguido varios apoyos de funcionarios del partido, que se consolidaron detrás del favorito.
Y fue un gran espaldarazo la decisión del gobernador de Florida Ron DeSantis, el domingo, de abandonar la campaña por las primarias tras un deslucido segundo puesto en Iowa y de no tener perspectivas de triunfo.
DeSantis dio su apoyo explícito a Trump: «Para mí está claro que la mayoría de los votantes de las primarias republicanas quieren darle otra oportunidad a Donald Trump», dijo. Y criticó a la candidata que queda en competencia: “No podemos volver a la vieja guardia republicana de antaño o a una forma reenvasada de corporativismo recalentado que representa Nikki Haley», señaló.
A nivel nacional, las encuestas no le son favorables a Haley entre los republicanos. Trump la aventaja por más de 30 puntos. Pero New Hampshire es el único estado en el que ella podría recuperar terrenoo e intentar dar un golpe electoral para estimular su campaña casi moribunda.
En este estado las encuestas la dan perdedora, pero más cerca de Trump que en el resto del país. Según un sondeo del Washington Post y la Universidad de Monmouth realizado antes del retiro de DeSantis, Trump tiene el 52% entre los votantes potenciales, frente al 34% de la exgobernadora.
Sin embargo, New Hampshire es su oportunidad, quizás su última bala, porque allí la composición de los habitantes la beneficia: Haley, hija de inmigrantes de la India y de posiciones más moderadas que las de Trump, tiene más chances en el electorado de este estado del noreste del país donde hay más liberales y graduados universitarios, a diferencia de Iowa, que es más rural y conservador.
También el gobernador del estado, republicano moderado, respaldó a Haley y no a Trump y, además, en las presidenciales, el estado suele avalar a candidatos moderados, como sucedió con John McCain y Mitt Romney. Si bien Trump ganó con el 35% en 2016, los candidatos del establishment moderado se combinaron para acumular el 49 por ciento de los votos.
Además, los votantes independientes pueden participar en las primarias y algunos de ellos que detestan a Trump podrían ir a votar en la interna republicana para perjudicarlo.
Si no puede ganar en New Hampshire, no hay razón para pensar que Haley puede ganar en otro lugar. Necesita el impulso para llegar a la próxima cita en su propio estado, Carolina del Sur, donde las encuestas tampoco le son favorables. Perder allí sería demasiado así que podría bajarse antes.
Por eso ella, que evitó en general atacar con dureza a Trump, de 77 años, levantó un poco más la voz este lunes: «Necesitamos una líder de nueva generación», ddijo en referencia a la edad del republicano. Ella tiene 52 años.
El día anterior, en una entrevista, había cuestionado la capacidad cognitiva del expresidente. «Sencillamente no está al mismo nivel que en 2016. Creo que estamos viendo algo de ese declive. Pero más que eso, lo que diré se centra en el hecho de que sin importar de que se trate, el caos lo persigue», dijo a CBS, en referencias a los juicios que enfrente el magnate.
Y continuó: “No somos un país de coronaciones. Los votantes merecen elegir sobre si continúan por el camino de Trump y Biden, o si toman un nuevo camino conservador», dijo.
Trump, por su parte, atacó a su rival al decir que Estados Unidos necesita «un hombre fuerte» en la Casa Blanca. Ya antes la había calificado de «no suficientemente inteligente» y de no ganarse el respeto de los votantes. Incluso sugirió falsamente que, siendo hija de inmigrantes que aún no se habían convertido en ciudadanos cuando nació, no es elegible para postularse a la presidencia. Además la menciona por su nombre de pila «Nimrata» (por el que nunca ha sido conocida), burlonamente mal escrito como «Nimbra» para resaltar en forma despectiva sus orígenes.
Del otro lado del arco político, los demócratas celebran sus propias primarias en New Hampshire también este martes, pero en la carrera del oficialismo Biden no tiene prácticamente resistencia y su nominación se da por sentada.
El resultado republicano en este estado puede despejar el camino a Trump para poder enfocarse en sus juicios –está acusado por 91 delitos en diversos casos— y también en competir contra Biden en la carrera final para las presidenciales del 5 de noviembre.
Por ahora, Biden y Trump van parejos en las encuestas. Un promedio de los sondeos nacionales realizado por RealClearPolitics, le asigna un 44,3% de los votos al presidente contra 47,2% del magnate. Pero el hoy jefe de la Casa Blanca jura que es el único que ha vencido a Trump y que es el único que hoy puede repetir ese suceso.