COMPARTIR

Venezuela es y será por siglos Tierra de Gracia. Ubicada en el corazón del norte de Sudamérica y a escasas horas en avión de las capitales financieras mundiales, el país está listo para iniciar la etapa del sueño: reconstruir la nación de manera honesta. Las grandes big-techs se instalarán en Caracas con oficinas vista al Ávila y también en ciudades industriales como Valencia o Porlamar.

En este siglo, la innovación marca la diferencia entre liderar o quedarse atrás por décadas. María Corina ha destacado en su exhaustivo plan país que Venezuela será una nación con hubs tecnológicos, comerciales, empresariales y turísticos, además del gran hub energético. En nuestra Venezuela, la inversión no solo se medirá en retornos financieros, sino en la posibilidad de reescribir la historia económica de una nación en tiempo récord.

Venezuela no es solo un mercado emergente: es el próximo gran escenario donde las corporaciones que hoy lideran el mundo pueden dejar un legado que trascienda generaciones.

El límite del poder político y el inicio del verdadero impulso

En la historia económica contemporánea, los grandes saltos de desarrollo rara vez han sido obra exclusiva de un gobierno. Japón, tras la Segunda Guerra Mundial, se reconstruyó con la inyección masiva de capital privado y corporaciones que apostaron por su talento. Corea del Sur pasó en tres décadas de ser un país agrícola a una potencia tecnológica gracias a conglomerados como Samsung y Hyundai.

Venezuela, con su transición política en marcha, se encuentra en un punto similar: el liderazgo del Presidente Edmundo González Urrutia y María Corina Machado puede abrir la puerta, pero la velocidad del cambio dependerá de la capacidad de atraer inversión privada de alto calibre.

Las cifras actuales muestran un terreno fértil. Según datos recientes, el turismo venezolano puede crecer un 108% en tan solo dos años, y superar la cifra de 5 millones de visitantes ademas de que se dará la apertura de 451 rutas turísticas frente a las 46 que han habido durante el periodo de oscuridad socialista. Este crecimiento se consolidará gracias a la creación de nueva infraestructura y servicios de clase mundial, visión que ha abordado ya el plan país de Maria Corina, contando con el capital y la ejecución de empresas globales que ya están en conversaciones con su equipo.

El potencial no se limita al turismo. Venezuela posee la mayor reserva de petróleo del mundo y también un portafolio de recursos estratégicos que el siglo XXI demanda: litio, coltán, tierras raras y una biodiversidad que puede convertirse en un laboratorio natural para biotecnología y las energías limpias. En un contexto global donde la transición energética es prioridad, pocos países pueden ofrecer simultáneamente recursos fósiles para la estabilidad de corto plazo y minerales críticos para la innovación de largo plazo.

El verdadero diferenciador está en lo que la nación hará  con sus recursos. La diáspora venezolana, estimada en más de 7,7 millones de personas, incluye ingenieros, científicos, emprendedores y creativos que hoy lideran proyectos en Silicon Valley, Madrid, Toronto, China, Israel y São Paulo. Su retorno —o conexión remota constante— puede inyectar al país un know-how que acorte décadas de aprendizaje. Venezuela no parte de cero: parte de un capital humano globalizado con redes internacionales y experiencia en los mercados más competitivos del planeta.

El músculo privado: empresarios y corporaciones

Los países que han logrado saltos de prosperidad sostenida lo han hecho cuando el sector privado ha tenido libertad para invertir, innovar y competir. Según el informe Doing Business Venezuela del PwC, el país cuenta con ventajas competitivas únicas: la mayor reserva certificada de petróleo del mundo, una de las ocho mayores de gas natural, abundancia de minerales estratégicos y más de la mitad de un territorio apto para la agricultura.

A esto se suma una posición geográfica privilegiada con acceso directo a los principales mercados del hemisferio. En un contexto de apertura económica y seguridad jurídica (el equipo jurídico del Presidente Edmundo ya tiene todo el plan de leyes necesarias para asegurar la seguridad jurídica en Venezuela), se podrá convertir a Venezuela en un año en un imán para capitales globales.

Recordemos que el  capital privado no solo aporta recursos financieros: trae estándares de gestión, tecnología de punta y redes internacionales que aceleran la integración del país en cadenas globales de valor. Sectores que antes mencioné como el turismo, energía, agroindustria y tecnología pueden beneficiarse de alianzas estratégicas con corporaciones y big-techs líderes a nivel mundial.

Imaginemos un corredor turístico en Vargas, Falcón, Sucre desarrollados con estándares internacionales, parques solares y eólicos operados por gigantes hoteleros como el de los Trumps y también pensemos en gigantes energéticos, y hubs tecnológicos impulsados por big-techs que ya saben que Venezuela no solo es un mercado, es simplemente la plataforma perfecta para toda América Latina. En un marco de libre empresa y respeto a la propiedad privada, estas inversiones no serían solo rentables: serían históricas.

Big-Techs y capital Extranjero: aceleradores del cambio

En la economía global del siglo XXI, la velocidad de transformación de un país está directamente vinculada a su capacidad para atraer capital inteligente: inversión que no solo inyecta recursos financieros, sino que transfiere tecnología, know-how y redes internacionales.

Venezuela, ofrece una base energética que pocas naciones pueden igualar. Según la U.S. Energy Information Administration, el país produce más de 2,5 quads de energía primaria al año, con un 64% de su electricidad proveniente de fuentes hidroeléctricas.

La experiencia internacional demuestra que cuando las big-techs aterrizan en un mercado emergente con alto potencial, el impacto es exponencial. Irlanda pasó de ser una economía agrícola a un centro tecnológico europeo tras la llegada de gigantes como Intel, Google y Facebook. En el caso venezolano, la combinación de mano de obra altamente educada con costos operativos competitivos crea un escenario ideal para replicar ese modelo.

Varios hubs tecnológicos en Caracas, Puerto Ordaz, Maracay y Valencia podrían convertirnos en mucho mas que la «Irlanda del Caribe», sirviendo a toda América Latina y a mercados de habla hispana en EE.UU., España y Europa.

El ecosistema para un milagro económico

La llegada y pronta juramentación del presidente legítimo Edmundo González Urrutia y de la líder americana y vicepresidenta María Corina Machado, marca un punto de inflexión histórico para nuestro gran país. Su compromiso con la apertura económica, la seguridad jurídica y la reinstitucionalización del Estado ofrece las condiciones necesarias para que Venezuela se inserte en tiempo récord de lleno en la economía global.

Un ecosistema económico sólido se construirá con leyes y con confianza. La dupla González–Machado entiende que la confianza de los inversionistas se gana con reglas claras, respeto a la propiedad privada y un sistema judicial independiente. Según el Banco Mundial, los países que han escalado más de 50 posiciones en el índice de facilidad para hacer negocios lo han hecho en menos de cinco años cuando han alineado reformas regulatorias con estabilidad política.

El turismo, la energía, la agroindustria, el turismo y la tecnología son los cuatro grandes impulsores que pueden encender el milagro económico que se avecina. El Estado Vargas, con su corredor costero desde Maiquetía hasta Naiguatá y mas allá, puede transformarse en un polo de desarrollo turístico de clase mundial. En energía, la privatización parcial de la industria petrolera y la apertura a energías limpias permitirían atraer a gigantes como ExxonMobil y TotalEnergies.

La tecnología es como vemos, el gran catalizador. Con un marco legal que incentive la instalación de data centers, hubs de innovación y zonas francas tecnológicas y comerciales, Venezuela se convertirá en el punto de entrada mas competitivo de América Latina para las big-techs. El capital humano ya existe: ingenieros, programadores y emprendedores formados en universidades nacionales y en el extranjero, listos para integrarse a cadenas globales de valor.

En este nuevo ecosistema, el Estado no compite con el sector privado: lo habilita. La visión de González Urrutia y Machado Parisca es la de un gobierno que actúa como garante de libertades económicas, facilitador de infraestructura y socio en proyectos estratégicos, pero que deja que la innovación y la ambición empresarial marquen el ritmo del crecimiento.

Conclusión

Quien venga a invertir en Venezuela hará la inversión de su vida, ya que aquí el capital y la visión se conjugarán para que una tierra privilegiada ofrezca inmensas e inimaginables ganancias. Con el liderazgo de nuestro Presidente Edmundo González Urrutia y nuestra Dama de Hierro y líder mundial María Corina Machado, el país tiene la oportunidad de consolidar un marco institucional que garantizará la estabilidad política, la seguridad jurídica y la gran apertura económica.

Para los grandes capitales globales, Venezuela no es un mercado más: es un escenario donde la inversión puede generar retornos financieros excepcionales y, al mismo tiempo, dejar un legado de desarrollo sostenible. Desde las playas del Caribe venezolano hasta sus reservas de minerales estratégicos, el país ofrece oportunidades que pocos destinos (o quizás ninguno) puede igualar.

Cada corporación, cada fondo de inversión, cada empresario visionario que apueste por Venezuela no solo estará participando en un negocio rentable: estará escribiendo un capítulo en la historia de un país que renace, de un continente que será todo, un sueño americano. Cuando dentro de una década se hable del «milagro venezolano», quedará claro que fue el resultado de una alianza estratégica que entendió el valor de la libertad económica y un sector privado que supo ver más allá.

Invertir en Venezuela hoy no es solo una buena decisión financiera: es, sin exagerar, la mejor inversión de los empresarios visionarios mundiales de este siglo que apenas empieza a moldear una realidad diferente, donde América simplemente sera la brújula de los cambios globales.

Dayana Cristina Duzoglou Ledo

X:  @dduzogloul