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Con motivo de las celebraciones navideñas, el arzobispo de Montevideo, el cardenal Daniel Sturla, se negó a bendecir a las parejas homosexuales, contradiciendo el documento vaticano aprobado por el Papa Francisco que autoriza este tipo de procedimiento.

Entrevistado por el diario uruguayo El País, Sturla dijo estar sorprendido de que este tema «polémico» que divide «las aguas dentro de la Iglesia» surgiera en Navidad.

«Está claro que el sacerdote bendice a todo el pueblo. Ahora he estado en una prisión y he bendecido a todos los presos. Si la gente viene a pedirme mi bendición, siempre se la concedo.

«Recuerdo que cuando estábamos discutiendo la ley trans, estábamos en procesión en la parroquia de San Ignacio, y vinieron unas personas trans a pedirme una bendición y se la di», agregó.

«Pero bendecir a una pareja homosexual es otra cosa…», afirmó el arzobispo

Según Sturla, el documento vaticano no se refiere a la bendición de la persona sino de la pareja, algo que «toda la tradición de la Iglesia» y un documento publicado hace dos años dicen que no es posible hacer.

El Papa aprobó la bendición de parejas homosexuales la semana pasada, “pero fuera de cualquier ritualización e imitación de las nupcias”, según informó “Vatican News», el sitio de información oficial de la Santa Sede.

“Vatican new” aclara que “la doctrina sobre el matrimonio no cambia, la bendición no significa aprobación de la unión”.

Se trata de un tema destinado a insuflar nuevas polémicas entre los sectores progresistas y los tradicionalistas, que repercutirán en la segunda fase del Sínodo de los Sínodos convocada octubre de 2024. La primera tuvo lugar en octubre pasado.

El Dicasterio para la Doctrina de la Fe, cuyo titular es el cardenal argentino Victor Fernández, presentó el documento “Fiducia supplicans” que aprobó el pontífice.

Esta declaración afirma que frente al pedido de dos personas de ser bendecidas, aunque su unión de pareja es “irregular” (entre comillas en el original), será posible que sea consentida por el ministro ordenado”.

Pero, agrega, “evitando que este gesto de proximidad pastoral contenga elementos también lejanamente asimilables a un rito matrimonial”.

Fuente ANSA y Clarín