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José Luis Centeno S. (@jolcesal)

La defensa espiritual, tan importante como cualquier otra estrategia o acción en el país.

La protección y el fortalecimiento del espíritu y la fe de los venezolanos es crucial en medio de la crisis que enfrenta el país. El enfoque en lo espiritual, resalta la importancia de abordar no solo los aspectos materiales y políticos, sino también los espirituales, particularmente ante la desesperanza volcada sobre la sociedad.

La defensa espiritual de Venezuela implica invocar la ayuda divina, la fe y la oración para superar los desafíos y encontrar soluciones. Al llamarlo una “prioridad”, se enfatiza que la defensa espiritual no debe pasarse por alto. Es tan importante como cualquier otra estrategia o acción para la recuperación de Venezuela.

En un mundo donde las estrategias políticas, económicas y militares ocupan el centro del escenario, a menudo olvidamos la importancia de la defensa espiritual. Sin embargo, esta dimensión es crucial para el bienestar de una nación y su gente.

¿Qué significa la defensa espiritual? No se trata solo de rituales religiosos o prácticas esotéricas. Es más profunda y abarca aspectos fundamentales de la vida humana, como, por ejemplo:

Cultivar una fortaleza interior que nos permita enfrentar desafíos con serenidad y esperanza. Siendo una realidad, que, en momentos de crisis, la fe, la meditación y la conexión con lo trascendental nos brindan la fuerza necesaria para resistir y superar obstáculos.

Por otra parte, la defensa espiritual promueve la ética, la justicia y la compasión. Cuando los ciudadanos viven según estos valores, la sociedad se fortalece, ya que una nación fuerte no solo se basa en su poderío militar o económico, sino también en sus valores y principios.

De especial significación es la resiliencia social que entraña la defensa espiritual. La espiritualidad nos conecta con algo más grande que nosotros mismos. En tiempos de crisis, esta conexión nos ayuda a mantener la esperanza y a apoyarnos mutuamente en la búsqueda de soluciones conjuntas.

Adicionalmente, comporta una visión a largo plazo. La defensa espiritual nos recuerda que nuestras acciones tienen consecuencias más allá del presente inmediato y al considerar el bienestar de las generaciones futuras, tomamos decisiones más sabias y sostenibles.

¿Por qué es importante la defensa espiritual? Es importante por implicar un equilibrio integral. Una nación equilibrada no solo se preocupa solo por su economía o seguridad, sino también por el bienestar emocional y espiritual de sus ciudadanos. También por conferir resistencia frente a la adversidad. En momentos de crisis, la espiritualidad nos da la fuerza para resistir y adaptarnos.

Por si fuera, la defensa espiritual contribuye a la prevención de conflictos. Cuando las personas cultivan valores como la tolerancia y la compasión, se reduce la probabilidad de conflictos internos y externos.

Por ello, la defensa espiritual es un pilar fundamental para el desarrollo sostenible de un país. No debemos subestimar su importancia ni relegarla a un segundo plano. Es hora de reconocer que la fortaleza de una nación también reside en su alma.

La palabra “espiritual” sugiere unidad, esperanza y resistencia. La defensa espiritual puede unir a las personas en una causa común, inspirándolas a perseverar incluso en tiempos difíciles. Es un llamado a la acción que trasciende lo material y apunta al corazón y la mente de la nación.

En medio de la tormenta, cuando las sombras amenazan con oscurecer nuestra esperanza, recordemos que la verdadera fortaleza reside en nuestro espíritu. Hoy, más que nunca, debemos unirnos en un propósito común: la defensa espiritual de nuestra amada Venezuela.

¿Cómo materializar la defensa espiritual de Venezuela? Dedicando tiempo a invocar la ayuda divina, la fe y la oración; a la oración con fe, con la certeza de que Dios responderá nuestras plegarias, con la convicción que fortificará la esperanza de los venezolanos.

Y es que la esperanza está intrínsecamente ligada a la fe. La Biblia dice que la oración eficaz del justo puede mucho (Santiago 5:16). En ese contexto, la palabra “esperanza” implica una expectativa positiva del futuro. Aunque las circunstancias actuales no sean favorables, la esperanza nos dice que las cosas mejorarán.

La mujer del flujo de sangre en el evangelio de Mateo (Mateo 9:20-22) es un ejemplo de esta expectativa positiva. A pesar de su enfermedad y decepciones anteriores, su fe y esperanza la llevaron a tocar el manto de Jesús y recibir sanidad.

¿Qué tienes que perder al intentarlo? La invitación es a dedicar un tiempo diario para orar, a unirnos en la fe, asumiendo la oración como un acto de firmeza y un recordatorio de que somos más que nuestras circunstancias. Creyentes o no, todos somos parte de esta búsqueda. La esperanza está aquí, palpable y vibrante.

En cada amanecer o crepúsculo, en cada oración, en cada acto de solidaridad, estamos defendiendo a Venezuela. No somos meros espectadores; somos protagonistas de esta historia. La protección divina nos rodea, y la unidad en la oración nos fortalece. Sigamos adelante, con fe y determinación.