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“GLORIA A DIOS EN EL CIELO, Y EN LA TIERRA PAZ  A LOS HOMBRES QUE AMA EL SEÑOR”.

     JUAN PABLO/ENOHA.. Mis queridos nietos. Un año más que ustedes han alegrado nuestras vidas y le han dado un nuevo y hermoso sentido a esta familia.

      ENOHA/JUAN PABLO…No sé quien se alegra más o quien tiene más expectativa, ustedes o nosotros, tus abuelos y tus padres, ante la llegada del Niño Jesús. Si, ese Niño Jesús, que cada año recibe con alegría esas cartas que ustedes les envían con esa ternura infantil que existe en el corazón de cada niño, a la espera de ese ansiado regalo.

   QUERIDOS NIETOS.. Creo que ya el Niño Dios debe tener en sus manos esa tradicional carta y desde ya ustedes no podrán dormir tranquilos a la espera de su llegada, pero una vez más le agradezco al Todopoderoso el permitir que ustedes puedan tener esa dicha de jugar con esos regalos esta Nochebuena, que posiblemente no sean lo que ustedes esperan, pero también es bueno que entiendan que en el mundo hay millones de niños que no podrán tener esos juguetes, ni siquiera un pedazo de pan de jamón, pero la grandeza de Dios igualmente les permitirá ser felices, ya que dentro de su pobreza, tendrán lo más importante en sus vidas, como es el abrazo, el amor y el cariño de sus padres.

   JUAN PABLO/ENOHA.. Faltan horas para esa ansiada Navidad y como yo fui

Niño entiendo lo que significa esa espera y, lo que podría ser más triste es

que después de esa espera no nos llegue el ansiado regalo que le pedimos al 

Niño Jesús, y por eso les quiero contar la historia  de Juancito.

 ¡FELIZ NAVIDAD! .Ese es  el título de una historia triste para niños que leí  

hace algún tiempo . La historia relata  la expectativa de un niño de seis años, quien soñaba con tener un pony (Un caballo pequeño). Cerraba los ojos y se imaginaba cabalgando en su caballo.

 CUANDO LLEGÔ LA  EPOCA DE NAVIDAD  colocó papeles con su deseo escrito en todos los rincones de su casa para que el Niño Jesús supiera de su pedido.

       EN SU IMAGINACIÔN ya tenía el lugar donde di caballo dormitaría y hasta el pasto que iba a comer. Finalmente llegó el ansiado 24 de diciembre. Esa noche aquel niño casi no durmió. En los años anteriores su pedido siempre había sido concedido. Tenía la seguridad que esta vez tendría su querido y adorado Pony. Cuando despertó en la mañana de Navidad, él y su hermanita, corrieron a buscar sus regalos. Juan Pablo/Enoha, sigan leyendo.

      HABIA UNA LINDA MUÑEQUITA PARA ELLA, pero no había nada para él. Miró por todos lados y nada de nada. Primero quedó triste, luego desanimado y finalmente frustrado. Luego del desayuno que casi no probó, se sentó en la escalera de afuera con el rostro entre sus manos. y con la mirada perdida en el horizonte. Había esperado tanto. ¿Para qué? Días y días de sueño para de repente descubrir que todo no había sido más que una ilusión.

MIS QUERIDOS NIETOS, quiero que sepan lo que pasó después en esta historia, y es que mientras aquel niño estaba alía, perdido entre sus pensamientos y su tristeza, vio por la calle a un hombre grande cabalgando en un pony. Parecía demasiado grande para el caballito, porque los pues del hombre casi tocaban el suelo. Para su sorpresa, el hombre pasó enfrente a su casa y le preguntó ¿Aquí es donde vive Juancito?. Juancito era el nombre de aquel niño triste de seis años que hasta entonces estaba triste. Sigan leyendo.

EL HOMBRE LE CONTO que había tenido dificultades para llegar a tiempo, pero que aquel Pony era para él. El muchachito casi no lo podía creer. Ahora  las lágrimas de tristeza se convirtieron en lágrimas de alegría. MIS QUERIDOS NIETOS SIGAN LEYENDO.

   AQUEL NIÑO lloraba y lloraba de alegría, pero no se percató de las lágrimas de su padre. Durante todo el tiempo que su hijo sufrió sintinsiêndose frustrado, aquel padre miraba por la ventana porque sabía que el Pony llegaría. Sabía que el Niño Jesús llegarte-. Que no le iba a fallar.

     QUERIDOS NIETOS, quiero recordarles que nosotros fuimos siete hermanos, y como todos los niños también le hacíamos nuestras cartas al Niño Jesús allá en Guanarito, y son incontables las veces que el Hijo de Dios no nos colocaba bajo nuestras camas el  moderno carrito que le pedíamos o la hermosa mañeca contenida en la carta, pero aprendimos a querer aquel carrito de madera, aquella mañeca de trapo, o simplemente, con alegría desbordante y con envidiable felicidad,  mostrarle a nuestros amiguitos aquella franela de poco valor monetario, que era el regalo del Niño Jesús, que llenaba nuestros corazones de gozo, pero crecimos siendo felices, teniendo algo que no viene envuelto en un papel de colores con un atractivo lazo, como fue el cariño de nuestros padres y sus enseñanzas para creer en Dios y sus cuentos infantiles para también enseñarnos a creer en el Niño Jesús.

QUERIDOS NIETOS, sepan que nuestras hijas, Marlin y Linmar, sus madres, también fueron niñas y también enviaron sus cartas al Niño Jesús,  e igualmente le pidieron una muñeca de largas cabelleras doradas, que algunas veces no eran complacidas por el Niño Jesús, pero les enseñamos a esperar bajo la escalera de afuera como lo hizo Juancito, y si no les llegaban esas muñecas, también eran felices al tener nuestro abrazo y nuestro invalorable amor de padres.

ENOHA/JUAN PABLO, ya pasaron más de veinte siglos desde que Cristo dijo ¡Volveré! .- Sigamos el ejemplo de Juancito. Vamos a esperarlo. No importa, queridos nietos, si por ahora no reciben el ansiado regalo que ustedes querían, pero ustedes saben que Dios nos entrega el mejor presente, que no es otro que tenerlos a ustedes y ustedes tenernos a nosotros, y en esta Navidad, todos juntos en familia, Reinelda y yo, nuestras hijas, Marlin y Linmar, sus esposos, Duillo y Andrés, no nos importa sentarnos en la escalera de afuera a esperar al Niño Jesús, pero a diferencia de Juancito, tenemos que esperar a Dios con lágrimas de alegría  y no de tristeza, como el padre de aquel niño que sabía que Dios no le iba a fallar, que llegaría.