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La campaña presidencial estadounidense continúa este lunes en un país sobresaltado por un segundo presunto intento de asesinato contra el candidato republicano Donald Trump, que lo atribuye a «la retórica» de su rival demócrata Kamala Harris y del presidente Joe Biden.

El sospechoso «se creyó la retórica de Biden y Harris, y actuó en consecuencia», declaró Trump a Fox News. «Su retórica está provocando que me disparen», añadió.

Biden, que da «gracias a Dios» de que Trump esté ileso, se defendió: «Siempre he condenado la violencia política. Siempre lo haré».

Los estadounidenses resuelven sus diferencias «pacíficamente en las urnas, no a punta de pistola», recalcó en Filadelfia (este), horas después de pedir «más ayuda» para el Servicio Secreto, la policía de élite encargada de la protección de las personalidades políticas.

Su secretario de Justicia y fiscal general, Merrick Garland, prometió este lunes desplegar «todos los recursos disponibles» para investigar los hechos.

En la red social X, el jefe republicano de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, consideró prioritario «tener respuestas para comprender cómo el presidente Trump pudo haber sufrido varios intentos de asesinato».

Trump «no es el presidente en ejercicio, si lo fuera, habríamos rodeado completamente el campo de golf (donde se encontraba el domingo), pero como no lo es, el sistema de seguridad se limita a los lugares elegidos por el Servicio Secreto» que «hizo exactamente lo que tenía que hacer», comentó el domingo el sheriff del condado de Palm Beach (Florida), Ric Bradshaw.

El domingo por la tarde Trump se encontraba en su club de golf en Florida cuando se escucharon «disparos» cerca, según su equipo.

Varios agentes del Servicio Secreto «abrieron fuego contra un hombre armado» que estaba cerca del terreno, informaron fuentes de seguridad.

Encontraron un rifle con mira telescópica AK-47, junto con dos mochilas y un equipo de grabación de video.

Ryan Wesley Routh, un estadounidense proucraniano al que la AFP entrevistó en 2022 en Kiev, fue detenido gracias a un testigo que identificó su coche. El lunes fue acusado de posesión ilegal de armas durante su comparecencia inicial.

Una sucesión de hechos fuera de lo común hace que la campaña electoral no tenga parangón en la historia de la democracia estadounidense. Y eso que faltan 50 días para los comicios del 5 de noviembre.

El expresidente Trump, de 78 años, se salvó de un primer intento de asesinato en julio y Joe Biden tiró la toalla y cedió el testigo a su vicepresidenta Kamala Harris, de 59 años, en tan solo unas semanas después de un debate catastrófico.

Cuando las aguas parecían haber vuelto a su cauce los estadounidenses estaban lejos de imaginarse que Trump sería blanco de un segundo intento de asesinato del que según él salió «sano y salvo».

En el país los nervios están a flor de piel.

Según la prensa estadounidense, el multimillonario Elon Musk, partidario de Trump, publicó y luego eliminó un mensaje en su red X en el que planteaba por qué nadie había intentado matar a Harris o a Biden.

Kamala Harris se declaró consternada por lo sucedido en Florida.

También hubo condenas a nivel internacional, por ejemplo del presidente ucraniano Volodimir Zelenski, muy pendiente de estas elecciones por la cantidad de ayuda militar que recibe de Washington.

El Kremlin estimó, por su parte, que es una señal de una «intensificación» de la campaña electoral estadounidense.

Lo cierto es que la tensión se puede cortar con un cuchillo.

Desde hace días corren mentiras en las redes sociales que afirman falsamente que inmigrantes haitianos de Springfield, una localidad del estado de Ohio, en el medio oeste de Estados Unidos, roban gatos, perros y otras mascotas para comérselos.

Estas acusaciones, de las que se ha hecho eco Trump en sus mítines y en un debate ante decenas de millones de estadounidenses, provocaron alertas de bomba y cierres temporales de colegios.

Fuente: AFP y AP