Iván Colmenares
El jueves y el viernes pasado fueron días de contrastes premonitorios. La prepotencia roja quiso encarar con su abuso de poder, su peculado y malversación cotidianos, y esa enorme frustración de no poder recoger el agua que botaron, no a María Corina Machado, si no al pueblo portugueseño, que se dio un banquete de fe y optimismo con la gira de la líder que escogió el país para enfrentar a este aquelarre infame que lo gobierna.
Pero para que tenga validez el título de este artículo comencemos por la ExpoVenezuela que organizó el Ministro de Agricultura en Araure, donde apareció sorpresivamente el candidato Presidente. A mediados de abril, llegó Maduro y se montó en un jeep, donde metieron en el cajón de atrás como un saco de papas, al gobernador de Portuguesa y sin que mediara ninguna cortesía, el Presidente descargó a Cedeño por las ambulancias y las patrullas exhibidas. ¿Qué hacen aquí esos vehículos que no están prestando servicio a la gente? reclamó “evidentemente molesto” el inquilino de Miraflores. Y más atrás, Wilmar Castro que lo pasa de vaina, le echó sal a las heridas. Ese fue un regaño “mayestático”. Ni siquiera lo subieron al presídium.
Lo demás fue el resultado de la concentración de Turén, que dio pena ajena. Colocaron la tarima a una cuadra de la asamblea de María Corina, y ya antes habían paseado los perros antidrogas por el camión nuestro, las cornetas, ordenando que apagaran el sonido, por supuesto, nadie les paró bolas, pero ellos, con la incitación y la provocación por delante. Más de 180 buses y busetas se contaron provenientes de Lara, Cojedes y por supuesto de Portuguesa. O no llevaron gente, sólo pagaron para intimidar, o se regaron por Villa Bruzual, ante el inclemente sol y nos imaginamos, pasando hambre hereje. Las caras de Cabello, que le pone empeño a cada actuación, Tivo y Cavallo, de quien me dijeron que no hace obras, pero compra casas, eran un poema.
Nos les vale todo el dineral que manejan en lugar de invertirlo en las necesidades prioritarias de la gente. Así va a hacer el chorro de real que dilapidarán en vano, infructuosamente, en este evento. El que les salió bien para que negarlo, pero sin superarnos ni siquiera al nuestro en Turén, fue Biscucuy. Allí se dieron duro. Primero venían picados de la monstruosa Semana del Caficultor organizada por el imbatible Jóbito Villegas, con un colofón espectacular, donde más de 14 mil personas bajaron el telón de la celebración. Al día siguiente, el gobierno bacheó calles, cortó árboles, militarizó la capital sucrense, con doble intención. Llegaban el rey de la represión y la capitana del destino de los venezolanos. Trajeron buses de Lara, Trujillo, Barinas y de todo el estado y aunque no se pudo hacer lo que se esperaba, la gente nuestra esperó a María Corina con respeto y sin caer en provocaciones.
Lo demás fue tendencia nacional. Desde Capriles en el 2012, Portuguesa no vivía esa sensación de victoria y en aquella oportunidad, perdimos e hicimos perder. En el 2015, el país aplastó al chavismo en la Asamblea Nacional, pero sacamos un diputado. La desunión nos impidió avanzar más. Pero en el 2021, las cosas se vienen enderezando, porque cuatro líderes indiscutibles se convirtieron en alcaldes con victorias arrolladoras. Y rompieron el celofán rojo.
Hoy hay otra historia. Este tsunami de fe que impulsa María Corina, que ha aguantado la arremetida misógina de esta dictadura, viene creciendo como la espuma y Portuguesa fue escenario de esa inmensa esperanza que se anida en el pecho de cada mujer, de cada hombre o joven de este territorio.
Chabasquén, al que llegó con varias horas de retraso por los obstáculos puestos por el régimen, sobre todo en el municipio Sucre, y la pésima vialidad de la troncal Biscucuy-Chabasquén-Guarico, fue una explosión de optimismo y compromiso. Guanarito fue tendencia nacional en las redes, por los cuatrocientos motorizados que la recibieron y escoltaron y por la multitudinaria recepción que le dieron los habitantes de esa tierra de gracia.
A su paso por La Recta, Biscucuy, Las Cruces, Mesa de Cavacas, Papelón, Ospino, un toque que la dictadura y sus adláteres, pretendieron convertir en fracaso, Píritu, fueron demostraciones espontáneas de cariño, afecto, de compromiso de lucha por el futuro inmediato del país. Y Turén, que para nosotros siempre ha sido un duro hueso de roer, fue el broche de oro de esta gira impresionante de una mujer que se convirtió en el Josué que nos hará tomar posesión de la tierra prometida.
Por ello celebramos lo que pasó y ojalá sirva para unirnos más. Hay diferencias como en todo, pero deben ser superadas. El mensaje claro de María Corina es el compromiso con la gran alianza nacional, destacando su llamado a la conformación de los 600K que son diez personas en cada mesa de votación y los comanditos, Tenemos 90 días para eso. Pero vamos bien. Para que Portuguesa no vuelva a ser, la cenicienta democrática del país.