El presidente de Colombia, Gustavo Petro, respondió a las acusaciones de su homólogo Nicolás Maduro, quien catalogó a los gobiernos de izquierda y derecha de mantenerse en silencio ante los presuntos atentados e «intentos de magnicidio» en su contra.
En concreto, Maduro comentó la noche de este martes: «Los gobiernos de derecha, la izquierda cobarde, no son capaces de condenar los golpes, los intentos que intentan contra la Revolución, contra la paz, ellos callan de manera cómplice».
Sus declaraciones provocaron la respuesta cuasi-inmediata de Petro, quien manifestó en su Twitter: «No hay izquierda cobarde, hay la probabilidad de, a través de profundizar la democracia, cambiar el mundo».
«La magia de Chávez fue proponer democracia y cambio del mundo. La revolución de hoy es: transformar el mundo profundizando la democracia«, expresó el primer mandatario neogranadino.
Serie de impases
Este es el segundo impase que ocurrió entre los gobiernos de Venezuela y Colombia durante este martes. En primera instancia, la cancillería del vecino país comentó en un comunicado que: «reitera la necesidad de un proceso electoral presidencial libre, justo y competitivo en Venezuela, donde se promueva la participación ciudadana a través del voto como mecanismo de expresión democrática».
Colombia expresa su preocupación por los recientes acontecimientos acaecidos con ocasión de la inscripción de algunas candidaturas presidenciales, particularmente en lo relativo a las dificultades que enfrentaron sectores mayoritarios de la oposición», más adelante, precisó que estas medidas afectaban directamente a la Plataforma Unitaria y al partido Vente Venezuela.
Esto provocó la respuesta de la cancillería Venezolana. Yván Gil, ministro de relaciones exteriores, publicó en su cuenta de X: «Empujada por la necesidad de complacer los designios del Departamento de Estado de los EE. UU., la Cancillería colombiana da un paso en falso y comete un acto de grosera injerencia en asuntos que solo le competen a los venezolanos».
«Venezuela ha sido siempre respetuosa de los complejos procesos políticos en Colombia, incluso en momentos de violencia y grandes divisiones. Emitir juicios falsos, aún cuando el Canciller Luis Murillo contaba con información veraz de primera mano, no solo es un acto de mala fe, sino que busca minar el proceso de normalización de las relaciones diplomáticas, políticas y comerciales, que ha sido promovido por nuestros presidentes», sentenció Gil.