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GRACIAS YORMAN—MUCHAS GRACIAS POETA, MUCHISIMAS GRACIAS PAISANO—ETERNAMENTE AGRADECIDO PRIMO

Trovas de travesías

GROSSMAN, COMPARTO TU NOSTALGIA ACADÉMICA Y TUS ANGUSTIAS PROFESIONALES

Estimado paisano, amigo y compañero de luchas, y “primo”.

Confieso que me había portado ingrato contigo; no me había pronunciado contra el atropello del que fuiste víctima, pero lo de tus 50 años de egresado de la UCV me abrieron la trocha para escribirte esta carta. Una vez sabida la noticia me animé, pero dejé pasar unos días, y emanó de la vice presidencia de la República una ley, ya aprobada en primera discusión: “Ley contra el fascismo y neo fascismo”. Esto me atemorizó y preferí callar. Como sé que mi verbo es amargo, busqué las mejores palabras y apacigüé mis ánimos para darte aliento con uno de los refranes de nuestro fallecido líder Luis Herrera Campíns: “más pierde el venao que el que lo tira”. No quería “gastar pólvora en zamuros”, pero me dije como “El Cazador Novato”: “Tirale, maldito sea/ quien quita el plomo lo alcance”.

Grossman:

Lo de PAISANO equivale a la coterraneidad, pues tengo la suerte de haber nacido en el mismo suelo guanariteño, gentilicio del que nos sentimos orgullosos. Lo de AMIGO y COMPAÑERO DE LUCHAS nos proviene de la sinceridad con que nos hemos tratado durante tantos años, entre luchas políticas, ubicados en la acera demócrata cristiana y en el comprometido mundo de la opinión: tú como periodista y yo como articulista y poeta, tanto en la comunicación impresa como radial, pues ambos somos profesionales de la locución; y lo de “PRIMO”, encomillado pues ustedes los Parra Pinto, en realidad son primos de mis cuatro hermanos mayores, y no de quien escribe, pero esa familiaridad, fundida en el sentimiento de guanariteños auténticos, nos otorga mucha moral para que yo reciba el distinguido trato que me das en tus columnas: “primo-paisano”. Aunado a todos esos detalles está la afinidad fonológica en la pronunciación de nuestros nombres: Grossman-Yorman.

Cómo olvidar, paisano, que en los días iniciales de mis luchas políticas, esperaba ansioso tu llegada de vacaciones universitarias para nutrir mis inquietudes de batallador liceísta. Cuando llegaba temprano a la casona de “Pico” y “Tiamiliana” y salir a conversar con tus primas: Dilia, Rosita, Cinda e Irma Pinto en casa de Tío Israel. Cuando te acompañaba al billar de don Magín Jara en “La Casa del Pueblo” para verte jugar una partida de billar con “El Caimán” Vizcaya y con Lorenzo Quiñones. Cómo olvidar que mi primer discurso en la Plaza Bolívar el Día de La Juventud en 1973 me lo redactó tu pluma universitaria. Cómo olvidar que en 1975 y 76 formamos, una cofradía intelectual heterogénea de muchachos, adecos, copeyanos, masistas e independientes, aquel “Grupo de Estudios y Trabajo “Guanarito” con Miguel González Torrealba, Carlos Huérfano, Zitán Azís, Alberto Pérez Gómez y otros jóvenes; y hasta creamos un periódico semanario multigrafiado, llamado “La voz de Guanarito”. Cuando eso ya tú eras corresponsal de “El Informador” de Barquisimeto. Después vino tu participación en el mismo oficio con los diarios: “El Regional” y “Última Hora” de Acarigua-Araure; y “La Hora” y “El Periódico de Occidente de Guanare”; y qué decir de la trayectoria de “Primera Plana” por Radio Estelar 1440 AM, primero con tu compadre, colega y amigo Iván Colmenares, siempre vigilados por aquel viejo erudito llamado Aldo Del Papa.

Todos tus paisanos y amigos de todas partes nos sentimos orgullosos cuando supimos que “Primera Plana” estaba en la radio como en la televisión por varios canales de la región.

Lo que menciono es apenas una parte de lo que rememoro de tu trayectoria desde 1974. Recuerdo  que una vez terminada tu escolaridad viajaste unos largos meses a EEUU a un curso extensivo, y regresaste a Guanarito, y fue cuando ocurrió la anécdota que no sé si es un invento tuyo o fueron palabras originales de tu primo segundo don Aníbal García, famoso por la retórica que, como buen lector, usaba en su conversar, y al saber que te graduabas, dizque te dijo:

 “Lo felicito, licenciado… supe que estaba más allá de las fronteras de nuestra amada patria… ¿Y cuándo comenzará a ejercer para que ponga en práctica los ideales adquiridos en el Alma Mater?”. 

Y cuando le dijiste que tu graduación sería más tarde, te replicó: “Ah… entonces, no vacilará el rector en poner es sus manos tan preciado pergamino”.

Comparto, compañero, tu nostalgia por aquel sublime momento de subir al estrado, y recibir la imposición de medalla y el anhelado título. Eso lo sabemos quienes hemos vivido tan linda experiencia; y celebro cuando dices: “El 29 de marzo, se cumplieron 50 años de haber egresado de la Escuela de Comunicación Social de la Facultad de Humanidades de la ilustre Universidad Central de Venezuela, la Universidad que vence las sombras, la primera promoción de licenciados en periodismo, de la cual orgullosamente formo parte y, aunque peque de vanidoso o presumido, me convirtió también en el primer portugueseño en obtener ese preciado título, firmado y entregado por el entonces rector Rafael José Neri, que bautizamos con el nombre de “Promoción Jesús Rosas Marcano”, en homenaje a aquel poeta bonachón, profesor de periodismo humorístico, nativo de Margarita, quien, emocionado por ese gesto nuestro, nos ofreció un almuerzo en su apartamento y nos dio como regalo adicional un verso de su inspiración a cada uno de nosotros, el cual conservo como una reliquia”.

Son experiencias irrepetibles, paisano. Ya no las veremos de nuevo, y menos ahora que las universidades autónomas venezolanas sólo reciben mendrugos presupuestarios y les mezquinan hasta el derecho de elegir sus autoridades; mientras proliferan “universidades” con estudios de pregrado “On Line”, sin exigencias académicas, sin tareas de extensión y menos aún de investigación. Nuestras universidades, si no fuera por la reserva de recursos humanos que todavía quedan, estarían totalmente vencidas por las sombras de la ignorancia y la mediocridad. Dichosos los que egresamos de universidades reconocidas, cuando todavía en las calles citadinas retumbaba en cada esquina el eco recordatorio del grito, pronunciado en coro, en las voces de Rómulo Betancourt, Jóvito Vallaba, Miguel Otero Silva, Raúl Leoni y todos los muchachos de 1928: 

¡Ajá Ajá…  Sacalapata lajá! 

Una extraña fórmula de palabras fantásticas del glorioso enunciado, utilizada por los estudiantes universitarios de la generación del 28, en sus primeros intentos de rebelión contra la tiranía gomecista que ya acumulaba apenas  veinte años, y no veinticinco, de férreo control político en la vida nacional.

En tus memorias, paisano, está también la experiencia de haber sido concejal en Guanare fuera de la fórmula socialcristiana, compartiendo curul con tu amigo Chuy Vela Burgos. Tus memorias son tantas que dan para un libro como el que le recomendé hacer a tu colega Coromoto Álvarez Quintana, que por cierto quedó inédito. Un libro, Grossman, donde quepan, cada vivencia: tus “Antenas del Cono Sur”, tus “Parabólicas”, las gráficas y frases de “Qué tiempos aquellos”, “Lo hizo bien, lo hizo regular y lo hizo mal”; las cartas al Niño Jesús cada navidad; los ágapes familiares en vuestra casona de Guanarito en cada período vacacional; las mejores entrevistas y la gran galería de invitados a “Primera Plana” que mantienes en el estudio de tu casa; tus actividades deportivas en cada juego nacional del CNP, Sin soslayar los famosos juegos de softbol de “Las estrellas de los sesenta” en Guanarito donde fuiste, además de jugador, el presentador de los dos equipos. Algunos son relevantes, otros más sencillos, pero son los detalles que hacen que la obra de un hombre sea grande. 

Cuando supimos que tu “Primera Plana”, por órdenes de CONATEL salía de las Ondas Hertzianas nos entristecimos, pero más nos entristecimos cuando, por petición de un magnate regional empoderado, CONATEL sacó tu espacio de la Televisora Regional de Portuguesa. Con ello se cerró la última ventana comunicacional que nos quedaba. Pero como tú eres un guanariteño tenaz y la tenacidad es como lo sentenciara el filósofo y escritor estadounidense Ralph Waldo Emerson: “no conozco insignia tan propia de una mente soberana, como la tenacidad de propósito que invariablemente sigue su camino hasta llegar al fin”.

Querido coterráneo, como se intitula la canción de José Alfredo Jiménez: “si nos dejan”, seguiremos leyendo por ese reducto conocido como “redes comunicacionales” tu columna dominical “La Antena del Cono Sur”, esperando que tu amigo confidente Tito “El patrullero” no sea chismeado por algún “patriota cooperante” y lo acusen y sentencien con la “Ley antifascista y anti neofascista”; y como sé que amas los versos, vayan para ti estas tres décimas:

I

La ley Mordaza, aplicaron 

al paisano Grossman Parra, 

le borraron la pizarra 

pero no le arrebataron 

las memorias que quedaron

archivadas en su mente, 

el periodismo, latente, 

palpita en su corazón, 

sin libertad de expresión, 

pero tenaz y valiente.

II

Quedó la página blanca 

esperando la idea clara, 

le quitaron la curiara 

pero no dio la palanca 

y quedó jugando banca 

como lo saben ustedes, 

el poder todo lo puede… 

le cerraron el programa, 

pero continúa la llama 

encendida por las redes.

III

Varios años sepultaron 

de su comunicación, 

pero de su corazón 

nuevas ansias le brotaron, 

no piensen que silenciaron 

a Grossman Parra su grito, 

mantiene su buen reflejo,

el gobierno se hizo viejo

y Grossman sigue igualito.

¡Adelante, Grossman! No olvides la consigna de nuestro común amigo Paciano Padrón en 1975 cuando fue candidato a la Secretaría Juvenil nacional de Copei, y como te tomé esta foto ataviado  con la boina social cristiana, hace algún tiempo, cuando acompañábamos al compañero y amigo fallecido Héctor Daniel Lameda, te repito el slogan de Paciano: “Agarra tu boina y sigue”.

Con el mayor de los afectos,

Yorman

La Colonia- Guanare, 07 de abril de 2024.

12 y 8 AM.