Desde que España decidió conceder asilo político al ex candidato opositor venezolano Edmundo González Urrutia, el gobierno de Pedro Sánchez enfrenta una tensión con el gobierno de Nicolás Maduro que este viernes alcanzó su pico más álgido: Venezuela citó al embajador español en Caracas y llamó a consultas a su representante en Madrid.
La presencia en España de González Urrutia, agrava la crisis interna española y vuelve cada vez más áspero su vínculo con el gobierno venezolano.
El miércoles, después de que el Congreso de los Diputados aprobara el reconocimiento del opositor como ganador de las elecciones venezolanas, el presidente del Parlamento -que en Venezuela llaman Asamblea Nacional- pidió el cese inmediato de relaciones con España.
“Que se rompan de inmediato todas las relaciones diplomáticas, todas las relaciones comerciales”, exigía Jorge Rodríguez, hermano de la vicepresidenta de Maduro y al frente de la Asamblea Nacional.
España es el tercer cliente de Venezuela en la compra de petróleo, la principal riqueza del país latinoamericano. Para España, Venezuela es el noveno proveedor de crudo.
En uno y otro continente, las relaciones se iban caldeando pero los gestos antagónicos no desbordaban el plano doméstico. Ni el gobierno de Maduro ni el de Sánchez, únicos responsables de marcar la política exterior de sus países, movían ficha. Hasta este viernes.
El episodio que desató el enojo de Venezuela fueron las últimas declaraciones de la ministra de Defensa española, Margarita Robles, que lo definió como una “dictadura”.
Fue el jueves, durante la presentación de un libro en el Ateneo de Madrid. Convocada sobre el escenario para reflexionar sobre la novela “El niño que perdió la guerra” que presentaba junto a su autora, la escritora Julia Navarro, la ministra de Defensa dijo: “Recuerdo a los hombres y mujeres de Venezuela que han tenido que salir de su país, precisamente por la dictadura que viven”.
En la platea la escuchaban, entre otras personalidades, el ex presidente Felipe González -quien este viernes se reunió con Edmundo González Urrutia-, el juez Manuel Marchena y la nueva presidenta del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial, Isabel Perelló.
Desde Caracas, el ministro de Relaciones Exteriores venezolano, Yvan Gil, calificó de “groseras” e “insolentes” las palabras de la ministra española. Y este viernes decidió llamar a consultas al embajador del Reino de España en Venezuela, Ramón Santos. Convocó también a su embajadora en Madrid, Gladys Gutiérrez.
El ministro de Asuntos Exteriores español, José Manuel Albares, hace equilibrio: “Llamar a consultas son decisiones soberanas de cada Estado, por lo tanto no hay nada que comentar”, dijo este viernes.
Crisis interna
González Urrutia lleva apenas cinco días exiliado en la capital española y, puertas adentro, su presencia fue la excusa perfecta para profundizar el enfrentamiento entre el gobierno PSOE-Sumar y la oposición que lidera el Partido Popular, dispuesto a desgastar a Sánchez agitando la bandera del reconocimiento del opositor como presidente electo de los venezolanos.
España, como el resto de los países que integran la Unión Europea, no acepta el triunfo electoral de González Urrutia ni la autoproclamación como vencedor de Maduro, hasta que presentem las actas de los comicios.
Sin embargo, el PP encabezó una proposición no de ley en el Congreso para presionar al gobierno de Pedro Sánchez a reconocer la legitimidad del opositor como presidente elegido en la urnas.
El PP piensa ampliar la iniciativa -que sólo tiene valor simbólico- al Senado, donde cuenta con mayoría absoluta, para luego proyectarla fuera de España y debatirla en el Parlamento europeo.
“Lamento profundamente que España no defienda la democracia en Venezuela. Y lamento profundamente que nuestras relaciones históricas, culturales y de hermandad que hemos mantenido con las naciones hispanoamericanas se quiebren por intereses ideológicos, políticos o económicos del gobierno socialista español”, dijo Alberto Núñez Feijóo, presidente del PP.
“En todos los países europeos estamos diciendo: ‘Primero las actas y luego el reconocimiento’. Y además hay que evaluar si ese reconocimiento sirve de verdad para defender la democracia en Venezuela”, defendió la postura del gobierno el vocero del PSOE en el Congreso, Patxi López.
“Nos creen colonia y se creen imperio”
“¿Qué carajo tiene que ver el Reino de España o el Congreso de España con los asuntos internos de Venezuela?”, estallaba el ministro del Interior venezolano, Diosdado Cabello.
“Nos creen colonia y ellos se creen imperio”, agregó.
“De aquí los echamos, hace 300 años, y los vamos a volver a echar cada vez que intenten meterse en los asuntos internos de Venezuela. A ellos y a cualquier imperialista”, exageró el ministro del Interior de Maduro.
Edmundo González Urrutia visitó el jueves a Pedro Sánchez en el Palacio de la Moncloa. El encuentro, despojado de todo gesto de institucionalidad -sin la presencia del representante de las relaciones exteriores de España ni banderas de por medio- se limitó a un paseo informal por los jardines de la casa de gobierno. Sin corbata, el presidente Pedro Sánchez recibió al venezolano con saco y camisa. González Urrutia, de traje, asistió acompañado por Carolina, su hija menor.
“Doy una cálida bienvenida a nuestro país a Edmundo González Urrutia, a quien acogemos mostrando el compromiso humanitario y la solidaridad de España con los venezolanos”, expresó Sánchez en sus redes fingiendo demencia ante el reclamo de cortar las relaciones entre ambos países.
“España sigue trabajando en favor de la democracia, el diálogo y los derechos fundamentales del pueblo hermano de Venezuela”, posteó el jefe del gobierno español.
El opositor al chavismo, que este viernes también se reunió con el ex presidente del PP Mariano Rajoy, hizo circular un comunicado en el que aseguraba: “Mi compromiso con el mandato que he recibido de parte del pueblo soberano de Venezuela es irrenunciable”.