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Indignación. Ese es el sentimiento con el que los maestros jubilados recibieron la noticia el pasado 8 de octubre, luego que Héctor Rodríguez, ministro de Educación, firmó un decreto para exhortar a los profesores retirados en Venezuela a regresar a las aulas de clases ante el déficit de docentes que golpea al sector educativo.

La resolución DM/n.° 0025, publicada en Gaceta Oficial n.° 42.979 establece: “Las instituciones deberán incorporar como docente al personal docente jubilado por el Ministerio, que de manera voluntaria decida dedicar semanalmente al menos las horas académicas de clases de una sección”.

La crisis económica y social de Venezuela dejó a los educadores desamparados, con un sueldo que no alcanza los 15 dólares mensuales. Según estudios realizados por la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), el país cuenta con un déficit de unos 250 mil maestros.

Por ello el Ejecutivo decidió llamar de vuelta a aquellos profesores que por décadas dedicaron su vida para formar el futuro de Venezuela.

Sin embargo, ese futuro que en antaño moldearon, hoy se cierne sobre ellos en un panorama grisáceo y desolador.

Ante este escenario, en el cual no se les garantizan los beneficios sociales y la quincena que perciben no supera los 200 bolívares en la mayoría de los casos, surge el dilema: ¿Cuál es el incentivo para volver?