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Señor, fuente de amor infinito, en este día especial te rogamos por esa mujer que en silencio y entrega, han dado vida, han dado abrigo, han dado su alma entera. Madre no es solo un título ni un lazo de sangre, es el susurro paciente en noches de llanto, es la fuerza inquebrantable en días de lucha, es el amor sin condiciones, sin medida, sin fecha en el calendario. Perdónanos, Señor, por las veces en que nos hemos conformado, por haber reducido su sacrificio a un solo día de flores y palabras, cuando su entrega es eterna, su amor es diario, y su presencia merece más que un instante de reconocimiento. Despierta en nosotros la gratitud genuina, la conciencia viva de lo que significa su amor, para que no esperemos calendarios ni efemérides para honrar lo que cada día nos regalan sin pedir nada a cambio. Haznos hijos dignos de su ternura, capaces de cuidarles con el mismo fervor con que nos cuidaron, capaces de acompañarlas en su camino con respeto y dedicación, porque una madre no envejece, su amor solo se transforma en susurros más suaves, en miradas que aún esperan, en manos que aún sostienen, en corazones que laten para nosotros hasta el final de sus días. Que nuestro homenaje no sea solo palabras, sino actos de amor, de compañía, de gratitud verdadera, hoy, mañana y siempre. Amén. Recuerda, mamá siempre espera de ti una mirada a sus ojos y un fuerte abrazo. Dios bendiga a todos los buenos hijos. FELIZ DÍA DE LAS MADRES.