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Con el país en vilo, el gobierno venezolano ha desplegado una serie de ejercicios civiles y militares en respuesta a una escalada diplomática y militar que proviene de Washington.

Funcionarios del Ejecutivo, entre ellos la alcaldesa de Caracas, participaron esta semana en un simulacro de evacuación en la estación La Rinconada del Metro, parte de un ejercicio nacional diseñado por el Ejecutivo para preparar a la población ante amenazas externas.

De acuerdo con The Guardian, el aumento de la presión estadounidense incluye operaciones navales y ataques selectivos en el Caribe, presentados por Washington como ofensivas contra cárteles de la droga; además, el Gobierno de EE. UU. ha intensificado señalamientos y recompensas dirigidas contra la cúpula venezolana. Estas medidas han sido interpretadas por Caracas como un preludio posible a una intervención de mayor alcance.

En la retórica oficial se observa dureza: autoridades como la vicepresidenta Delcy Rodríguez y la alcaldesa Carmen Meléndez han condenado las acciones de Estados Unidos y prometieron resistencia. “Si se atreven, los estaremos esperando aquí”, declaró una de las dirigentes durante la supervisión de las maniobras, según reportes. El Gobierno advirtió que, en caso de agresión, recurriría “a todas las armas” para defender la patria.

Analistas internacionales muestran divergencias sobre las intenciones reales de la Casa Blanca: algunos consideran que se trata de una estrategia de “máxima presión” con fines tanto domésticos como internacionales, mientras que otros advierten que cualquier intervención tendría un alto riesgo de degenerar en una guerra prolongada de baja intensidad con múltiples actores armados en el terreno. Phil Gunson y otros expertos han subrayado la posibilidad de que un error táctico derive en años de conflicto irregular.

La población vive entre el temor y la incertidumbre. En barrios caraqueños, ciudadanos consultados expresan dudas sobre las consecuencias de una confrontación y sobre quién sería el principal afectado: “¿Si hay una guerra, qué haremos?”, preguntó una vecina de 23 de Enero, reflejando la inquietud de amplios sectores. Mientras tanto, el Ejecutivo impulsa la capacitación de milicias y la protección de infraestructuras críticas como parte de su plan de defensa civil.

Fuera de Venezuela, responsables estadounidenses defienden las acciones como operaciones contra el narcotráfico que amenaza a EE. UU., aunque no han descartado opciones más duras si consideran necesario neutralizar “amenazas” fuera de sus costas. Ante ese cuadro, la comunidad internacional observa con cautela: cualquier paso en falso podría convertir una campaña limitada en un conflicto regional mucho más amplio.