COMPARTIR

Venezuela posee el potencial para alcanzar una producción de hasta 600.000 toneladas de camarón, una cifra que, de materializarse, podría transformar significativamente su economía. En 2024, el país caribeño ya exportó 60.000 toneladas de este crustáceo, generando ingresos cercanos a los 500 millones de dólares.

La industria camaronera venezolana, que actualmente emplea a unas 14.000 personas, proyecta una expansión que podría generar entre 100.000 y 140.000 puestos de trabajo, con un impacto particularmente positivo en las zonas rurales. Los principales mercados para el camarón venezolano son Europa, Asia y Estados Unidos, lo que subraya la relevancia de este producto en la oferta exportable no petrolera del país.

A pesar de su vasta biodiversidad y las condiciones favorables para la acuicultura, el sector enfrenta desafíos significativos. La falta de financiamiento adecuado y la escasez de profesionales especializados se erigen como los principales obstáculos para desarrollar plenamente este potencial.

Adicionalmente, el sector acuícola ha sido impactado por fenómenos climáticos, como las intensas lluvias en las regiones andinas, que han afectado la producción. Para recuperar y expandir la actividad, especialmente en rubros como la trucha, se requiere de inversiones adicionales que permitan superar estas limitaciones y consolidar a Venezuela como un actor relevante en el mercado global del camarón.