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Vladímir Putin inició el martes su quinto mandato como presidente de Rusia con una opulenta ceremonia de toma de posesión en el Kremlin, luego de destruir a sus rivales políticos, lanzar una devastadora guerra en Ucrania y consolidar todo el poder en sus manos.

En la ceremonia celebrada en el ornamentado Gran Palacio del Kremlin, Putin colocó una mano sobre la Constitución y prometió defenderla ante la mirada de una multitud de mandatarios cuidadosamente seleccionados.

“Somos un pueblo unido y grande y juntos superaremos todos los obstáculos y realizaremos nuestros planes. Juntos ganaremos”, dijo Putin tras tomar posesión del cargo.

Desde que sucedió a Boris Yeltsin en la presidencia a finales de 1999, Putin ha transformado a Rusia de un país que salía del colapso económico en un paria que amenaza la seguridad global. Tras la invasión de Ucrania en 2022, que se ha convertido en el mayor conflicto en Europa desde la Segunda Guerra Mundial, Rusia ha recibido intensas sanciones de parte de Occidente y está recurriendo a otros regímenes como China, Irán y Corea del Norte en busca de apoyo.

El nuevo mandato de Putin, que lleva más de un cuarto de siglo en el poder y es el líder del Kremlin con más años en el cargo desde Josef Stalin, no expira hasta 2030, cuando podría optar a otro periodo de seis años.

En una puesta en escena muy coreografiada, Putin fue fotografiado en su oficina revisando unos papeles antes de recorrer los largos pasillos del Kremlin parándose, en un momento dado, a observar un cuadro de camino al acto.

Su guardia de honor lo esperó bajo la lluvia y el aguanieve durante horas en una fría mañana mientras el mandatario hacía el corto trayecto hasta el palacio en su limusina Auras.

Putin aprovechó los primeros instantes de su quinto mandato para dar las gracias a los “héroes” de su guerra en Ucrania y para criticar a Occidente.

Moscú “no rechaza el diálogo con los estados occidentales”, apuntó indicando que “la elección es suya: ¿pretenden seguir intentando contener a Rusia, continuar con la política de agresión, de presión continua sobre nuestro país durante años, o buscar un camino de cooperación y paz?”.

El líder ruso fue recibido con aplausos a su entrada a la sala donde lo esperaban las más de 2.500 personas que, según su vocero Dmitry Peskov, estaban invitadas a la ceremonia. Entre ellas había altos cargos del gobierno ruso y personalidades como el actor estadounidense Steven Seagal.

Un diplomático francés, que habló bajo condición de anonimato, confirmó que el embajador de Francia en el país asistió a la toma de posesión.

La embajadora de Estados Unidos, Lynne Tracy, no estuvo presente y la agencia noticiosa estatal rusa Tass dijo que estaba fuera del país.

La pregunta ahora es qué hará Putin, de 71 años, a lo largo de otros seis años, tanto a nivel interno como internacional.

Las fuerzas rusas están ganando terreno en Ucrania, desplegando tácticas de tierra quemada mientras Kiev hace frente a la escasez de efectivos y munición. Ambos bandos están sufriendo bajas considerables.

Ucrania ha llevado la batalla a suelo ruso con ataques con aviones no tripulados y misiles, especialmente sobre las regiones fronterizas. En un discurso en febrero, Putin se comprometió a cumplir los objetivos de Moscú en Ucrania y a hacer lo que sea necesario para “defender nuestra soberanía y la seguridad de nuestros ciudadanos”.

Poco después de su orquestada reelección en marzo, Putin sugirió que una confrontación entre la OTAN y Rusia es posible, y declaró que quería establecer una zona de seguridad en Ucrania para proteger a su país de los ataques transfronterizos.

En Rusia, su popularidad está estrechamente vinculada a la mejora del nivel de vida de los rusos de a pie.

El martes volvió a prometer un futuro próspero a la población, que desde la invasión de Ucrania ha visto cómo el costo de la vida se ha encarecido.

En 2018, inició su mandato con la promesa de situar a Rusia entre las cinco mayores economías del mundo, apuntando que sería una nación “moderna y dinámica”. En su lugar, la economía rusa ha virado hacia una base bélica, con un gasto récord en defensa.

Los analistas sostienen que ahora que Putin se ha asegurado otros seis años en el poder, el gobierno podría tomar medidas impopulares como subir los impuestos para financiar la guerra o presionar a más hombres para que se alisten en el ejército.

Con el inicio del nuevo mandato, el gobierno se disolverá para que Putin pueda nombrar un nuevo primer ministro y un nuevo ejecutivo.

Uno de los departamentos a tener en cuenta es el Ministerio de Defensa.

El año pasado, el ministro de Defensa, Sergei Shoigu, se vio presionado por su gestión de la guerra y el líder mercenario Yevgeny Prigozhin lanzó duras críticas en su contra por la escasez de munición para los efectivos de su empresa que combatían en Ucrania. La breve revuelta de Prigozhin en junio contra el Ministerio de Defensa fue la mayor amenaza al gobierno de Putin.

Tras la muerte de Prigozhin dos meses después en un misterioso accidente de avión, Shoigu parecía haber sobrevivido a las luchas internas. Pero el mes pasado, su protegido, el viceministro de Defensa Timur Ivanov, fue detenido acusado de sobornos en medio de reportes sobre una corrupción desatada.

Algunos analistas han sugerido que Shoigu podría convertirse en una víctima de la reorganización del gobierno, aunque esto sería una medida audaz ya que el país sigue librando una guerra en Ucrania.

En los años posteriores a la invasión, las autoridades han perseguido cualquier forma de disidencia con una ferocidad nunca vista desde la época soviética.

Putin indicó el martes que seguirá silenciando a sus críticos. Pidió a los asistentes al acto en el Gran Palacio del Kremlin que recordaran el “trágico costo de la agitación y las convulsiones internas” y dijo que Rusia “debe ser firme y absolutamente resistente a cualquier desafío y amenaza”.

Putin inicia su quinto mandato sin apenas oposición política en el país.

Su principal rival, el líder opositor Alexei Navalny, falleció en una colonia penal en el Ártico en febrero. Otros críticos destacados han sido bien encarcelados o han huido del país, y algunos de sus contrario en el extranjero temen por su seguridad.

Se han impuesto normas que amenazan con largas penas de cárcel para quien desacredite al ejército. El Kremlin ataca también a los medios independientes, a los grupos de derechos humanos, a activistas LGBTQ+ y a otros que no concuerdan con lo que Putin ha subrayado como los “valores familiares tradicionales” de Rusia.