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Dada la extrema paridad en las encuestas y la gran afluencia de votantes, el resultado de las elecciones en los Estados Unidos se extendía y incluso podía hasta demorarse unos días. Pero mientras avanzaba el escrutinio, que estaba lejos de terminarse, había ciertas señales auspiciosas para Donald Trump.

El conteo, que es distinto en cada estado, es muy complicado porque, además del voto presencial del martes, hay que contabilizar el anticipado y el que llega por correo, un trámite que es más lento. En una carrera tan ajustada como vaticinan los sondeos, es posible que haya que esperar hasta contar el último voto. Algún pequeño puñado de sufragios, al final, podría hacer cambiar de manos un estado clave y dar la presidencia a uno u otro, como sucedió en 2000 con George W. Bush y Al Gore en Florida.

Como antecedente, Joe Biden recién pudo consagrarse ganador en 2020 recién cuatro días después.

Falta mucho por escrutar, pero se vieron algunas señales que alentaban a la campaña de Donald Trump como una buena performance en Georgia (un estado que había ganado Joe Biden en 2022), que le daba hasta 10 puntos de ventaja al magnate.

Y, además, se supo un dato de encuesta de boca de urna de CNN que podía se crucial si se replicara en otros estados: un 54% de los votantes independientes de ese Georgia dijo que se inclinó por Trump y solo un 43% se volcó por Harris. Los independientes suelen volcar las elecciones.

De hecho, las predicciones de The New York Times cambiaron. De un empate cerrado, pasaron a darle a Trump un 66% de chances de ganar la Casa Blanca y le asignaba una proyección de 284 votos en el colegio electoral contra 254 de Harris.

Para conseguir los 270 votos electorales necesarios para triunfar, Trump apostaba a ganar en los estados del “Sun Belt”, o el cinturón del sol, que son Georgia, Carolina del Norte, Arizona y Nevada, y que habitualmente votan republicano. Y alguno más del “blue wall” (Pennsylvania, Michigan o Wisconsin). Harris, en tanto, se jugaba todo a Pennsylvania, Michigan y Wisconsin, que se habían volcado por Biden en 2020 y que ahora estaban disputadísimos.

Pero si Trump se imponía en Georgia por gran ventaja y también en Carolina del Norte –que estaba mucho más competitiva según los primeros conteos– sería una señal de que la batalla para Harris en los estados que pretendía ganar sí o sí sería muchísimo más complicada.

De todas maneras, el atraso en los resultados puede generar impaciencia y frustración en medio de un clima de gran ansiedad por los resultados, pero es normal. Sin embargo, expertos consultados por Clarín advierten sobre un posible clima de violencia si el conteo se extiende demasiado, o si hay signos de que no beneficia a Donald Trump.