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ALIRIMAR PARRA

La cultura de los pueblos posee elementos identitarios que los distinguen de otros grupos sociales, estos elementos tienen que ver con el patrimonio natural,  material e inmaterial culturalmente. El pueblo venezolano afianza su idiosincrasia en ese proceso multiétnico y pluricultural efectivamente consumado desde el momento de la conquista, pasando por la colonización, los gritos de independencia, el caudillismo y la era republicana; en cada una de estas etapas la religión católica ha jugado un papel de excepcional protagonismo. A través de la evangelización la Iglesia Católica ha inculturizado la fe. Desde retratos de Jesús, la Virgen María y los santos hasta templos, capillas de piedras, madera, conventos, música, gastronomía, manifestaciones colectivas de fe, literatura, cine, arte sacro, arte popular se interrelacionan para expresar desde la fe la cultura religiosa de los venezolanos. 

El 29 de julio del año 2024, fue derribada la obra del Cacique Coromoto, ubicada en la redoma principal de la ciudad de Guanare, una obra de arte sacro que presentaba al Cacique  de Los Cospes en solitario luego de tantos contratiempos para su ejecución, como el descontento del pueblo guanareño por no haber colocado la imagen de Nuestra Señora de Coromoto, Patrona Nacional. Una obra que presentaba a uno de los protagonistas que sella la religiosidad y espiritualidad  de los venezolanos, no puedo dejar escapar los días posteriores al daño causado a la obra, pues Guanare sufrió uno de los huracanes más inexplicables de la historia con más de 600 árboles caídos y tendidos eléctricos en el suelo. Coromoto significa en lengua Caquetía “Lugar donde se detiene el viento” o como muy profundamente expresa la profesora María García de Fleury, apasionada investigadora de Nuestra Señora: “El que detiene la tormenta” coincidencia o diosidad, queda a la apreciación del lector. 

Partiendo de allí trataré de hacer un análisis a la obra colocada en el año 2025 en la Redoma Cacique Coromoto acompañado de la imagen de la Bella Señora de los Cielos. Pareciera que evocara justo el momento en que la Virgen aparece al Cacique en el bohío, y él tomando el arco y la flecha busca acercarse para matarla, con el arco y la flecha  hacia el suelo como disponiendo soltarla para poder tomarla con sus manos, a un lado como han retratado este momento  numerosos artistas; históricamente los indígenas utilizaban la técnica de emboscada o ataque sorpresa nocturno, aprovechando el conocimiento de su terreno para desorientar, puedo imaginar al Cacique Coromoto gritando a la Virgen en el momento de soltar su arco y flecha: “Por qué me persigues”, y ella silenciosa muestra al Cacique que el Niño está de pie sobre la tierra, mostrando una visión trascendente, la obra refleja diferentes estados emocionales del Cacique, dependerá del ángulo donde se observe, desde la furia o la ira si se hace una toma de perfil al rostro del Cacique hasta la expresión corporal de pies, piernas, brazos, espalda,  la admiración por la divinidad si se aprecia cuando se viene transitando por la Avenida Simón Bolívar. 

La imagen de la Virgen con el Niño de pie sobre la tierra, simbólicamente nos recuerda la metáfora bíblica “La tierra es el estrado de sus pies” Isaías 66:1 y Hechos 7:49. Mientras aprecio esta obra de arte y veo como el Cacique admira el cielo que es el trono de Dios, y me hace sentir como ese contemplar ablanda un poco el corazón del guerrero enfatizándole que estaba frente al rey y reina del cielo con gran poder y soberanía sobre toda la creación. En la tradición cristiana el Niño Jesús sobre la tierra se refiere a la Encarnación de Jesús, Dios hecho hombre, en la figura de un bebé. Simboliza la llegada de Dios a las tierras más inhóspitas de la selva portugueseña, en un niño que simboliza la humanidad, humildad y promesa de salvación. El Niño Jesús representa la unión de la naturaleza humana, la manifestación de Dios en la forma de un niño, representa la inocencia, la pureza y el amor incondicional de Dios, invitando al Cacique a bautizarse para ir al cielo que contempla. En la Tradición Católica el Niño representa el milagro y el favor de Dios, el niño sobre la tierra es  una metáfora  para ilustrar la inmensa grandeza de Dios, en contraste con la insignificancia de la tierra, es una figura retórica que enfatiza la vastedad de la creación de Dios y su dominio sobre ella.  Me hace imaginar que en ese momento la Virgen le muestra al Cacique que su lucha era insignificante ante el poder de Dios y como parte de su creación esta bajo su dominio. 

En mi subjetividad cuando observo a la Virgen cubriendo con su manto  a la tierra, recuerdo la jaculatoria “VIRGEN DE COROMOTO, PATRONA DE VENEZUELA, RENOVAD LA FE EN TODA LA EXTENSIÓN DE NUESTRA PATRIA Y DEL MUNDO ENTERO”. La Virgen con su manto cubriendo a la tierra es una metáfora religiosa que se refiere a la protección y cuidado que se le atribuye a la Virgen María. María de Coromoto protegiendo a toda la humanidad y al mundo de peligros en esta época con tantas amenazas y conflictos entre países hermanos así como protegía al Cacique y su tribu a punto de ser exterminados. Cuando se observa la imagen de la Virgen en la parte posterior  dirección  en sentido a la Avenida Unda y se ve el manto sin pies de la Virgen cubriendo la tierra, es una representación simbólica de la Virgen María, en el contexto de la Inmaculada Concepción, la tierra se refiere al mundo, y la ausencia de pies indica que la Virgen esta flotando, elevándose, o que su presencia trasciende lo terrenal, también nos lleva a meditar su Asunción a los Cielos, donde es elevada a la gloria divina, dejando atrás la vida terrenal, hace alusión al libro del Apocalipsis (12:1) mujer vestida de sol, con la luna bajo sus pies,  símbolo de su dominio sobre el mundo terrenal y el triunfo sobre el pecado. En esta escultura la Virgen se presenta en  una poderosa metáfora visual que combina elementos de la Inmaculada Concepción, la Mujer del Apocalipsis y el dogma la Asunción, enfatizando su papel como intercesora, protectora y símbolo de esperanza para la humanidad.  (F.01)

Interesante es apreciar la imagen de la Virgen más pequeña en comparación con la imagen del Cacique, pues en el arte sacro simboliza que el ser divino se representa de manera simbólica o jerárquica, enfatizando su naturaleza trascendente y superioridad sobre lo humano, pero no necesariamente una menor importancia o poder, la representación en diferentes escalas puede reflejar la relación entre lo divino y lo humano, donde lo divino se muestra a una escala que lo distingue y eleva. En arte sacro la imagen más pequeña puede sugerir que lo divino es inabarcable y va más allá de las dimensiones físicas. (F02)

El Niño Jesús sostiene en su mano una figura con una paloma y una rama de olivo. En la iconografía cristiana, la paloma se identifica con el Espíritu santo, especialmente después del bautismo de Jesús, se asocia con la paz, la inocencia, la pureza y el amor, cualidades que se atribuyen al Niño Jesús y a su mensaje de salvación. Este símbolo representa la presencia del Espíritu Santo en la vida de Jesús desde su nacimiento, y el papel de Jesús como portador de paz entre Dios y la humanidad, simboliza la naturaleza santa y pura del Niño Jesús, el amor incondicional de Dios manifestado en Jesús, a las almas de los niños, especialmente aquellos que son puros y sencillos. Simboliza la llegada del Mesías y el descenso del Espíritu  Santo para realizar la obra de salvación. Es un legado histórico en la iconografía sacra que comenzó a usarse en la primera mitad del siglo III d.C. (F03)

Cuando se admira la obra por largo rato puede sentirse como el Cacique se queda contemplando la belleza de la Señora y el cielo espiritual que se abre para él,  para los Caquetios el cielo en conjunto y demás elementos de la naturaleza formaban un mundo interconectado, el cielo invisible de la obra tiene el simbolismo de la libertad, la altura y conexión con el mundo espiritual, vital en su sistema de creencias y se manifestaba en fuerzas divinas que guiaban sus vidas. (F04)

Se trata de una obra original, de inspiración artesanal, en láminas de hierro negro, que en el Arte Sacro simboliza  varios conceptos, asociado a la fuerza, la resistencia, la protección. En esta escena el valor más representativo es la trascendencia de lo terrenal a lo divino. El hierro, por su naturaleza es un material resistente y duradero, las laminas de hierro negro con que se elaboró la obra simboliza la fortaleza de la fe, la protección divina y la solidez de las creencias religiosas. El hierro en el Arte Sacro refleja la naturaleza dual del ser humano: La conexión con lo divino y la realidad material, simboliza la transitoriedad de la vida y la búsqueda de la trascendencia. Los trabajos de arte Sacro con laminas de hierro negro evoca misterio, profundidad y lo desconocido, simbólicamente nos muestra los misterios de la fe en las imágenes de la Virgen y el Niño, la noche oscura del alma en la imagen del Cacique y la presencia de lo divino en la oscuridad expresada en la columna que sostiene a la Virgen con el Niño  de pie sobre la tierra. También nos recuerda la pasión de Cristo y la conmemoración de los difuntos, pues si algo valoraban nuestros ancestros aborígenes era la memoria de sus ancestros. El hierro utilizado es distintivo del poder transformador del fuego y la forja simbolizando la purificación espiritual, la superación de pruebas y la búsqueda de la trascendencia. Es importante considerar que es una obra autentica, en una época de libertad de culto, simboliza la fuerza de la fe católica ante la adversidad que permite la renovación de la fe en Venezuela y el mundo entero. (F05)

El color de la obra en fondo  negro simboliza lo misterioso, lo desconocido, el pecado o la muerte, mientras que el dorado representa la gloria, la divinidad, la eternidad y la riqueza espiritual. Simboliza la lucha entre el bien y el mal, la oscuridad y la luz, la fragilidad humana y la trascendencia divina, el dorado representa la sacralidad de una figura: la Virgen hace santo al cacique más temido de Venezuela. El negro y dorado crean en esta obra una atmosfera de solemnidad, lujo y misterio, atrayendo la atención del espectador hacia lo sagrado. En este trabajo la Artista Belén Girard nos regala una poderosa herramienta visual que transmite una amplia gama de significados simbólicos, desde la dualidad entre lo terrenal y lo divino hasta la representación de la penitencia y la gloria. (F06) (F07)

Los ojos grandes del Cacique simbolizan la espiritualidad, la sabiduría y la conexión con lo divino, representan la visión espiritual del Cacique, más allá de lo físico, simboliza la verdad que vio el Cacique en la belleza divina de la Señora de los Cielos, transmitiendo en los momentos que el bien penetra en el corazón del Cacique emociones profundas como la compasión, la humildad o la devoción al mismo tiempo de sentir agresividad. Para los indígenas los ojos eran considerados las ventanas del alma y símbolos de poder. Invita al espectador  a conectarse con la esfera divina. Demuestran la sinceridad del Cacique, pareciera que los iris de sus ojos se expandieron tanto como sus emociones. Representa la capacidad del Cacique para observar y comprender más allá de lo visible, su papel como guía espiritual y político de su pueblo. A través de los ojos del Cacique hay una percepción metafórica de la tradición oral de nuestros pueblos originarios revelando una potente conexión entre el mundo exterior y el mundo interior, representa su habilidad para percibir el futuro, entender la magnitud de su visión y tomar las decisiones más sabias para su pueblo, los ojos grandes denotan su liderazgo y la relación que lo une a otras obras de arte precolombino de la región. (F08)

Los ojos de la Virgen y el Niño Jesús a imagen y semejanza están expuestos en esta obra, simbolizando que los corazones unidos de Jesús y María laten en un mismo palpitar, ambos con los labios cerrados simbolizando la contemplación, la introspección y la humildad, representan el secreto, la reserva y la atención plena, es símbolo de la oración silenciosa, la meditación y la escucha atenta a lo divino, indican el cese de la palabra hablada, permitiendo la concentración del mundo interior y la conexión con lo sagrado, es una actitud de modestia, evitando la vanagloria, representa la reserva del conocimiento sagrado, la paciencia y la espera en la fe. (F09)

El labio prominente del Cacique simboliza los actos rituales, ofrendas verbales estaba muriendo una raza, el canto del cisne haciendo su oración sagrada, la trascendencia de su sabiduría y conexión al mundo espiritual. La forma del labio indica su más profunda emoción en estado de éxtasis al contemplar la gloria de Dios, aquel grito: “por qué me persigues” y en el silencio entender que el cielo se abría para él y todo su pueblo si se bautizaban. (F10)

El rostro de la Virgen es hermoso, basta con compararla con el rostro de la Mariofania de Coromoto, imagen y semejanza, llevando a realizar un análisis desde el arte a la Mariofania de Coromoto, del tipo acheropita, es decir realizada por manos no humanas o arte angélico. Es un análisis subjetivo desde los estándares del arte sacro y ancestral indígena. (F11)