Joel Enrique Silva Silva*
Seguimos en la digestión del 28 de julio, con más preguntas que respuestas, muy especialmente con la postura de EEUU hacia Venezuela, lamentablemente en una sociedad que era en los años setenta del siglo XX, una democracia que daba ejemplo al mundo entero y, en materia de soberanía no tenía nada de qué avergonzarse, considerando los niveles de influencia y de incidencia en el comportamiento de países en precariedad política y de libertad, casos como en Centroamérica (Nicaragua, Guatemala, El Salvador), en Suramérica (Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú), sin dejar de contar el caso del exilio argentino y chileno, a propósito de las dictaduras de Videla y Pinochet.
Algunos analistas políticos, alta clase contrincante, hablan de opciones: negociación para acuerdos de alternancia, incremento o enardecimiento de sanciones y/o gobiernos paralelos (otra vez) sometido a un posible triunfo del magnate Donald Trump en su intento de regresar a la Casa Blanca. Incluso han sugerido un escenario a lo más extremo, tal como violencia directa que no encaja en la perspectiva de la administración culminante de Biden, no obstante el gigante del mundo en algunas ocasiones ha recurrido a intervenciones con fines geopolíticos.
El expresidente mexicano Vicente Fox declaró reciente: “ya es momento de pasar a la acción. Es hora que alguien saque a este dictador, alguien debe hacerlo desaparecer”. A cualquiera le daría bencina, muy particularmente a aquellos impotentes políticos que perdieron el vigor o que no tienen que decir a sus todavía seguidores, o la clase ciudadana que no encuentra réplicas a los atropellos del gobierno que lejos de irse a la resistencia, se escondieron en conchas o se fueron del país, al punto de desaparecer (incluso sus militantes), tal como reciente nos confesó un político opositor de la entidad que trata de seguir la pelea.
Se ha referido muy trivialmente la presencia en territorio venezolano de mercenarios militares privados para entregar al dictador y sus secuaces, so pena de lograr un incremento en la recompensa que prometió la administración Biden-Harris a cien millones de dólares por los cotizados. Incluso, un alto empresario norteamericano (Erik Prince), influencer en las redes sociales y especialista en la industria bélica, sugirió que esas recompensas se pueden sufragar con los dividendos de activos de capitales y empresas venezolanas que están en manos de la potencia del norte.
Lo que si es cierto es que EEUU no ha determinado una maniobra concreta hacia Venezuela, en el deseo que tienen sus pobladores, encontrar una resolución a la calamidad que se vive y que no amaina, al contrario se va extendiendo en el tiempo, al punto que la gente que vive y sufre en el territorio, no percibe cuando esa crisis incrementa o se modera, ya que no hay cosa que no se haya vivido.
Pero la solución está en la propia gente, en el mismo pueblo, en el llamado soberano, en los electores que votaron, los militares dignos del gentilicio, aquellos que no le rinden pleitesía y veneración, al retrato de Fidel, el Che, Marx, Stalin, Noriega, Kirchner, pura sarna.
*Periodista, Abogado. joelsilva16@gmail.com