COMPARTIR

Las principales empresas de redes sociales estadounidenses a veces describen la tarea de identificar la desinformación y otros materiales malintencionados impulsados por actores de Estados como un interminable juego del gato y el ratón.

Esta semana, varios de ellos han hecho una jugada importante en ese juego al expulsar de sus plataformas a RT y a la red de medios de comunicación de propiedad estatal rusa relacionada con ella, una medida que a corto plazo reducirá drásticamente el número de espectadores de la cadena, dijeron analistas de medios de comunicación.

Pero el Kremlin, cuando se vio obstaculizado en el pasado, ha ideado rápidamente nuevas formas de difundir su mensaje, señalaron, y RT puede pasar a otros medios para su distribución.

Casos

Tomemos, por ejemplo, cuando hace apenas dos años Canadá y la Unión Europea prohibieron totalmente la emisión de RT.

La audiencia en distintos países de canales como RT Deutsch y RT France se desplomó de inmediato, pero a los pocos días aparecieron nuevas páginas que imitaban exactamente a RT con nombres distintos, no relacionados, que no estaban bloqueados y aparecían en los resultados de las búsquedas de internet, señalaron los expertos.

“Esto no colapsa su audiencia”, dijo Bret Schafer, investigador del German Marshall Fund, refiriéndose a la nueva prohibición.

Schafer es coautor de un informe en el que se examina la continua difusión de contenidos de RT tras la prohibición anterior, motivada por la invasión rusa a Ucrania en 2022.

“Si eres un seguidor realmente acérrimo de RT, encontrarás la manera de acceder a ella”, dijo.

“Lo que esto perjudica en realidad es su capacidad para expandir plataformas, llegar a nuevas audiencias, ponerse delante de personas que no están buscando activamente RT”.

Durante la última década, el Kremlin buscó estrangular a todos los medios de comunicación nacionales independientes, expulsando a gran parte de ellos del país.

Pero también se esforzó por crear una red estatal de difusión internacional para acabar con lo que el presidente Vladimir Putin calificó de “monopolio” occidental de la información a escala mundial.

RT es el pilar central de esa red.

Las páginas web de RT y otros medios afines, como Sputnik, han conseguido una audiencia mundial en Facebook de más de 88 millones de seguidores, según datos publicados en CrowdTangle a principios de este año.

El mensaje básico de RT de que Occidente sigue siendo un agresor imperialista encajaba bien con la desconfianza generalizada hacia Estados Unidos y Europa.

El lunes, Meta, la empresa matriz de Facebook, Instagram y WhatsApp, y Alphabet, propietaria de YouTube, prohibieron RT y las organizaciones relacionadas controladas por Rossiya Segodnya, una organización paraguas que agrupa los medios de comunicación estatales rusos.

La prohibición cortó múltiples arterias del acceso directo de las redes a su audiencia.

Los expertos afirman que no hay duda de que las redes rusas perderán una parte significativa de sus seguidores; las páginas de Facebook que atraían a 88 millones de personas han sido eliminadas, por ejemplo.

“No se puede recrear una de estas plataformas masivas de medios sociales de la noche a la mañana”, dijo Emerson T. Brooking, miembro residente del Laboratorio de Investigación Forense Digital del Atlantic Council.

Pero RT y las redes relacionadas tienen muchas otras opciones para difundir su mensaje, entre otras cosas porque son extremadamente populares en América Latina, el Medio Oriente y África.

El uso de páginas que duplican su contenido significa que no solo aparecen en los resultados de las búsquedas, sino que su contenido también puede publicarse en lugares como Reddit o WhatsApp sin que necesariamente salten las alarmas.

Además, han proliferado otras plataformas, como Telegram y X, que no las han prohibido.

América Latina

En América Latina, por ejemplo, RT y otras cadenas afines cuentan con un sistema de distribución multitentacular que incluye emisiones televisivas de fácil acceso, así como múltiples plataformas de medios sociales, según Douglas Farah, presidente de IBI Consultants y autor principal de un informe sobre la influencia de RT en América Latina publicado por el Instituto de la Paz de Estados Unidos.

La propia RT ha establecido una enorme presencia en México, con su división latinoamericana, Actualidad RT, apareciendo en vallas publicitarias por Ciudad de México a principios de este año.

La cadena de televisión teleSur, creada por Venezuela, Cuba y otros países, emite contenidos de RT directamente en todo el continente, dijo Farah.

Canal Red, una cadena en línea fundada el año pasado en España, también se hace eco de contenidos de RT y ha contratado al menos a un destacado locutor que trabajó anteriormente para la cadena rusa.

Niega vínculos con Rusia y se considera neutral.

Farah dijo que en los últimos meses, en América Latina, las redes aliadas rusas se han vuelto mucho más agresivas a la hora de atacar a Ucrania y calificarla como un nido de nazis.

En general, hacer hincapié en la reputación tradicional de Estados Unidos como potencia prepotente y explotadora es uno de los pilares del mensaje de las emisoras, lo que les ayuda a encontrar un público simpatizante en la región, al igual que en el Medio Oriente.

“Una gran parte de la estrategia de relaciones públicas de Rusia consiste en aprovechar las críticas a Estados Unidos y, en términos más generales, a la política occidental en diferentes lugares, y ahora mismo lo tienen más fácil en el mundo en ese sentido porque la política estadounidense en lo que respecta a Israel y Gaza es increíblemente impopular en todo el mundo”, dijo H. A. Hellyer, académico no residente en política de Medio Oriente del Fondo Carnegie.

“Se obtiene una cobertura mucho más empática hacia los palestinos en RT que en otros medios de comunicación en lengua inglesa”.

Según el Departamento de Estado de EE.UU., RT gestiona en secreto un medio de comunicación en línea, African Stream, a través de una amplia gama de plataformas.

African Stream asegura que es un medio de comunicación independiente centrado en temas africanos, y ha emitido un comunicado en el que niega cualquier vínculo con RT.

Sin embargo, según un análisis del Observatorio de Internet de la Universidad de Stanford, la cadena ha difundido a menudo mensajes prorrusos y antioccidentales.

En lo que respecta a Estados Unidos, RT, como cadena de televisión, nunca ha atraído a un público amplio, aunque los expertos dijeron que algunos medios de comunicación en línea, como Infowars, han compartido sus artículos.

Sarah Ann Oates, coautora del nuevo libro Seeing Red: Russian Propaganda and American News, afirmó que muchos de los temas de discusión rusos, como la afirmación de que la democracia estadounidense está en crisis, seguirán difundiéndose en Estados Unidos, en gran parte porque el expresidente Donald Trump y sus partidarios los expresan.

“Esto es mucho más efectivo que esta o aquella plataforma”, dijo.

Aún así, una serie de casos penales en EE.UU. contra RT anunciados este mes podrían plantear preguntas sobre la información que difunde que podrían alejar a los espectadores no ideológicos, afirmaron Oates y otros.

Los gigantes de las redes sociales habían estado bajo presión para limitar la difusión de propaganda rusa desde después de las elecciones presidenciales de 2016 en Estados Unidos, cuando quedó claro que el Kremlin había trabajado para agudizar las diferencias internas, por ejemplo, utilizando las redes sociales para organizar manifestaciones callejeras rivales.

Gran parte de ese trabajo fue llevado a cabo por la Agencia de Investigación de Internet, un turbio grupo dirigido por el fallecido magnate del catering y líder mercenario, Yevgeny Prigozhin.

Cruces

En la actualidad, Estados Unidos acusa al Kremlin de estar profundamente implicado. La semana pasada, el secretario de Estado, Antony J. Blinken, dijo que RT y los medios de comunicación relacionados tenían vínculos directos con la inteligencia rusa y han estado trabajando para difundir desinformación con el fin de interferir en las elecciones extranjeras y ayudar a conseguir armas para la guerra de Ucrania.

Unos días antes, la noticia de las causas penales contra RT se dio a conocer cuando el Departamento de Justicia imputó a dos empleados de RT por canalizar al menos 9,7 millones de dólares a podcasters estadounidenses de Tenet Media, un sitio de emisión en continuo de videos de Tennessee, para impulsar propaganda rusa.

Además, el Departamento cerró 32 sitios de internet que, según dijo, Rusia había creado para imitar las páginas de noticias de organizaciones como The Washington Post y Fox News, pero que utilizaba para difundir desinformación rusa.

“Antes era humo y espejos, y ahora es un pistola humeante”, dijo Oates.

El miércoles, la Comisión Selecta de Inteligencia del Senado de EE.UU. celebró una audiencia centrada en las amenazas extranjeras a las actuales elecciones estadounidenses.

En la audiencia, el senador Mark Warner, demócrata por Virginia y presidente de la comisión, cuestionó la cantidad de material que Rusia podría filtrar tras las prohibiciones.

“Creo que lo están consiguiendo de muchas más formas de lo que se ha representado”, dijo, señalando que Rusia, al igual que los propios candidatos presidenciales, parecía estar centrando sus esfuerzos en los seis principales estados de tendencia electoral incierta.

Reacción

Muchos comentaristas rusos tacharon la medida de las empresas de redes sociales de ataque a la libertad de expresión, algo que los funcionarios estadounidenses calificaron de irrisorio, dada la ausencia de tal libertad en Rusia.

“La idea de que Rusia o China permitan este tipo de manipulación en sus redes sociales está fuera de lugar”, dijo Warner durante la audiencia.

En última instancia, uno de los puntos fuertes de los medios de comunicación rusos en el extranjero ha sido su capacidad para aparecer constantemente bajo nuevas apariencias, dijeron los expertos.

“Se han adaptado muy bien a las diferentes culturas”, dijo Oates.

“RT se parece mucho a una hidra: le cortas una cabeza y aparece otra”.

Milana Mazaeva colaboró con reportería.

c. 2024 The New York Times Company