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Dos días antes de que comenzara la cumbre de presidentes y cancilleres del Mercosur, el miércoles pasado, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, bajó hasta Montevideo. Allí se reunió con el saliente mandatario Luis Lacalle Pou, y con el electo Yamandú Orsi. Y se tomó su tiempo para el ritual de visitar a José “Pepe” Mujica en su emblemática chacra, adonde al día siguiente estuvo Luis Inacio Lula da Silva.

El jueves a la mañana, Petro le dio una entrevista a Clarín en la que volvió a criticar a Javier Milei. Es ya su costumbre. Por un lado, dio más detalles de lo que quiso decir cuando días atrás aseguró que en la cumbre del G20 de Brasil se peleó con Milei, y que la delegación argentina había “escondido” las imágenes de la supuesta pelea. Y por otro lado, sugirió que si el pueblo argentino se “dormía”, el presidente argentino podía convertirse un «dictador».

Petro estaba acompañado en Uruguay por un importante equipo llegado desde Bogotá y por su embajador en Buenos Aires, Camilo Romero.

Petro llegó a la entrevista con este diario algo afectado por una acidez estomacal. Tosió, le dieron agua, se limpió los anteojos y comenzó la entrevista en un tono bajo y pausado.

Pese a sus dichos, se conocen pocos detalles de lo que usted dijo de Javier Milei y su cruce en el G20. ¿Qué es exactamente lo que pasó según usted?

Lo que me sorprende es que a la reunión como tal, que no es grabada completamente, le quitan los aplausos. Tiene un orden que no sé quién lo hizo. Un orden de discurso, digamos unos tiempos breves relativamente breves para cada orador, que son todos los miembros del G-20, los presidentes y los invitados (Colombia fue país invitado y por eso estaba el mismo Petro). Y le tocó a Argentina porque es miembro desde hace un tiempo fundador. El discurso de Milei fue profundamente neoliberal y en mi opinión, anacrónico, porque la teoría económica sobre la que él sustenta, la que él más o menos conoce, en la universidad le llamábamos la teoría neoclásica, y se ha estrellado en la realidad muchas veces.

Es un juego matemático muy sofisticado, interesante, basado en las funciones cóncavas, convexas y continuas, pero que no reflejan la realidad del mundo, que no es ni cóncavo ni convexo ni continuo Y ahí, digamos, el estrellón matemático de una teoría que no puede interpretar la realidad. Esa es mi crítica. Pero digamos, el discurso de Milei como el de muchísimos, hoy entre comillas, expertos económicos está basado en eso mismo. Lo que me sorprendió es que al terminar, que es una loa al capitalismo y al libre mercado, a la desaparición del Estado, una especie de anarquía de capitalistas. El capitalismo relativamente anárquico, pero en un G-20, que es de los países más poderosos del mundo…

Pero ¿Qué es lo que le sorprendió Presidente?

Que no lo aplaudieron. El aplauso tenía tres personas. Y me sorprendió porque ese discurso propio del G20, fue durante décadas impulsado por la banca multilateral, en los 70 y 80. Nos obligaron a adoptar toda América Latina medidas de ese corte en un momento de crisis que sigue existiendo, y no tuvo el apoyo del G-20, lo cual a mí me gusta.

¿Usted lo interrumpió o no esperó a que terminara?

No. Todos tuvimos nuestra orden, nuestro orden. Lo que sí es que cuando ya tocaban los discursos después de casi todos los discursos latinoamericanos, fueron contrarios, adversos (se refiere al de Milei), y el mío lo dediqué a desbaratar esa tesis porque me parece muy perjudicial para el mundo y para América Latina. El discurso mío fue aplaudido por el G20 de una manera un poco más efusiva, lo mismo que el de Boric, igual que el de la presidenta mexicana y el de Bolivia. Milei no se quedó para escuchar a la mayoría.

¿No quiso escuchar los discursos de sus colegas?

El simplemente se salió cuando no tuvo éxito en el aplauso. El aplauso es simplemente un medidor de aceptabilidad en un espacio que es importante porque los más ricos del mundo, llamémoslo así, desde el punto de vista de los Estados. Y eso marca algo que yo vengo diciendo y es que el neoliberalismo está muerto y lo que buscan los países en mayor claridad es salidas, salidas para resolver múltiples problemas que ha dejado, el principal en mi opinión, es la crisis climática. Nosotros salimos y yo iba con Boric, no me di mucha cuenta cuando alzó la mano para saludar a una persona sentada (por Boric) y resultó ser Milei. Entonces, la mirada de Millei al verme a mí fue inmediatamente la de evitar el saludo y yo simplemente le dije “Hola Milei” y ya. No entendí por qué censuraban los aplausos.

Trascendió que se enojó con Boric .

Yo no vi que se enojara con Boric.

Bueno, por ese enojo Argentina estuvo ausente de unos históricos actos (en el Vaticano) por los 40 años del Tratado de Paz y Amistad con Chile.

Hablaron los miembros del G20, después los invitados. Milei no escucha a ninguno. Milei se fue apenas habló. Milei se fue apenas sintió que no tenía aplausos, que fue lo contrario de lo que comunicó en Davos, en el pasado Davos, que ahora está a punto de volverse a repetir. O sea, no hubo un aplauso del G20 para las ideas del presidente argentino. Y en cambio hubo una posición muy coherente de todos los demás presidentes progresistas Boric, Claudio, Lula, Petro, Arce.

Y ustedes no se saludaron (con Milei)

La relación de Milei y nuestra es de silencio desde el principio, con algunos insultos de él que hemos tenido que enfrentar. Luego nos encontramos en el pasillo con esa actitud (se ríe), le dio la mano a Boric y cuando vio que yo era el que estaba al lado, entonces bajó la cabeza y tuve que ser yo quien dijo “Hola Milei”. Después, los organizadores de ese evento quitaron el pedazo de los aplausos. (Petro no dirá ahora, como dijo en días anteriores que fue Argentina quién hizo eliminar esos momentos)

¿Pero usted en su discurso nombró a Milei?

No. Nombré sus frases, creo que hay una donde él ataca a los sociólogos latinoamericanos. No mencionó nombres. Los persigue como los constructores de lo que él llama “el socialismo”, la preponderancia del Estado y yo me remití a eso. Porque los sociólogos latinoamericanos no están hablando de la preponderancia del Estado sino de la crisis climática, que es diferente. La crisis climática no es producto de los Estados. Es producto de primerísimo orden de la libertad de mercado y del capitalismo. Y es el principal problema hoy de la humanidad. La crisis climática es la demostración fáctica de la falsedad de la teoría neoclásica del neoliberalismo porque si lo ponemos en sus términos la libertad de mercado debería llevar a la maximización del bienestar, hoy la realidad y de acuerdo a la ciencia nos ha llevado al principio de extinción de la humanidad. Y esa es una parte sobre la que el discurso de Milei lo contradice. El es un negacionista de la crisis.

Usted retuiteó en las últimas horas a una figura que tuvo una centralidad y hoy ocupa un lugar marginal, Luis D’Elía, en el que comparó a Videla con Milei. ¿Usted cree que es un dictador Milei?

Pues yo pienso que si no se despierta el pueblo argentino, podría serlo. Digamos, un dictador que concentra los poderes públicos, puede llegar incluso por elecciones. No es medio, no es el que define. Pero una dictadura es una concentración de poder, de partidos en una sola persona, de grupos sociales.

¿Teme una alianza entre Donald Trump y otros líderes como la que está proponiendo Milei? Usted ha hablado de crear una “alianza de progresistas”.

Yo pienso que el ascenso de este tipo de personajes autoritarios que son diferentes entre sí, son expresiones de grupos de la sociedad, de partes, incluso mayoritarios de la sociedad. Casi todos son electos y lo que hay que preguntarse es por qué partes tan importantes de la sociedad prefieren destrucción y destruir la democracia. Entonces la respuesta es el miedo, en primer lugar. ¿Y en qué se parecen estas personas? En que han incitado el miedo. El odio, en segundo lugar y el miedo y el odio han sido siempre en los últimos dos siglos, al menos, la base de construcción de políticas de derechas, una de las cuales es el fascismo, incluida su versión más radical, que son los nazis.

Pero en Argentina, así como con usted se puede observar un crecimiento económico en Colombia, Milei está ordenando la economía y tiene un alto nivel de aprobación. Sobre todo si se tiene en cuenta que el kirchnerismo la destruyó.

La aprobación de ese dato no refuta mi argumento. Porque si la mayoría tiene odio o miedo va a tener una alta aprobación el que genera el odio y el miedo. Lo que si me interesa saber es por qué tanto miedo y odio en las sociedades del siglo 21. Y la respuesta que yo alcanzo en mi práctica política y en mi lucha a descubrir, es que hay un miedo inmenso a la mujer libre. En Estados Unidos hay un miedo inmenso al extranjero. Y a perder el control. Pero le digo algo, Trump es proteccionista, Milei, librecambista. Son contrarios y va a sufrir porque indudablemente la política económica de Trump seguramente elevará aranceles incluso a productos que compiten con productos argentinos en el campo agrario. Y habrá una contradicción en esos dos conceptos de personas que se intentan parecer, sobre todo Milei respecto a Trump. No son iguales. La sintonía está sustentada sobre una base irreal porque la concepción del comercio mundial es contradictoria, puede perjudicar a la Argentina, a Milei. Y en otros aspectos también es contradictoria, por ejemplo, Argentina no es un país petrolero, carbonero. Sus formas de producción no están alrededor del petróleo. Argentina podría ser una potencia agroalimentaria. Tiene mucha agua.

¿Venezuela es para usted una dictadura? ¿Va a reconocer o no a González Urrutia el 10 de enero?

Después de las elecciones que yo consideró que no fueron libres. Y no fueron libres no sólo porque la oposición no tuvo garantías, sino porque el pueblo en general, sea de oposición, sea oficialista o no haya votado, estaba bajo el fusil del bloqueo económico. No hay elecciones libres en un país bloqueado económicamente en ninguna parte. Y el acuerdo que tratábamos de construir con los Estados Unidos, la Unión Europea, Venezuela y la oposición, yo fui partícipe de ello, era que hubiera elecciones libres, si no hubo elecciones libres. En mi opinión, hay que buscar el momento para que suceda. Y el que ganó, ganó. Pero lo que sucedió en las elecciones pasadas, que no fueron libres, es un momento de mucha pasividad. Pasividad del pueblo venezolano que está cansado con los protagonistas del lado un lado.

¿Estaría dispuesto a recibir a los seis venezolanos asilados en la residencia argentina en Caracas?

Colombia respeta el derecho de asilo. No es solo mi gobierno, es una tradición muy parecida a la de México. Yo no tengo la cantidad exacta en este momento, pero si hacemos los exiliados sociales, digo yo, el los de inmigración, quizás 1 millón y medio, 2 millones de venezolanos. Y dentro de esa migración algunos agentes. Y lo dije incluso en el primer día de mi gobierno se respeta el derecho de asilo. Y eso ha sido así. No solo con Venezuela, no con Nicaragua. (El presidente no respondió igualmente a lo puntual de la pregunta)

En lo que hace a la política interna de su país, qué piensa de los recientes casos de corrupción en su gobierno como el que afectó a su ahora ex ministro de Economía, Bonilla?

Estoy convencido de que el ministro de Hacienda va a sobreponerse porque está fundamentado precisamente en algo que todos los gobiernos anteriores hicieron y que yo mismo denuncié en mis debates parlamentarios. Colombia ha tenido una fuerte corrupción de su Estado porque se ha vinculado el Estado, el narcotráfico y eso ha generado un genocidio, que es la peor de todas. Tienes un partido político como la UP. Le masacraron y le asesinaron 5000 militantes. Tienes 60.000 desaparecidos, tienes un genocidio que alcanza la cifra de 100.000 personas campesinas muertas o precisamente ejércitos del narcotráfico ligados a grupos políticos. Tienes millones de desplazados, la mayoría campesinos a los que le quitaron las tierras y que se las estamos devolviendo. Es decir, tienes un magma de corrupción que comparado con cualquier país, palidece en otro país. Nosotros lo que estamos haciendo en estos dos años cortos, no solo porque me dediqué a denunciar y a correr el riesgo de denunciar este tipo de, digamos, de articulación delictiva entre el poder del crimen y el narcotráfico, porque esa es la realidad, sino porque desmontar ha sido mi pasión en estos dos años. Muchos de esos beneficiarios de ese tipo de corrupción nos atacan todo el tiempo, intentarán asesinarme y la prensa, lamentablemente es una crítica que es universal. Hoy pertenece a los hombres más ricos del país, que son los que han acrecentado su fortuna gracias a esa corrupción.