La decisión de Corea del Norte de enviar soldados para ayudar a Rusia a someter a Ucrania puede poner a otro aliado del Kremlin, China, en una difícil situación diplomática.
A principios de este mes, China y Corea del Norte celebraron sus 75 años de relaciones diplomáticas reafirmando unos lazos que en su día describieron como tan cercanos como “los labios y los dientes”.
Pero la decisión de Corea del Norte de enviar miles de soldados a Rusia para luchar contra Ucrania, revelada esta semana por el secretario de Defensa de EE.UU., Lloyd J. Austin III, pondrá a prueba esos lazos como nunca antes.
China se ha sentido frustrada por la inestabilidad que Pionyang siembra en el norte de Asia con su programa de armas nucleares y sus amenazas periódicas de aniquilar a Corea del Sur. Ahora Corea del Norte está avivando una guerra en Europa, que podría profundizar una confrontación más amplia sobre el orden mundial que enfrente a Estados Unidos y sus aliados con un eje de potencias antioccidentales liderado por China y Rusia.
Postura
China ha intentado presentarse como una fuerza de paz en contraposición a Estados Unidos, al que acusa de intentar librar una nueva Guerra Fría.
La perspectiva de que soldados del único aliado de China por tratado luchen contra fuerzas respaldadas por Occidente en nombre de uno de los socios más cercanos de Beijing socava esa narrativa.
Otra preocupación de los dirigentes chinos, dijeron los analistas, es el intercambio de tecnología militar de Rusia a Corea del Norte a cambio del envío de soldados.
Ello podría envalentonar a Corea del Norte para actuar de forma más agresiva contra Corea del Sur o Japón y, al mismo tiempo, disminuir la capacidad de Bijing para influir en el solitario Estado, aunque este dependa de China para el comercio y la ayuda.
El comportamiento provocador de Corea del Norte ya ha contribuido a la alianza trilateral de seguridad entre Estados Unidos, Japón y Corea del Sur firmada en Camp David el año pasado.
El pacto, que China ha comparado con una OTAN asiática, ha agravado la sensación de Beijing de estar constreñida y cercada por Estados Unidos y sus aliados.
China se encuentra ahora atascada en un punto intermedio.
Mientras Occidente ha intentado aislar a Rusia, China ha estrechado sus lazos comerciales y diplomáticos con Moscú desde que Rusia invadió Ucrania en 2022.
Límites
Es posible que Beijing no sepa cómo frenar los esfuerzos de Corea del Norte para ayudar al Kremlin, dijo Victor Cha, profesor de gobierno y asuntos internacionales en la Universidad de Georgetown y titular de la cátedra de Corea en el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales de Washington.
“China está atrapada entre la parálisis y la incompetencia en este asunto. Aunque apoyan indirectamente los esfuerzos de Rusia en la guerra, no pueden estar contentos con la decisión de la RPDC”, dijo Cha, refiriéndose al nombre formal de Corea del Norte, República Popular Democrática de Corea.
“No hay nada bueno para ellos en esto, ni a corto ni a largo plazo”.
Persistirán las preguntas sobre si Beijing conocía de antemano los planes de Pionyang, del mismo modo que persisten las especulaciones sobre si tenía conocimiento previo de la invasión de Ucrania por Rusia en febrero de 2022.
China no ha hecho ningún comentario sobre la presencia de soldados norcoreanos en Rusia, aparte de decir que espera que todas las partes en conflicto reduzcan la tensión y trabajen para alcanzar un acuerdo político.
En una cumbre de países con mercados emergentes celebrada el miércoles en Rusia, el máximo dirigente chino, Xi Jinping, reiteró esa postura al pedir a los países que no echaran “aceite al fuego”.
Estados Unidos afirma que China podría ayudar a poner fin a los combates retirando su apoyo a Rusia, el cual incluye el suministro de tecnologías de doble uso —artículos tan variados como microchips, sustancias químicas o aviones no tripulados que pueden ser destinados tanto a productos civiles como a armas— y la compra de cantidades masivas de petróleo ruso.
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