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Iván Colmenares

         Perdonen que vaya a comenzar por el ego. A veces cuando veo los números en  Facebook, me  pregunto para qué uno escribe, pero Adalberto Pérez, responsable de la página web De Norte a Sur me envió  unos que me  sorprendieron, referentes  a mi artículo de la  semana  pasada. Lo cito textualmente: “Tu última columna la han  leído 12.693 personas  en  45 países. En Venezuela 7639, en Portuguesa 2107 y en Guanare 792”. Yo no sé a cuantos likes ha aumentado Tivo,  pero creo que te llevo una morenita. Pero además la publican en la que siempre he sentido como mi casa “Ultima Hora”, en Primicias Portuguesa, el semanario Centroccidente y de parte de mi colega, Enrique López. Por eso, el legendario periodista venezolano Kotepa Delgado insistía en que “escribe, que algo queda”.

         Aunque el régimen sigue acosando, tratando de  torpedear, faltándole el respeto oralmente, Machado sigue su ruta triunfante por Venezuela. Se escuchan voces importantes como la de Eduardo Fernández exhortándole a que siga luchando por su habilitación. Henri Falcón declara que “María Corina es el referente y el capital político más importante de la oposición”. Y lo es. No sé por qué hay gente que se empeña  en creer que cambiará el rumbo, si no es ella la candidata, a lo que desmiente inmediatamente con “nadie  nos sacará de la ruta electoral”. Pero es un mandato de más de dos millones de venezolanos, que en medio del cerco informativo y publicitario, decidió elegirla como la abanderada presidencial de una gran alianza nacional, y debe responder a ese mandato “hasta el final”, que no es como aspira la cúpula del régimen, la violencia a la que provocan permanentemente con su furia, que a veces no llega ni a flatulencia. Es la derrota electoral de esta revolución que significó una vulgar estafa al pueblo venezolano, en medio del más grande saqueo a una nación en el mundo entero.

         Mientras de este lado se está haciendo el trabajo de los 600K, de los comanditos por Venezuela, de los equipos municipales y parroquiales, uno ve que Maduro al fin salió para la calle a ver si reconquistan parte de lo que abandonaron, que todos los días inventa una vaina en una cadena, que Diosdado pasa por donde ya ha ido María Corina, pero que empeñan en presentar una unidad roja  rojita que nadie ve. Y entonces, aparece Héctor Rodríguez, gobernador de Miranda, con una declaración, que aunque fuese una jugada publicitaria, pudiera tener la franqueza de aquella lamentable frase de otrora del joven mandatario de que si educa a la gente, dejan de ser revolucionario. Rodríguez sorprende cuando afirma que  “muchas veces se utiliza el bloqueo y las sanciones para justificar la ineficiencia”. Si eso no es, una cachetada al Presidente, de quien muchas veces, los suyos hablan de que se preocupa pero no se ocupa, no sé qué será. Y eso vale, para esa oposición sodomizada que asiste al hemiciclo de la Asamblea Nacional, para hablar en nombre del país, donde apenas el 7 por ciento, dice que puede votar por ellos y entre todos, no le ganan a Maduro, que apenas llega al 10 o 12 por ciento.

         Por eso, hay que tener clara la ruta. La Plataforma convocó a unas primarias, con una Comisión Nacional de primera. El pueblo escogió una candidata con el 92 por ciento y arrasó con una manera de hacer política, que lucía ante la gente como colaboracionista. El gobierno también la tiene clara, aunque el PSUV no, pero como mandan los cubanos, su candidato sigue siendo Nicolás. Las encuestas le señalan el camino. Si María Corina es candidata los arrasa. Pero si no lo es, el que ella diga ganará también aunque con menos porcentaje. Yo creo que aquí, la incertidumbre juega un papel muy importante, porque los datos de migrantes por el Darién, abonan la desesperanza. Pero también veo el quid de la cuestión.

         Al PSUV el 21 de noviembre les dio una lección que aprendieron. Donde perdieron, fueron arrinconados a uno o dos concejales. Imagínense un partido que dice tener no sé cuántos millones de militantes, desnudos ante el mundo con unos dos  millones de votos. Ese es el terror del oficialismo. Sí,  controlarán durante un año la AN, los poderes electoral, judicial y ciudadano, pero la calle, que la perdieron hace tiempo, le pertenecerá al optimismo, a la alegría, a la esperanza, al compromiso de una mejor Venezuela.

         Por eso, el camino más útil para estos días es una transición negociada, al estilo España o Chile o para resumirlo con el Mariscal Sucre: “Honor al vencido, gloria al vencedor”.