La creciente tensión entre Israel e Irán, aunque aún no desata una crisis económica global, podría inyectar un inesperado «oxígeno» a las finanzas de gobiernos productores de petróleo como el de Nicolás Maduro en Venezuela. Expertos analizan cómo un posible cierre del vital Estrecho de Ormuz impulsaría los precios del crudo, beneficiando a países bajo sanciones como el gobierno venezolano.
El pulso entre Irán e Israel, que escaló tras recientes ataques, ha puesto en alerta a los mercados petroleros. Si bien la magnitud del conflicto aún no se compara con escenarios de recesión global, la incertidumbre ya se traduce en un aumento de los costos de envío de combustibles y una revalorización del crudo. En este contexto, países como Venezuela, Colombia y México podrían ver un incremento en sus ingresos fiscales, una tabla de salvación especialmente atractiva para la administración de Nicolás Maduro, acorralada por las sanciones impuestas por el gobierno de Donald Trump.
Ormuz: La clave de la ecuación
El Estrecho de Ormuz, un angosto pasaje entre Omán e Irán, es el epicentro de las preocupaciones. Considerado la ruta más importante del mundo para el transporte de petróleo, por él transitan unos 20 millones de barriles de crudo diarios. La posibilidad de que Irán decida «estrangular» este paso como medida de presión o negociación en el conflicto es un escenario que preocupa a nivel global, pero que al mismo tiempo genera expectativas en Caracas.
Francisco J. Monaldi, analista del Instituto Baker de la Universidad de Rice, destacó en entrevista con Andrés Oppenheimer que una interrupción prolongada en el Estrecho de Ormuz se traduciría en una «ganancia neta» para los exportadores latinoamericanos. «Sí verían un impacto positivo en sus ingresos fiscales», afirmó Monaldi, subrayando el potencial beneficio para la región.
La apuesta de Maduro y las fluctuaciones del mercado
Las tensiones actuales, sumadas a la ambigüedad de Donald Trump sobre una posible intervención en el conflicto, ya están impulsando el alza de los precios del petróleo. Reportes de Bloomberg, citando a Baltic Exchange, indican que el costo de envío de combustibles desde Oriente Medio hacia Asia ha subido un 20% en un solo día, mientras que las tarifas hacia África Oriental se dispararon un 40%.
En este escenario volátil, el presidente Nicolás Maduro no ha dudado en mostrar su apoyo incondicional a Teherán, su aliado político. «Irán lo que ha hecho es ejercer la legítima defensa, de acuerdo con el derecho internacional. Irán es un país pacifista, por religión, por convicción», afirmó Maduro, alineándose con la postura iraní.
La pregunta clave que surge es si Maduro respaldaría una eventual tentativa de Irán de cerrar el Estrecho de Ormuz. Aunque la pregunta permanece en el aire, el análisis económico sugiere que tal escenario le convendría enormemente. El viceprimer ministro de Irak ha proyectado un precio del barril de hasta 300 dólares por unidad en caso de un escalamiento mayor, duplicando su récord histórico y ofreciendo una bonanza incalculable para los países exportadores.
Perspectivas económicas divididas
A pesar de la escalada, la experta del Banco Mundial, Valerie Mercer-Backman, mantiene una postura cautelosa. Si bien reconoce la tensión, el organismo prevé una «ligera disminución» en los precios del petróleo y, por el momento, no ve motivos para anticipar una recesión global como consecuencia directa de la guerra.
Sin embargo, para un gobierno como el de Maduro, cualquier fluctuación al alza en los precios del crudo, por mínima que sea, representa un alivio potencial frente a las presiones económicas y las sanciones internacionales. La guerra en Medio Oriente, aunque lejana geográficamente, podría terminar siendo un factor determinante en la compleja ecuación política y económica de Venezuela.