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Franco Colapinto vivió su gran debut en la Fórmula 1 y lo hizo superando todas las expectativas posibles en un Gran Premio de Italia que lo tuvo volando sobre el asfalto de Monza para terminar en el puesto 12, redondeando un promisorio fin de semana.

Tras sacarle la tarjeta roja al estadounidense Logan Sargeant, el equipo Williams Racing tuvo que salir a buscar un reemplazante y entre varios candidatos terminó optando por el joven argentino de 21 años, que será el piloto titular en las ocho carreras que restan del calendario, siendo la próxima el fin de semana que se inicia el viernes 13, con el Gran Premio de Azerbaiyán, en el circuito callejero de Bakú.

El arribo de Colapinto a la Fórmula 1 se confirmó el martes previo a la carrera de Monza, hace poco más de una semana, y desató un fuerte fervor entre los hinchas argentinos, fanáticos o no del automovilismo, deseosos por verlo en acción y alentándolo en el comienzo de esta apasionante aventura. Pero entre tantos elogios, un frente de guerra: los Schumacher.

A los 55 años de edad, el legendario heptacampeón alemán de la máxima categoría se encuentra alejado de la vida pública desde hace más de una década, cuando sufrió un accidente mientras practicaba esquí en los Alpes franceses, y su estado de salud es un secreto guardado bajo siete llaves por su entorno más íntimo. Se sabe poco sobre el inolvidable Michael pero el apellido Schumacher sigue ligado al circo de la F1. ¿Por qué reaparece ahora en el momento más feliz de Colapinto?

Mick Schumacher, hijo de Schumi, era uno de los nombres que sonaban para ocupar la butaca de Sargeant en Williams, y en Alemania daban por hecho que los británicos lo elegirían. El joven de 25 años, señalado en forma apresurada como «el heredero», llegaba con cierto currículum, su pasado en F2 y F3, además de 43 carreras en la Fórmula 1 para el equipo Haas en los campeonatos de 2021 y 2022, terminando 19no y 16to en cada temporada.

Pero los Schumacher no contaron con la aparición de Colapinto. James Vowles, jefe de Williams Racing, apostó por la juventud del argentino pero especialmente por el buen desempeño que venía mostrando a lo largo de la temporada de Fórmula 2, en ascenso y con mucha capacidad para incorporar conocimientos. Además, una virtud fundamental en el deporte motor: la templanza de no confundir velocidad con temeridad, y mucho de eso ya se vio en Monza.

Para Ralf Schumacher, hermano de Michael y con diez años como piloto de Fórmula 1 en los tiempos dorados de su apellido, la decisión de Williams Racing fue «un absurdo».

«Quizá se pueda respetar esta decisión porque Colapinto es un piloto del programa júnior de Williams, pero desde el punto de vista del rendimiento, creo que es absurdo y no tiene sentido», dijo para una cadena de TV alemana. Y siguió, mostrando su apoyo a su sobrino: «Creo que el riesgo para el equipo y el piloto es mucho, mucho mayor que si hubieran traído a alguien con experiencia como Mick».

Llegó el GP de Italia y Colapinto corrió como para dejar en ridículo los dichos de Ralf, quien en paralelo a sus opiniones sobre Fórmula 1 atraviesa un mediatizado conflicto familiar tras declarar en las redes que está de novio con un muchacho llamado Etienne, provocando el enojo de su ex esposa y madre de su hijo.

En Europa aseguran que la novela de los Schumacher contra Colapinto siguió en Monza, donde ahora fue Corinna la que tomó la posta para ir a reclamarle a Williams por qué le bajaron el pulgar a su hijo Mick.

La esposa de Michael, una ex campeona de equitación que se casó con el alemán en 1995 y siempre estuvo vinculada al ambiente de la Fórmula 1, apareció en los boxes de Monza para ir a buscar a Vowles, al que le reprochó por no elegir a Mick para lo que resta del año.

Según lo que trascendió en tierra germana, lo que terminó de hacer enojar a la familia Schumacher fue la argumentación que dieron en Williams para explicar por qué descartaban a Mick: «Creo que tenemos que ser claros; Mick no es especial, simplemente es bueno», había dicho Vowles, con poca delicadeza.

«Mick ha mejorado mucho desde su tiempo en Haas, eso es innegable. Es un piloto competente y ha hecho un trabajo increíble en los simuladores de Alpine, Mercedes y McLaren. Sin embargo, al evaluar nuestras opciones, consideramos que tanto Mick como Franco caen en la categoría de ‘buenos, pero no especiales’. Y eso es algo que debemos reconocer con honestidad», afirmó Vowles.

«A veces dice las cosas con demasiada franqueza», resumió Toto Wolff, jefe de Mercedes, para hablar de las palabras de su antiguo co-equiper en la escudería alemana. «Esa fue una declaración de la que podría haber prescindido», completó.

Cuentan en Monza que Corinna encaró a Vowles ante la vista de todos, en el paddock, recriminándole por el desplante a su hijo pero principalmente por la manera en que se había referido al joven piloto, dañando su reputación siendo que todavía guarda la esperanza de regresar a la máxima categoría.

De acuerdo a sitios especializados como Motorsport, Vowles escuchó el reclamo de los Schumacher y se disculpó tratando de explicarles que al hablar de pilotos «especiales» se refería a aquellos fuera de serie, a la altura de Ayrton Senna o del propio Michael, con un talento innato. La situación quedó ahí, al menos por ahora. El próximo capítulo de esta novela podría comenzar a escribirse la próxima semana, entre los riesgosos muros de Bakú y con Colapinto sobre la pista.