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Con el cortejo fúnebre que despidió al papa Francisco ya finalizado, y su cuerpo reposando en la iglesia de Santa María la Mayor en Roma, el trono de San Pedro se encuentra vacante y a la espera del comienzo del Cónclave que definirá al próximo Papa.

Los cardenales responsables deberán votar quien de sus pares tendrá la responsabilidad de conducir la iglesia tras el revolucionario paso del argentino por la Santa Sede. Mientras los analistas debaten si habrá una inclinación por continuar la transformación doctrinaria de Francisco o si habrá un regreso de los sectores más conservadores, el proceso hasta llegar al Cónclave deberá cumplir una serie de trámites administrativos antes de empezar la votación.

El primer gran dolor de cabeza que tiene el cardenal camarlengo, Kevin Farrell, y los otros responsables de organizar el evento que concluirá con la elección del sucesor de Jorge Bergoglio, es que el número de 133 cardenales electores es superior al que figura en las disposiciones que fijan el máximo de votantes en 120 cardenales.Masivas movilizaciones para despedir al Papa (EFE/ Ettore Ferrari)Masivas movilizaciones para despedir al Papa (EFE/ Ettore Ferrari)

Se trata de una cuestión en suspenso que dejó Francisco que, como hicieron sus predecesores había nombrado purpurados menores de 80 años por encima de la cifra, pero no pasaron en las votaciones de 120.

Los cardenales con menos de 80 años son ahora 135 pero hay dos, los purpurados Canizares y Puglia que no participarán por razones de salud.

Con Francisco ya reposando, comienza ahora un período conocido como los «Novendiales», nueve días de luto en el que el cuerpo del Papa es mostrado a los fieles.El féretro del papa Francisco llega a la Basílica de Santa María la Mayor en Roma el sábado 26 de abril de 2025. (Foto AP/Francisco Seco)El féretro del papa Francisco llega a la Basílica de Santa María la Mayor en Roma el sábado 26 de abril de 2025. (Foto AP/Francisco Seco)

Es por eso que la fecha que pica en punta para el comienzo del Cónclave es el lunes 5 de mayo, o el martes 6 a más tardar. La ley vaticana estipula que deberá celebrarse en un plazo de 20 días, tiempo para permitir a los distintos cardenales para que lleguen a Ciudad del Vaticano y se instalen en reposo para reflexionar. Las votaciones se realizarán en la Capilla Sixtina.

Hay que recordar que desde el comienzo del Cónclave el aislamiento de los participantes de la elección del Papa debe ser total. Los cardenales votantes harán todas las mañanas en ómnibus el recorrido entre Santa Marta y el patio de San Dámado, desde donde se accede a la Capilla Sixtina.

Durante estos días, la célebre capilla pintada por Miguel Ángel permanecerá cerrada para poder tenerla completamente aislada del mundo exterior.

Cómo será el Cónclave que definirá al sucesor de Francisco

El Cónclave se celebra con los cardenales encerrados para animar al acuerdo y evitar interferencias. Esta práctica surgió en el 1270, cuando los habitantes de Viterbo, entonces sede pontificia, hartos de años de indecisión, encerraron a los «príncipes de la iglesia» hasta elegir sucesor. Funcionó y el designado fue Gregorio X.

La duración del cónclave es impredecible debido a que depende del acuerdo entre los cardenales para elegir un nuevo Papa. Una vez elegido un sucesor, la Iglesia anunciará al mundo la noticia con la famosa fumata blanca, el humo blanco que saldrá de la chimenea de la Capilla Sixtina.

Esta jornada histórica comenzará con la misa «Pro eligendo Papa» en la basílica de San Pedro y después los electores irán en procesión hasta la Sixtina cantando el «Veni creator».

Una vez dentro, ante el Juicio Final de Miguel Ángel, jurarán y luego el maestro ceremoniero echará a los ajenos proclamando «Extra omnes» (fuera todos) y cerrará sus puertas para garantizar la más absoluta privacidad (se usan incluso inhibidores de frecuencia).Los cardenales de todo el mundo se reunirán en la Capilla Sixtina. Los cardenales de todo el mundo se reunirán en la Capilla Sixtina.

La elección se hará por escrutinio secreto. Para que sea válida la elección del Romano Pontífice se requieren dos tercios de los votos. El primer día de encierro se realizará una sola votación y en los días posteriores, en caso de fracasar, dos por la mañana y dos por la tarde.

El «scrutinium» contará con tres cardenales encargados de escrutar el proceso y tres de revisarlo. Las papeletas serán rectangulares y en ellas se lee «Eligo in Summum Pontificem», mientras que en la parte inferior habrá un espacio para escribir el nombre del elegido.

Luego, cada purpurado llevará su papeleta hasta la urna y, ante los escrutadores, pronunciará el juramento: «Pongo por testigo a Cristo Señor, el cual me juzgará, de que doy mi voto a quien en presencia de Dios, creo que debe ser elegido«. Después colocará la papeleta en un plato y con éste la deslizará en la urna.

Una vez que todos han votado, se procede al recuento. Los escrutadores leerán en alto cada papeleta mientras otro toma nota y un tercero las perfora con una aguja e hilo, uniéndolas en ristra.

Tras cada votación, se quemarán los votos en una estufa instalada para la ocasión en la Capilla Sixtina. El color del humo que salga por la chimenea anunciará al exterior el resultado: si es blanco, significará que se ha alcanzado un acuerdo. Si es negro, el Cónclave deberá seguir. En el pasado se usaba leña o paja para intensificar el humo y evitar confusiones, pero ahora se emplean químicos.El color del humo de la chimenea de la Capilla Sixtina indicará cuando haya nuevo Papa. El color del humo de la chimenea de la Capilla Sixtina indicará cuando haya nuevo Papa.

Una vez un cardenal se imponga al resto, el decano Giovanni Battista Re (en febrero de 2025) preguntará al elegido: «¿Aceptas tu elección canónica para Sumo Pontífice?». De asentir, le preguntará cómo quiere ser llamado.

El nuevo Papa soberano es llevado enseguida a la sacristía de la Capilla Sixtina, conocida como la «sala de las lágrimas», donde habrá preparados tres trajes pontificios de varios tamaños (dado que es imposible saber de antemano quién será el elegido).

El último paso será anunciar la elección al mundo: «Habemus Papam» (tenemos Papa) es la fórmula que el protodiácono exclamará desde el balcón de la basílica vaticana. El nuevo pontífice se presentará entonces al mundo e impartirá su primera bendición «Urbi et orbi».