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El papa Francisco dijo que “nadie se escandaliza si doy la bendición a un empresario que tal vez explota a la gente, lo que es un pecado muy grande. En cambio se escandalizan si la bendición se la doy a un homosexual.

“Esto es hipocresía”, señaló en una entrevista que concedió al semanario católico italiano “Credere”.

El Papa salió así al cruce de las criticas que ha recibido desde sectores de la Iglesia por el documento elaborado por la Doctrina de la Fe que Francisco firmó y que autoriza la bendición de las parejas homosexuales.

El documento destaca que las bendiciones breves y no rituales son permitidas a las parejas irregulares y entre ellas las homosexuales, pero estas bendiciones son “a las personas y no a la unión”. Nada tienen que ver con las bendiciones litúrgicas.

La Iglesia africana reaccionó “in totu” contra la medida de apertura: 781 obispos de África declararon el “non possumus” contra la ley, négandose a aplicarla.

La guerra, otra preocupación

Por otra parte, tras la audiencia general de los miércoles, el Papa volvió a exortar a que “no nos olvidemo de las guerras, como en la atormentada Ucrania, en Palestina e Israel y muchas otras guerras que hay en todas partes”

“Oremos por la paz. La guerra es siempre una derrota, siempre. Necesitamos la paz”.

Consideraciones sobre la tristeza

El Papa, en la catequesis que predica en cada audiencia general, volvió a hablar de vicios y virtudes. Advirtió sobre la tristeza, que cuando dura, “se convierte en un demonio sutil, una enfermedad del alma”.

“La tristza es el placer del no placer, es como tomar un dulce amargo y chupar ese dulce. Ciertos duelos prolongados, en los que una persona continúa ampliando el vacío de alguien que ya no esta, no son propios de la ida en el espíritu”.

Francisco destacó que ciertas amarguras rencorosas por las que uno siempre tiene en mente una reivindicación que lo hace asumir el papel de víctima, no producen en nosotros una vida sana y mucho menos cristiana”, explicó.

Hay que tener cuidado con esta tristeza y pensar que Jesús nostrae la alegría de la Resurrección”, concluyo el Papa argentino.