Fue un duelo de Selecciones que, por distintas razones, peleaba por terminar la fecha de Eliminatoria Sudamericana en posición de clasificación para el próximo Mundial. Venezuela lo transita con la expectativa de quien no tiene nada que perder y Paraguay con la ansiedad de quien supo protagonizar otro papel, pero ambos lo jugaron con la seriedad para intentar despegarse y brindaron un entretenido 2 a 1.
Después de empatarle a Argentina, el campeón del Mundo, en Maturín, la Vinotinto comenzó el partido con ese envión y marcó el pulso del partido: en su primera llegada hizo el gol y se replegó aún más de como había comenzado, cuando lo que defendía era apenas un empate.
Es que los del Bocha llegaron a Paraguay con un propósito claro: defender el punto que tenían desde el pitazo inicial y, en caso de poder, lastimar. Y vaya si lastimó, en la primera situación, abrió el marcador a los 25 minutos, cuando Jon Aramburu consiguió quebrar a Roberto Fernández.
La selección de Gustavo Alfaro, que había empatado en su última presentación ante Ecuador, tuvo que trabajar más el partido. Tuvo la pelota y la iniciativa, pero no conseguía la diferencia. Estuvo cerca de entrada, pero el arquero venezolano Rafael Romo empezó a mostrar solidez.
Le sacó un derechazo a Julio Enciso, que había resuelto con un enganche una jugada individual con y remató cuando le consiguió el perfil. Acumulaba tiros de esquina, sin dar la última puntada y se metía en campo rival, donde aguantaban los 11 venezolanos.
Antes del cierre de la primera parte, el partido entregó otra emoción. Tras una falta que para el chileno Piero Maza fue un penal inobjetable que el VAR no contradijo, Paraguay tuvo su chance pero Romo le contuvo el tiro a Enciso.
Paraguay no cambió el libreto para la segunda parte y Venezuela tampoco, pero la perseverancia del equipo de Alfaro terminó fatigando a la Vinotinto. La clave estaba en el banco: Alfaro mandó a la cancha a Antonio Sanabria y el delantero pagó con goles su confianza.
Con un doblete a los 14 y a los 29, consiguió empatar el partido y luego dar vuelta el resultado. Con menos de media hora en la cancha, le había sacado a Venezuela el lugar transitorio en que se había ubicado en la tabla.
Con la ventaja, Paraguay pasó a jugar con mayor cautela. El desgaste por el ritmo que le había impuesto al partido, obligó a guardar posiciones y cerrarle el camino a Venezuela, que ahora sí se desplegaba en el campo.
Con los roles invertidos, a Batista no le alcanzó el tiempo para horadar la defensa paraguaya y Alfaro desplegó lo que mejor le sale: orden y concentración para jugar lejos del propio arquero.
Con trabajo, Paraguay volvió a sentirse en el Mundial. Con la derrota, Venezuela no pudo potenciar el empate que le sacó a la Argentina y se quedó por debajo de las posiciones que le garantizan un lugar en la Copa que repartirá los partidos entre México, Estados Unidos y Canadá.