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Por Robert Alvarado

“La cárcel es una parte esencial de la lucha por la libertad y la justicia. Es el precio que pagamos por nuestros ideales.” Nelson Mandela

Además de Mandela, otras personalidades se han referido a la significación de la prisión en contextos de lucha por la libertad y la justicia, cuyas frases al respecto nos resonaran cercanas y punzantes. Mahatma Gandhi, dijo: “La prisión no es más que una prueba de nuestra determinación y compromiso con la verdad y la justicia”; Martin Luther King Jr., con un contraste profundizó lo antes citado: “La injusticia en cualquier lugar es una amenaza a la justicia en todas partes. La prisión no puede silenciar la voz de la verdad”; Aleksandr Solzhenitsyn distinguió un sentido: “La prisión es el lugar donde los verdaderos luchadores por la libertad y la justicia encuentran su fuerza y determinación”; y Oscar Wilde, contextualiza la prisión política: “La sociedad a menudo encierra a aquellos que se atreven a desafiar sus normas y luchar por un mundo mejor.” Cinco perspectivas de una realidad patente en diversos puntos del globo terráqueo, particularmente en nuestro continente, donde constituye una paradoja implícita al subterfugio democrático de la izquierda utilitaria.

La prisión impuesta a Jeanine Áñez, ex presidenta de Bolivia, por restituir el orden constitucional en el altiplano boliviano, puede interpretarse como un ejemplo de la paradoja de las rejas de la prisión que se percibe en las frases antes citadas. Áñez fue condenada a 10 años de prisión, supuestamente por incumplimiento de deberes y resoluciones contrarias a la Constitución, en su defensa se argumenta que su encarcelamiento es una represalia política y un intento de silenciar a quienes procuraron enmendar los entuertos ajenos a la democracia y la justicia de la gestión gubernamental encabezada por un cocalero, pederasta (recientemente agarrado con las manos en la masa) y amante de trasladarse o viajar en vehículos de PDVSA, incluidos jets. Así las cosas, las frases de Mandela, Gandhi, King, Wilde y Solzhenitsyn cobran relevancia, por reflejar cómo la prisión es utilizada para castigar a aquellos que desafían el status quo y procuran un cambio significativo en la sociedad. La situación de Jeanine Áñez puede verse como un ejemplo de cómo el encarcelamiento se usa como una herramienta para reprimir la disidencia y mantener el poder.

Nada de lo dicho anteriormente, es ajeno a nosotros, sobran ejemplos dentro y fuera del país. Ahora bien, centro mi atención en el caso de Jeanine Áñez por ofrecer valiosas lecciones y perspectivas para entender situaciones similares en otros países, incluyendo Venezuela. Cinco razones me llevaron a centrar mi atención en su caso: En primer lugar, la condena de Áñez establece un precedente sobre cómo los sistemas judiciales pueden ser utilizados para perseguir a líderes políticos. Esto es relevante donde también se han reportado casos de persecución política. También pone de relieve, en segundo lugar, las violaciones de derechos humanos que pueden ocurrir cuando se utiliza el sistema judicial para silenciar a la oposición. Esto es un tema crucial donde los derechos humanos han sido una preocupación constante. Por otra parte, en tercer lugar, la atención internacional que ha recibido el caso de Áñez puede servir como un ejemplo de cómo la presión global puede influir en la justicia y los derechos humanos. Muy importante, en cuarto lugar, la lucha de Áñez y sus seguidores contra lo que consideran una persecución política puede inspirar a otros en situaciones similares a resistir y luchar por la justicia y la democracia. Y, en quinto lugar, analizar este caso proporciona lecciones sobre las dinámicas de poder y la importancia de la legalidad y la transparencia en los procesos políticos.

Aquí cono cabe aquello de que cualquier parecido con nuestra realidad es mera casualidad. Como abogado, y desde una perspectiva legal, considero que lo correcto en el caso de Jeanine Áñez y otros similares, que abundan en esta Tierra de gracia, deberían incluir varios aspectos clave: Primero, debería recibir un juicio justo y transparente, con todas las garantías procesales y derechos humanos respetados. Esto incluye el derecho a una defensa adecuada y a un juicio imparcial. ¿Mucho pedir? Segundo, lo anterior implica que se respete el debido proceso, asegurando que todas las acusaciones y pruebas sean presentadas de manera clara y que Áñez tenga la oportunidad de refutarlas adecuadamente. ¿Una quimera, aquí y allá? Tercero, y en consecuencia, los cargos contra Áñez deben ser evaluados rigurosamente para determinar si son válidos y si se ajustan a la ley. Esto incluye revisar si los cargos de obrar contra la Constitución son aplicables en su caso, como debería ocurrir por estos lares con cargos de terrorismo, traición a la patria y pare de contar. Cuarto, la intervención de organismos como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos debe ser efectiva, no retorica o mediática mediante boletines de prensa o pronunciamientos cada vez más vanos, para garantizar que se respeten los derechos humanos y se eviten los abusos crecientes. Y quinto, revisión de las sentencias impuestas a Jeanine Áñez y a otros que como ella están sumidos en la paradoja de las rejas. Eso es lo mínimo para procurar que el caso de Áñez y de otros en su misma condición se maneje de manera justa y conforme a los principios del derecho internacional y los derechos humanos.

El caso de Jeanine Áñez y otros similares en el mundo, de los que abundan en nuestro país, nos recuerdan la importancia de la justicia imparcial y el respeto a los derechos humanos. Encarcelar a líderes y activistas políticos o a meros ciudadanos por su inconformidad con un régimen de gobierno bajo circunstancias cuestionables no solo socava la democracia, sino que también ha mandado al carajo al Estado de derecho. Es esencial que la comunidad actúe, sí, que actué, para garantizar que la justicia no sea utilizada como herramienta de represión política. Atención CPI, Karim Khan, que la lucha por la justicia en contextos de regímenes autoritarios es un compromiso continuo que requiere acciones, no melosería, como la exhibida desde la Fiscalía de esa corte poco convincente por estos días.

Cualquier información o sugerencia por robertveraz@hotmail.com robertveraz@gmail.com  grsndz629@gmail.com   o bien por mí teléfono 0414-071-6704 y 04141574645. Además pueden leer esta columna en mí página Web: https://robertveraz4.webnode.es/  y sigan mis comentarios y opiniones por @robertveraz en twitter e Instagram. Pueden ver mis videos en YouTube: Tips de @robertveraz. ¡Hasta la próxima semana, Dios bendiga a Venezuela!