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Por José Luis Centeno S. (@jolcesal)

Fiestas decembrinas en un paraíso selvático y conflictivo.

Desde nuestra ventana, por los lados de la Mina Rabin Rico, en el margen norte de la Isla de Anacoco, área conocida por su densa selva y su proximidad a localidades como San Martín de Turumbán, así como a las localidades de Etheringbang y Cañamú en Guyana, la selva luce apacible, en su inmensidad pareciera expectante.

El retozo del aire con las plantas rompe el silencio de la zona de un conflicto que ahorra es la sombra de sí mismo. Claro, la zona alrededor de la Mina Rabin Rico, donde nos encontramos de visita familiar, es un lugar en el que la belleza natural y la riqueza mineral coexisten con desafíos sociales significativos.

Aquí se vive en un entorno que, aunque bello, está cargado de incertidumbre y peligro, donde fuerzas militares intervienen con frecuencia para “controlar” la actividad minera. Su historia refleja las tensiones entre desarrollo económico y sostenibilidad, así como los conflictos inherentes a la explotación de recursos naturales en un contexto político complejo.

La Navidad y el Año Nuevo en el entorno de la Mina Rabin Rico, se convierten en una experiencia única y mágica, marcada por la majestuosidad de la selva, la imponente cúpula celeste y el espíritu comunitario que prevalece entre los mineros y visitantes, como nosotros, a pesar de los desafíos que enfrenta la región.

Las luces brillantes, que adornan improvisados hogares, contrastan con la oscuridad de la selva, y el ruido de las plantas eléctricas compite con el sonido de aguinaldos, gaitas y muchos vallenatos que resuenan entre los árboles, creando una atmósfera festiva que parece desafiar las tensiones del entorno haciendo florecer el espíritu navideño.

Las mesas se llenan de delicias exóticas. Entre los platos, se degusta venado, en guisos o asados, un manjar compartido, al igual que danta, báquiro y lapa, carnes menos comunes en las ciudades, pero en plena selva son parte esencial de la celebración. La variedad de frutas tropicales disponibles permite la creación de postres únicos, que endulzan aún más las festividades.

Impresionante en este entorno, es el cielo estrellado. Durante nuestras noches festivas, la cúpula celeste se ilumina con estrellas brillantes y astros que parecen danzar sobre la selva. Un espectáculo natural que añade magia a las celebraciones, haciendo cada reunión familiar aún más especial. Se siente profundamente la conexión con la naturaleza; cada rayo de luna, cada susurro del viento, cada estrella fugaz, son recordatorios del hogar que comparten.

La Navidad y Año Nuevo por los lados de Mina Rabin Rico es más que una simple festividad; es un testimonio del espíritu humano frente a la adversidad. En medio de una selva apacible y un cielo estrellado, un entorno natural impresionante, todos celebran con alegría y gratitud, recordando que incluso en los momentos más oscuros, hay luz y esperanza.