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El centrista François Bayrou, aliado de Emmanuel Macron desde su llegada al Elíseo en 2017, fue nombrado este viernes nuevo primer ministro de Francia por el presidente para intentar cerrar la crisis política que vive el país.

«El presidente de la República ha nombrado primer ministro al señor François Bayrou y le ha encargado formar gobierno», anunció la presidencia francesa en un breve comunicado. Ambos se reunieron durante casi dos horas a primera hora de la mañana.

Bayrou, de 73 años, se convertirá en el cuarto jefe del Ejecutivo en lo que va de año y sustituirá al conservador Michel Barnier,nueve días después de la moción de censura que derribó su Gobierno, el más efímero del país desde la Segunda Guerra Mundial.

Durante los últimos nueve días, el presidente Macron buscó con todos los partidos republicanos, a excepción de Agrupación Nacional de la ultraderechista Marine Le Pen, y Francia Insumisa, del ultraizquierdista Jean Luc Mélenchon, un candidato a primer ministro que no fuera fácilmente desaprobado por la Asamblea Nacional. El nombre de Bayrou sonó como favorito

Quién es François Bayrou

Bayrou, que entró al gobierno inicial de Macron, tuvo problemas judiciales y luego se separó, pero sin romper con el presidente.

A su favor Bayrou tiene las condiciones de un político de raza. Consensual, buen negociador, profesor de literatura, legislador con amplia experiencia y conocido de todas las fuerzas políticas y católico. Es el alcalde de Pau, la ciudad de los Pirineos, la región de Beaen, donde él proviene.

Bayrou es un viejo conocido de la clase política. Su consagración en la política nacional llegó con su nombramiento en 1993 como ministro de Educación, en un gobierno de derecha durante la presidencia en Francia del socialista François Mitterrand.

Desde entonces, encadenó los mandatos de diputado, eurodiputado, alcalde como líder de su formación centrista llamada Movimiento Demócrata (MoDem) desde 2007 y se presentó en 2002, 2007 y 2012 a la elección presidencial en Francia, sin éxito.

Para la elección de 2017 decidió apoyar a Macron, quien irrumpió desde el centro con un discurso reformista «ni izquierda ni de derecha», y este lo correspondió nombrándolo ministro de Justicia, cargo en el que sólo estuvo 34 días.

Una investigación judicial sobre la contratación fraudulenta de asistentes en el Parlamento Europeo lo forzó a dejar el cargo. En febrero de este año, la justicia condenó a MoDem pero absolvió a su fundador en nombre del «beneficio de la duda».

Aunque el caso sigue abierto después que la fiscalía recurriera la sentencia, esto no impidió su nombramiento. La incertidumbre ahora es saber si logrará una mayoría parlamentaria. La composición del futuro gobierno y sus prioridades serán claves.

Francia en problemas

La caída de Barnier se basó en el rechazó a su proyecto de presupuesto que buscaba abordar el creciente déficit de Francia.

Francia cuenta con unos elevados niveles de déficit y deuda públicos para la zona euro y carece de presupuestos para 2025.

El proyecto de Barnier preveía una fuerte disminución del gasto público y el aporte de 60.000 millones de euros en aumentos de impuestos para tranquilizar a los mercados. Sin apoyo parlamentario, Barnier aprobó el proyecto sin pasar por el Legislativo. Sus horas quedaron contadas. El 4 de diciembre fue «derribado» en una moción de censura.

El gobierno de Barnier colapsó después de que alianzas de derecha e izquierda se combinaron para presentar un voto de censura contra el primer ministro.

El presupuesto era controvertido tanto entre los partidos de izquierda como de derecha en Francia, que acusaron al gobierno de Barnier de adoptar medidas de austeridad.

En este contexto, socialistas, comunistas y ecologistas, aliados del partido de izquierda radical La Francia Insumisa (LFI) en la coalición de izquierdas Nuevo Frente Popular (NFP), se abrieron a discutir un gobierno con la alianza de Macron y LR, poniendo a su coalición de izquierdas al borde de la ruptura.

LFI ya anunció que votará a favor de censurar al nuevo primer ministro.

Con la mente de los partidos puesta ya en la presidencial de 2027, a la que ya no puede presentarse Macron, estos no quieren estar vinculados al legado de un presidente impopular ni ser considerados responsables de la inestabilidad política.

Sólo un 21% de franceses confían en Macron, su nivel más bajo desde su llegada al poder en 2017, según un sondeo publicado el jueves por Elabe. Otro de Ifop-Fiducial difundido la víspera coloca a Le Pen en cabeza de la primera vuelta en 2027.

A la espera de que un nuevo gobierno pueda aprobar presupuestos para 2025, el actual Ejecutivo en funciones presentó el miércoles una «ley especial» para prorrogar los de 2024 y poder cobrar los impuestos el próximo año.

Con información de AFP