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Un nuevo escándalo político sacude a Washington tras la revelación de que Estados Unidos habría atacado dos veces la misma embarcación en el Caribe con la intención de eliminar a todos los supervivientes. La información, publicada por The Washington Post, indica que, tras el impacto inicial, algunos tripulantes sobrevivieron y fueron alcanzados por un segundo ataque bajo instrucciones del secretario de Defensa, Pete Hegseth.

Congresistas demócratas reaccionaron de manera enérgica, acusando a Hegseth de posibles delitos graves, incluyendo homicidio y crimen de guerra. Sam Liccardo, representante de California, afirmó en su cuenta de X que, de comprobarse los hechos, Hegseth debería ser considerado plenamente responsable. Ted Lieu, también de California, señaló que ni la autorización militar ni los protocolos legales amparaban un ataque adicional contra personas indefensas.

El secretario de Defensa defendió la operación, calificándola de “bombardeos cinéticos letales” y asegurando que estaba dirigida a eliminar presuntos narcotraficantes. Sin embargo, críticos como Seth Moulton, congresista de Massachusetts, consideran que atacar a supervivientes es ilegal y lo equiparan a un asesinato premeditado, argumentando que los restos de una embarcación pequeña no representan un peligro significativo para el tráfico marítimo.

El caso ha generado presión bipartidista en el Congreso. Los senadores Roger Wicker y Jack Reed anunciaron que solicitaron información al Departamento de Defensa y que el Comité de Servicios Armados realizará una supervisión detallada de los hechos, en medio de la creciente controversia sobre la legalidad de los ataques.