COMPARTIR

Un nutrido grupo de la comunidad árabe venezolana, proveniente de diversas regiones del país, se congregó en Caracas para expresar su enérgico rechazo a la violencia en Siria y manifestar su solidaridad con la comunidad drusa, así como con otras minorías religiosas y cristianas en la región. Desde Portuguesa, Simón Aboud, representante de esta comunidad, destacó la importancia de unirse ante la escalada de conflictos que afectan a estas poblaciones.

La movilización surge en un momento crítico para los drusos, una minoría religiosa con más de un millón de miembros en Oriente Medio, quienes son considerados parte fundamental de los grupos fundadores de países como Líbano y Siria, donde tienen sus principales asentamientos. Su fe, que deriva de una vertiente del islam chiita surgida en Egipto a principios del siglo XI bajo el califa al-Ḥākim bi-Amr Allāh, se ha mantenido viva en zonas aisladas del Líbano, Siria y el Golán sirio ocupado por Israel, gracias a la labor de misioneros que establecieron importantes comunidades.

La preocupación de la diáspora árabe en Venezuela se intensificó tras los enfrentamientos que estallaron el pasado domingo en la provincia siria de Sweida entre tribus beduinas sunitas y combatientes drusos. Estos choques, desencadenados por el secuestro de un verdulero druso, han puesto de manifiesto la frágil situación de esta minoría.

La tensión aumentó cuando las fuerzas gubernamentales sirias, que se habían desplegado en Sweida desde el martes, comenzaron a retirarse el miércoles tras un acuerdo de alto el fuego. Su presencia había generado polémica al ser acusadas de combatir junto a las tribus beduinas, lo que complicó aún más el panorama para los drusos.

La comunidad árabe en Caracas subraya la necesidad de proteger a las minorías religiosas en Siria, especialmente en un contexto donde el nuevo gobierno islamista sirio ha sido señalado por marginar a estos grupos y realizar presuntas ejecuciones sumarias de civiles. La solidaridad expresada desde la capital venezolana busca no solo condenar la violencia, sino también llamar la atención internacional sobre la urgencia de garantizar los derechos y la seguridad de todas las comunidades en la convulsa región.