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En un anuncio que marca el fin de una prolongada controversia diplomática y humanitaria, el gobierno venezolano, a través del presidente de la Asamblea Nacional y jefe negociador del oficialismo, Jorge Rodríguez, declaró este sábado el retorno de «todos» los ciudadanos venezolanos que permanecían detenidos en la base naval estadounidense de Guantánamo, Cuba. La noticia llega tras la reciente repatriación de un grupo de 191 migrantes deportados por Estados Unidos, entre los que se encontraban 35 personas que Caracas describió como víctimas de un «inhumano centro de torturas».

«Ya hemos logrado traernos a todos los venezolanos secuestrados en Guantánamo», aseguró Rodríguez en declaraciones transmitidas por el canal estatal VTV, celebrando lo que el gobierno presenta como un éxito en la defensa de sus ciudadanos en el exterior. Sin embargo, la narrativa oficial no abandona la crítica hacia las políticas estadounidenses. El Ministerio de Interior venezolano denunció el viernes que 35 de los 191 migrantes recién llegados «permanecían en el inhumano centro de torturas de la base naval de Guantánamo, administrada ilegítimamente» por Washington.

La repatriación de este grupo se suma al retorno de 177 venezolanos que también estuvieron detenidos en Guantánamo, quienes regresaron al país el pasado 20 de febrero. Según información oficial, este primer grupo hizo una escala en Honduras, donde fueron recogidos por un avión de la aerolínea estatal Conviasa, evidenciando la logística y la participación directa del gobierno venezolano en el proceso de retorno.

Paralelamente a la celebración por el cierre del capítulo de Guantánamo, el gobierno venezolano mantiene abierta otra disputa migratoria de alta tensión. Jorge Rodríguez reiteró este sábado que no descansarán «hasta que todos los venezolanos secuestrados en un campo de concentración del criminal (Nayib) Bukele regresen» a Venezuela, en clara alusión al presidente de El Salvador.

El diputado hizo así referencia a los más de 200 migrantes deportados en marzo por Estados Unidos al país centroamericano, donde permanecen detenidos en cárceles de máxima seguridad. Estos migrantes son acusados por las autoridades salvadoreñas de supuestamente pertenecer a la banda criminal de origen venezolano Tren de Aragua, organización que fue señalada como terrorista por la Administración de Donald Trump.

El cierre del capítulo de Guantánamo podría interpretarse como un punto de inflexión en las relaciones bilaterales entre Venezuela y Estados Unidos en materia migratoria, al menos en este aspecto específico. Sin embargo, la firmeza del gobierno venezolano en su demanda por el retorno de los detenidos en El Salvador subraya que la protección de sus migrantes en el exterior sigue siendo una prioridad y una fuente de tensión regional.