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ALIRIMAR PARRA. INVESTIGADORA. CULTORA POPULAR

Venezuela es Tierra de Gracia, Llena de Gracia, unida con amor ecuménico a todas las culturas de la tierra
para celebrar la Navidad, porque Dios el Todopoderoso, desde la Anunciación del Ángel a la mujer más
Virtuosa de la tierra la Virgen María, le concede su Plan de Salvación a su creación, en el Sí de María el
corazón de Dios comenzó a latir al unísono con el corazón de la humanidad. Es la Navidad una de las fiestas cristianas más importantes, celebramos el nacimiento de Jesús el Salvador, Dios y hombre verdadero.
En nuestro país Venezuela, disfrutamos de la más hermosa manifestación de amor de un pueblo al hecho que dividió la historia en un antes y después de Cristo. Si hay una nación que ama y celebra con fervor esta época es justamente el noble pueblo venezolano; el mestizaje cultural que va desde el respeto de nuestros ancestros aborígenes al Todopoderoso, sellado por el sacrificio del Chonei Mareigüa Coromoto, gracias a la mediación d la Bella Señora de los Cielos, hasta el reconocimiento del África Subsahariana a Jesús Sacramentado en el Orden de Melquisedec, simbolizando el triunfo del Bien sobre el mal, a través de los diablos Danzantes de Venezuela. Y que desde el llano se afianza a través del joropo como resultado de las influencias culturales de Europa, países árabes, cuya gesta de poder se cristaliza en los tercios españoles, el Sacro Imperio Romano y el Imperio Aleman, con participación especial de Portugal a través del Capitán Juan Fernández de León, fundador de Guanare, Capital Espiritual de Venezuela, dejando el tejido cultural hecho Fe en los venezolanos.
Sí la fe, que es realmente quien entreteje la idiosincrasia, no hay celebración en Venezuela donde no esté
inmersa la esencia católica y estos días de Navidad, recordamos el adviento como esa época de preparación para la Natividad del Señor, con novenas o romerías de aguinaldos que alegran cada misa de gallo, celebrada a las 05:00 de la mañana entre compartires de arepitas dulces, hallaquitas, bollitos, café, chocolate caliente, un calentaito, un bizcochuelo, una golosina, un regalito o detalle, la alegría de los aguinaldos o los grupos de gaita zuliana que ya en diversos estados del país tiene agrupaciones regionales con su toque característico del estado donde se ha formado; entre otras cosas, la muda de ropa para estrenar o pintar la casa, colocar el pesebre o el arbolito, recordando aquellos años de los abuelos cuando los hacíamos con cartones de leche como bambalinas, espuma de jabón, luces de bengalas, tarjeticas, carritos, en la sala de una vieja casa de bahareque sobre el piso de cemento bien abrillantado a cera de kerosene con espelma de vela, y con hallacas más de tocino y carne de cochino que otra carne, aun esos recuerdos palpitan en el corazón humilde los venezolanos del llano, de los andes, del oriente, del centro, de la costa, cada uno con sus propias características etnológicas, pero todos venezolanos, y seguimos catando “Si la Virgen fuera andina y San José de los llanos, el Niño Jesús sería un niño venezolano” o Niño Lindo ante ti me rindo, Niño Lindo eres tu mi Dios, sin dejar atrás:
“Vuela Guanaguanare” que en la voz de Nancy Ramos enamora a Venezuela recordando de donde viene la esencia de nuestro pueblo: Guanare Piedra Luz, eres el foco que define la grandeza de la fe de Venezuela.
En estas Navidades le pido una sola cosa al Niño Jesús: “Que María de Coromoto, renueve la Fe en toda la
extensión de nuestra Patria y del mundo entero”. Que la luz de cada Pesebre realizado en las iglesias unidas a los pesebres hogareños de cada habitante de Venezuela haga resplandecer la luz del Amor de Dios por esta nación para bendecir a cada venezolano que lucha y trabaja y podamos decirle a Dios cuanto lo amamos y agradecemos. Dios bendiga al pueblo venezolano y que podamos recordar para revivir el 100% del amor de Venezuela con fe y esperanza y que donde se encuentre un venezolano celebrando la Navidad haciendo una hallaca, resplandezca Dios recordándonos que somos venezolanos, que el Amor de María de Coromoto haga fulgurar su Gracia sobre ellos y nosotros, y que este año que despedimos y que viene un nuevo año, la luz de los venezolanos irradie como lo que somos una nación solidaria, de paz, de hermandad, y que Dios en su Amor Infinito bendiga a Venezuela sin distingo alguno, que vaya una oración por la paz del pueblo venezolano, a través del diálogo, una palabra de afecto, un gesto, en el compartir de una hallaca o un bollo de Navidad es bien recibido, que volvamos a hacer lo que un día fuimos, porque Dios lo restaura todo, y que “LAS DOCE UVAS DEL TIEMPO” de Don Andrés Eloy Blanco, Poeta del pueblo venezolano llegue a cada rincón de nuestra geografía y donde se encuentre un hermano nuestro, recordando el valor de la Navidad y del Año Viejo que se nos va, confiados que vendrá un mejor año. Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo 2025.