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Por motivos de seguridad, María Corina Machado mantiene en reserva su paradero. Tras el fraude electoral del 28 de julio, la líder opositora venezolana vive en la clandestinidad, perseguida por el Ejecutivo chavista. En los últimos días, agentes del gobierno asediaron la residencia de su madre en Caracas. En una entrevista exclusiva con Infobae, Machado denunció este y otros actos de hostigamiento por parte de la administración de Nicolás Maduro.

Además del ataque a la casa de su madre, la Embajada de Argentina en Caracas —bajo protección de Brasil— ha sido objeto de presión por parte de las fuerzas del Gobierno. A esto se suman miles de detenciones arbitrarias, amenazas y procesos judiciales sin sustento. Machado considera estos actos como señales de debilidad. “La tiranía está fracturada, con tensiones dentro de sus propios grupos. Esto no es más que una muestra de su fragilidad”, aseguró.

Pese al incremento de la represión, Machado se mostró firme sobre el cambio político que, según ella, llegará el próximo 10 de enero, cuando debería asumir Edmundo González, considerado por el antichavismo ganador de los comicios, quien se encuentra exiliado en Madrid. La líder opositora enfatizó: “Maduro debería entender que su mejor opción es aceptar una transición negociada”.

Machado instó a la Corte Penal Internacional (CPI) a acelerar las investigaciones sobre los crímenes cometidos en Venezuela y llamó a los venezolanos a participar en una protesta mundial contra el gobierno de Maduro. En la conversación, destacó la respuesta de la comunidad internacional ante el fraude electoral, incluyendo la condena de gobiernos de izquierda, aunque pidió medidas más contundentes.

Sobre el futuro inmediato, Machado advirtió que la administración de Maduro está más débil que nunca. “Este es el fraude mejor documentado de la historia. No hay dudas de la victoria abrumadora de la fuerza democrática, incluso en condiciones adversas. Políticamente, Maduro está aislado; económicamente, el país enfrenta una espiral de inflación y pobreza extrema; e institucionalmente, su estructura de poder está resquebrajándose”, afirmó.

El 10 de enero, según Machado, será decisivo. “Ese día hay dos escenarios: González asume como manda la Constitución y celebramos una victoria, o Maduro insiste en perpetuarse por la fuerza, lo que significará su derrota final. Maduro está contra la pared, no las fuerzas democráticas”.

Profundización de divisiones en el chavismo tras el 28 de julio

Las divisiones dentro del chavismo, aunque presentes desde hace tiempo, se hicieron más evidentes tras el 28 de julio. Según fuentes opositoras, estas tensiones internas, anteriormente maquilladas bajo la apariencia de luchas contra la corrupción, se han transformado en un enfrentamiento abierto. Un ejemplo notable fue el comportamiento de efectivos del Plan República, el operativo militar encargado de garantizar la seguridad durante las elecciones, quienes presuntamente desobedecieron órdenes para obstruir la labor de los testigos opositores, facilitando la recopilación del 85% de las actas electorales. Este hecho fue interpretado como una señal de descontento en las filas medias y bajas de las Fuerzas Armadas frente a lo que califican como un «fraude monumental».

Además, se señala que el gobierno enfrenta un proceso de autodestrucción impulsado por la corrupción y el saqueo de los recursos nacionales. La apropiación de las reservas del Banco Central, el desmantelamiento de la industria petrolera y la expropiación de empresas y activos, entre otros, han llevado al país a una crisis económica sin precedentes. Las luchas internas se reflejan en la detención y desaparición de figuras clave del chavismo, evidenciando un sistema en colapso.

En este contexto, sectores del chavismo han comenzado a enviar mensajes de disposición al diálogo, aunque el temor persiste debido a las represalias internas y externas desde el Ejecutivo nacional. La oposición asegura que el 28 de julio marcó el inicio de una transición, destacando que no habrá espacio para el olvido de los crímenes cometidos. La presión internacional, sustentada por el rol estratégico de Venezuela en problemáticas como la migración, el crimen organizado y la crisis energética global, mantiene el conflicto en la agenda occidental.

El peso de la migración en la crisis venezolana

Con más de ocho millones de venezolanos desplazados, la migración es uno de los temas centrales en la discusión internacional sobre Venezuela. Este fenómeno, descrito como una política intencional del gobierno madurista para debilitar la resistencia interna y dividir a las familias, se ha convertido en un problema regional con efectos desestabilizadores. Sin embargo, también ha fortalecido la causa venezolana en el exterior, generando movilizaciones en cientos de ciudades.

El éxodo masivo, que empuja a miles a cruzar la peligrosa selva del Darién en busca de un futuro, es considerado una consecuencia directa de la falta de oportunidades en el país. La oposición sostiene que una transición democrática no solo detendría los flujos migratorios, sino que incentivaría el retorno de millones de venezolanos. Este proceso, recalcan, es crucial para abordar la raíz del problema y reconstruir el país.

Preocupación ante la lentitud de la Corte Penal Internacional

La falta de avances en la Corte Penal Internacional (CPI) es preocupante», afirma tajantemente. «En el caso de Venezuela hay pruebas abundantes, casos documentados y un proceso que lleva años. No se justifica tanta celeridad en otros casos mientras el venezolano sigue estancado. Por eso vemos la movilización de venezolanos en el mundo y la actividad de los Estados que impulsaron esta investigación, como Argentina».

En un llamado a los Estados democráticos miembros del Estatuto de Roma, la dirigente subraya la importancia de alzar la voz en la próxima Asamblea de Estados Partes en La Haya: «Es el momento de actuar, no después. Los crímenes documentados, calificados por la ONU como de lesa humanidad, siguen ocurriendo mientras hablamos. Hay niños presos, mujeres abusadas, opositores perseguidos. Si no detenemos esto, los responsables seguirán sintiéndose intocables».

Sobre el impacto de un eventual retorno de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, señala: «Hemos tenido contacto con ambos partidos a lo largo de este proceso. Con figuras como Marco Rubio, próximo secretario de Estado, y Mike Waltz, asesor de Seguridad Nacional, se alinean los intereses para abordar el caso venezolano». Destaca que la designación de Rubio, de origen hispano, es simbólica para la región.

Resolver el problema de Venezuela significa atender la migración, estabilizar el sector energético y restaurar el Estado de Derecho. La salida de Maduro es esencial. Por primera vez, gobiernos de izquierda, derecha, acreedores y empresas parecen coincidir. Maduro está aislado y su régimen es frágil. Debe entender que negociar una transición es su mejor opción. De lo contrario, enfrentará un panorama mucho más duro a partir del 10 de enero».

La represión y el aislamiento de Maduro

Al ser consultada sobre un posible endurecimiento de la represión, responde: «¿Qué tanto más puede recrudecer? Aquí periodistas, sacerdotes y opositores viven perseguidos. Incluso el asilo político, un derecho sagrado en América Latina, está siendo violado. El asedio a la Embajada de Argentina es una ofensa a dos países y una violación de la Convención de Viena».

En cuanto a la posible motivación de Maduro tras estas acciones, señala que enfrentarse a Brasil es un «grave error estratégico». «Brasil, con un servicio exterior profesional y un gobierno democrático, ha sido atacado constantemente por Maduro, quien ha perdido interlocución y afinidades ideológicas en la región. Su aislamiento internacional lo deja aferrado a aliados cuestionables como Irán, Rusia y Corea del Norte, países con problemas propios que no arriesgarán por salvar a un régimen paria».

La dirigente concluye con un llamado a la firme condena internacional: «Es hora de que América Latina se manifieste con contundencia. Las acciones de Maduro no pueden quedar impunes. Tanto dentro como fuera del país, deben saber que habrá consecuencias».

«La mamá de Venezuela»

En un amplio diálogo, María Corina Machado destacó su gratitud hacia Argentina, en especial por la acogida que este país ha dado a los migrantes venezolanos. Reconoció también el respaldo del presidente Javier Milei y de diversas fuerzas políticas argentinas frente a la crisis de su país. «El presidente Milei ha sido un campeón de esta lucha», afirmó, mencionando además a otros mandatarios latinoamericanos que han brindado apoyo a la causa venezolana.

Machado, quien ha sido blanco de constantes ataques del Gobierno de Nicolás Maduro, confesó que su día a día transcurre en una intensa labor desde el exilio: «Trabajo desde que abro los ojos hasta que los cierro. Nunca imaginé que tendría más trabajo después de ganar una elección». A pesar de las adversidades y la distancia de sus seres queridos, asegura que mantiene el enfoque en el objetivo de liberar a Venezuela de la administración actual. “Hay momentos de tristeza, pero no me detengo. Cada día se avanza en cercar al régimen y en sumar apoyos internacionales”.

La líder opositora compartió dos momentos emblemáticos de su campaña. Uno ocurrió en un acto multitudinario, cuando recibió un cartel que decía: “María Corina, tú eres la mamá de Venezuela”. «Esa sensación de maternidad, de protección que el país necesita, me marcó profundamente», expresó.

El otro fue el encuentro con una niña en Palmarito, estado Lara. La pequeña, emocionada hasta las lágrimas, le confesó que no veía a su padre desde hacía cinco años, pero que confiaba en que su regreso dependía de la victoria de Machado. «Sentí una responsabilidad tan grande… En los momentos de dificultad pienso en ella y en los miles que confían en que haremos esto bien», relató conmovida.

María Corina finalizó con un mensaje de esperanza y determinación: “Venezuela será libre, próspera, una tierra de igualdad, respeto y solidaridad. Vamos a reconstruirla desde las ruinas, y nuestros hijos volverán a casa”.