El pontificado de Jorge Mario Bergoglio, conocido como el Papa Francisco, marcó una era de transformación en la Iglesia Católica y en la percepción global de la fe. Desde su elección como el primer Papa latinoamericano y jesuita, Francisco rompió moldes con su estilo humilde y su enfoque en la misericordia, la justicia social y el cuidado del medio ambiente.
Francisco no solo lideró con palabras, sino con gestos que resonaron profundamente. Desde vivir en la Casa Santa Marta en lugar del Palacio Apostólico hasta lavar los pies de refugiados y prisioneros, su mensaje fue claro: la Iglesia debe estar al servicio de los más vulnerables. Su encíclica Laudato Si no solo fue un llamado a cuidar «la casa común,» sino también un manifiesto que unió la espiritualidad con la acción climática.
Sin embargo, su papado no estuvo exento de desafíos. Las tensiones internas en el Vaticano, las resistencias a sus reformas y las críticas de sectores conservadores pusieron a prueba su liderazgo. A pesar de ello, Francisco mantuvo su compromiso con una Iglesia más inclusiva, abierta y cercana a las periferias del mundo.
Hoy, al reflexionar sobre su legado, recordamos a un pastor que no temió incomodar para acercar la fe a quienes más la necesitaban. Su vida y obra nos invitan a mirar al futuro con esperanza, a tender puentes en lugar de construir muros, y a recordar que la misericord ideal, sino una práctica diaria.
DIOS LO TENGA A SU LADO.
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