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Joel Enrique Silva Silva

En un poco más de un mes habrá elecciones en EEUU, mientras la Casa Blanca se mantiene irresoluta con relación a Venezuela, institucionalmente ésta queda fuera de lugar de la influencia mundial. Todavía pesa el error de haber reconocido a Juan Guaidó como presidente encargado en 2019, con más 60 países y aclamado en capitales europeas, sin que derivara en un cambio, frustrando a una población expectante, sin una victoria efectiva.

El candidato legítimamente electo el 28 de julio se exilió a España en medio de persecución y acoso judicial, dificultando el cambio político, mientras se podría ver despejado el camino a la juramentación de Nicolás Maduro el 10 de enero 2025; aunque por otro lado se convocó una manifestación para el 28 de septiembre con el fin de presionar y mantener el espíritu de protesta, clima propicio para mantener viva la esperanza del cambio político que promete la plataforma unitaria que postuló a Edmundo González, mientras como decíamos, Washington no decide ni reconoce nada efectivo que haga pensar en una verdad del cambio político que anhela más del 80 % de los venezolanos.

Tampoco EEUU ofrecerá una rama de olivo a Maduro, pero con el exilio el panorama cambió. Resignación, pragmatismo, no logra la transmisión necesaria, al contrario se desvanece pero puede ser una oportunidad a repensar la política. Ahora, cómo hacerlo y lograr avances más importantes.

La llamada comunidad internacional, llama a la conciliación y diálogo para la construcción de acuerdos duraderos y no en simples desenlaces apurados, sometidos al simple intercambio de presos. Mientras el grande del norte replantea las sanciones y se redefine a una realidad que conoceremos con más claridad en enero 2025 quizá con la intención de no repetir errores. EEUU seguirá pidiendo diálogo y reconocer la voluntad de la soberanía popular, en el marco del Derecho, acuerdos en el que la geopolítica juegue un papel importante, previa seguridad de condiciones no burladas que lleve a la convivencia, alternabilidad del poder, no como simples ajustes tácticos, al contrario una redefinición de las relaciones y la convivencia internacional.

El debate reciente entre Harris y Trump todavía tiene a los analistas en seguidilla muy cercana a cada acontecimiento de la elección porque su celebración el 5 de noviembre debe despejar una salida a la crisis en Ucrania-Rusia y la OTAN, a un clic de una conflagración mundial, con sus derivaciones económicas, admitiendo que EEUU será por mucho tiempo el hegemónico poderío económico y militar del mundo.

*Abogado y Periodista; joelsilva16@gmail.com