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El estallido político en Primero Justicia llega en el peor momento para una tolda que propugna la democracia. El negocio de tener un partido conlleva sus crisis.

Y es que la terrible política venezolana ha convertido a las organizaciones partidistas más en entornos mercantiles que en bloques político-ideológicos.

Henrique Capriles Radonski, líder de la formación y excandidato presidencial en 2012, ya hizo oficial su renuncia a la Junta Directiva Nacional.

El motivo, según él: “la inercia y el caudillismo”.

Pero pareciera que su argumento intenta torpedear a un ala del partido que se le ha enfrentado en su extraña e insegura forma de comportarse ante el Gobierno de Nicolás Maduro.

¿Quería Capriles un control más férreo de PJ para cohabitar o negociar con Miraflores?

¿O se trata de un enfrentamiento de facciones por el flujo de caja que representa el gestionar un partido con maquinaria?

Las conjeturas están en el aire y las dudas razonables también. Los días venideros pueden despejar todo o confirmar partes de esta trama que suena en el fondo a caja registradora.

Capriles fue uno de los primeros en visitar a Manuel Rosales, líder de Un Nuevo Tiempo, cuando inscribió sorpresivamente su candidatura cuando aún el bloque en torno a María Corina Machado no definía la estrategia final de cara al 28 de julio.

Esa alianza previa resintió a lo interno de la Plataforma de la Unidad Democrática y tuvo repercusiones claras en la opinión pública. Las redes ardieron en denuncias contra esa jugada.

Así lo recuerda el analista y periodista Darwin Chávez, quien también apunta a que el propio Capriles no trabajó con claridad por las primarias pasadas de la oposición.

“La junta se enteró de su renuncia por su anuncio en vivo”.

Sus diferencias con la ahora líder de la oposición venezolana, María Corina Machado, han resultado insalvables, una brecha que se hace más profunda con la presencia de Juan Pablo Guanipa, también dirigente nacional de Primero Justicia, al lado de Machado como un portavoz de primera línea.

A Capriles nunca le gustó que Juan Pablo Guanipa liderara la integración de la organización con las fuerzas que acompañarían a María Corina Machado en la lucha democrática”, señala Chávez.

Y es que más recientemente Capriles ha defendido a la figura de Euduro González Dellán, miembro de Primero Justicia, quien copó titulares en España y Venezuela como un operador clave y negociador del exilio forzado de Edmundo González Urrutia.

A Euduro González lo sitúan en el tablero del propio expresidente español y aliado de Nicolás Maduro, Jose Juis Rodríguez Zapatero, una ficha que sumaría a las hipótesis acerca de la motivación de Capriles de controlar PJ e incluso entrar en el juego de las regionales de 2025 aun sabiendo lo ocurrido con las presidenciales pasadas.

La periodista fundadora de Efecto Cocuyo, Luz Mely Reyes afirma que es muy probable que se avance hacia una división del partido:

En su momento la organización era de centro, con dirigentes socialdemócratas y socialcristianos”.

Pero agrega la siguiente clave: “Hoy, los de tendencia más a la izquierda no parecen tener espacio en esta organización”.

Las rencillas de Capriles con Julio Borges, fundador del partido, ahora en el exilio en España, en una propiedad muy bien acomodada y alta calidad de vida, ha sido en parte la narrativa de “El Flaco”, como le apodan en la política venezolana.

Le guardó el último párrafo de la carta. “Maneja las comunicaciones del partido dándole prioridad a sus intereses, y quien tiene además una larga historia en el uso pagado de redes y medios para atacar y desprestigiar”.

Julio Borges no está exento de polémica, ni su pasado reciente ni su ritmo de vida en la soleada Valencia de la Península Ibérica.

El miembro fundador del partido saltó a los titulares tras su participación en el Gobierno interno de Juan Guaidó (2019-2022), al que renunció en medio de marcadas diferencias, aunque antes fue señalado incluso por el propio exvicepresidente de Colombia Francisco Santos Calderón de querer “destruir” Monómeros, una filial de Pequiven.

Humberto Calderón Berti, exembajador del interinato, afirmaba entonces que los políticos presionaban a la junta directiva de la empresa para “exigir favores y hacer negocios”.

Borges atacó duramente a Eudoro González Dellán al no comunicar sus operaciones en las negociaciones para el exilio de Edmundo González Urrutia en España.

¿Sabía Capriles de esta sigilosa participación?

Aquí todos los caminos parecen conducir a Roma, y de allí, de vuelta a Miraflores, si se consideran como verdaderas las denuncias del diario El Mundo de España, que González Dellán es un perfecto agente doble, un primer justiciero controlado por Rodríguez Zapatero.

Lo cierto es que Capriles ha dicho que continuará militando en la política venezolana. Quedan por ver acciones, si plantea desde su esquina nuevas fórmulas de oposición para acercarse a la lucha encarnada hoy por María Corina Machado, o si se abre camino hacia posturas que confíen en los procesos electorales organizados por el Consejo Nacional Electoral, Miraflores y estén avalados por el Tribunal Supremo de Justicia.

Un dirigente activo de Primero Justicia, de alta jerarquía, quien ha preferido resguardar su identidad para este reporte ha confirmado que Capriles junto con Tomás Guanipa, otro de los dirigentes de Primero Justicia, con conocidas motivaciones para controlar el partido y quien también vive con amplias comodidades en la ciudad de Caracas, buscaban la negociación con el Gobierno de Maduro para retomar las riendas del partido, despojar de las siglas del partido a José Brito, un operador del chavismo al que le fueron asignadas a dedo y refundar una tolda que se mantenga activa en la simulación de elecciones en Venezuela.

Lo que sería a todas luces un negocio rentable también.

Esa es la verdad. Están enfrentados a María Corina Machado y quieren aplacar su reclamo por los resultados electorales del 28 de julio”.

Y agregó: “No es menos cierto que Julio Borges ha instaurado una especie de caudillismo duro”.