COMPARTIR

Gritó desesperadamente y con angustia el nombre de Florentino; Anastasia había despertado, su madre, la Emperatriz Lucía, corrió desaforadamente por las escaleras de mármol blanco en forma de caracol, y llegó a la alcoba de su hija, ubicada en la torre del palacio. Lucía y su hija Anastasia, se abrazaron llorando de felicidad y ternura, las dos entendieron que ya la enfermedad de la Limerencia había desaparecido y Anastasia estaba totalmente curada.

El grito de Anastasia al despertar fue delirante y estremecedor al mencionar el nombre de Florentino, se escuchó en todos los palacios y casas del extenso reino, que era de dominio absoluto de la Emperatriz Lucía. Florentino en su palacio, adyacente al de la Emperatriz Lucía, supo de inmediato que Anastasia había despertado curada de la enfermedad del mal de amor, pues había sido visitada mientras dormía, por las nueve diosas del amor, llamadas Melopomene, Clio, Urania, Talia, Tersicore, Erato, Saffo, Calliope, Euterpe, Polimania, y, hasta por el mismísimo Arcángel cristiano del amor Shamuel, el que ve a Dios. Florentino esperaba serenamente ese momento, el despertar de Anastasia, por eso, al escuchar su nombre retumbar por todas la paredes de su palacio, supo de inmediato, que Anastasia sería suya para siempre. Igual lo entendieron La Emperatriz Lucía y su hija la Duquesa Anastasia, que esos son los destinos del amor, del cual irremediablemente nadie puede escapar; ya que es la existencia de un plan divino superior diseñado por los dioses, para unir a las personas en el mundo terrenal, y debe ser acatado, aceptado y vivido con la más grande de las pasiones. Anastasia se vistió completamente de blanco y se presentó en el palacio de Florentino a la una en punto de la tarde, tocó la puerta, y al ver a Florentino salir, sin que este pronunciara palabra alguna le dijo mirándolo detenida y profundamente a los ojos, Florentino, yo también te amo, deseo ardientemente ser tuya para siempre. Autor, Silvio Mora Ochoa. Miembro de la asociación nacional de escritores de Venezuela, capitulo Portuguesa. Pintura prestada de la red, créditos para su autor.