En medio del peor momento de Joe Biden en su carrera por la reelección, cuando muchos en el partido demócrata le piden que de un paso al costado en su candidatura, Barack Obama decidió salir en su rescate con un categórico mensaje en redes, tras el pésimo desempeño del actual mandatario en el debate presidencial del jueves por la noche con Donald Trump.
«Las malas noches de debate suceden», dijo Obama. «Créanme, lo sé», agregó, tratando de restarle dramatismo al papel que dejó Biden en su participación en CNN, en la que se lo vio dubitativo, por momentos perdido, contradictorio y sobre todo débil frente a un Trump empoderado, que aprovechó cada momento que pudo para mostrarse como el mejor candidato para la Casa Blanca.
El expresidente fue categórico en ese sentido. «Anoche eso no cambió, y es por eso que hay tanto en juego en noviembre», escribió Obama.
Anoche, ante casi 48 millones de personas que lo vieron por CNN y un sinnúmero que siguió las repercusiones posteriores en redes, la principal misión de Biden era defender su gestión, pero ante todo despejar dudas sobre su edad y su agudeza mental.
Una encuesta posterior al cara a cara exhibió el fracaso del demócrata en ese objetivo: la señal de noticias que organizó el encuentro reveló que para un 67% de los votantes Trump había ganado el debate, mientras que sólo un 33% se inclinó por el presidente.
En ese contexto, una columna de opinión de Thomas Friedman, uno de las firmas más destacadas de The New York Times sirvió como el resumen perfecto del sentimiento de muchos de sus partidarios en medio de la emoción violenta que les generó el debate.
«No puedo recordar un momento más desgarrador en la política de la campaña presidencial estadounidense en mi vida, precisamente por lo que reveló: Joe Biden, un buen hombre y un buen presidente, no tiene por qué postularse para la reelección«, escribió Friedman.
Biden reapareció tras el debate y dijo que quiere ganar
El pésimo desempeño de Biden hizo que muchos demócratas pongan en duda su continuidad como candidato. Sin embargo, él se encargó de desmentir versiones de que declinaría su reelección al reaparecer hoy, viernes, en una actividad de campaña.
«Estoy en Carolina del Norte por una razón, porque tengo la intención de ganar este estado en noviembre. Si ganamos aquí ganamos las elecciones», dijo.
En ese baño de masas, en el que los seguidores interrumpieron su discurso de forma constante en favor de cuatro años más suyos en el poder, Biden intentó acallar el temor despertado en sus filas defendiendo su capacidad para el cargo.
«No me presentaría de nuevo si no creyera con todo mi corazón y mi alma que puedo hacer el trabajo. Hay demasiado en juego», sostuvo. El demócrata, de 81 años, admitió que no camina «con tanta facilidad» como solía, que no habla de manera «tan fluida» y que no debate tan bien como en el pasado. «Pero esto es lo que sé. Sé decir la verdad. Sé hacer mi trabajo. Obviamente sé que no soy un hombre joven«.
En su opinión, en las elecciones del próximo 5 de noviembre hay una opción clara: «Donald Trump destruirá la democracia. Yo la defenderé. (…) ¿Vamos a dejar que Trump ataque de nuevo nuestra democracia? No lo creo«.
Biden aprovechó el escenario para recalcar que en su cara a cara del jueves, que tuvo lugar en el plató de la cadena CNN en Atlanta, el político republicano «batió un nuevo récord de mentiras en un solo debate».
«Me pasé 90 minutos debatiendo con un tipo que tiene la moral de un gato callejero», subrayó repitiendo una expresión utilizada también la víspera. El presidente estuvo acompañado de la primera dama, Jill Biden.
Con un vestido negro estampado con la palabra VOTE (vota) en blanco, ella fue la primera en defender el cuestionado desempeño del jueves de su marido.
«Ayer vieron a Joe Biden, a un presidente con integridad y personalidad, que dijo la verdad. Joe ha ayudado a curar nuestro país y nos está ayudando a todos a recuperarnos del caos de la anterior Administración», concluyó.
Biden tiene un una desventaja de seis puntos frente a Trump en la media de encuestas en Carolina del Norte y si el debate afecta negativamente a la intención de voto por el demócrata, el margen sería un abismo en términos estadísticos.