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Hace unas semanas, Edmundo González Urrutia era un abuelo más que visitaba a su hija y a sus nietos, que viven en el extranjero y disfrutaba dos meses de descanso en familia. Pero ese ritmo lento — y el anonimato — tendrán que esperar ya que ahora hace campaña para convertirse en el próximo presidente de Venezuela.

El de presidente no es un título que González haya buscado nunca. “Jamás”, enfatizó a The Associated Press el jueves durante una entrevista en su departamento en la capital, Caracas.

En el vertiginoso mundo de la política venezolana, el exembajador es ahora una pieza clave en los esfuerzos para derrocar al actual mandatario, Nicolás Maduro, como candidato presidencial de la principal facción de la oposición.

“Nunca he ejercido un cargo de elección popular. Nunca he participado en la política partidista de elección de cargos populares”, afirmó. “Lo acepté con enorme responsabilidad y como una contribución de mi parte a la democratización del país, al proceso de tratar de buscar el entendimiento, la reconciliación, de los venezolanos”.

González se convirtió en el candidato de la Plataforma Unitaria el mes pasado, luego de que se impidió el registro de la legisladora María Corina Machado — que el año pasado ganó las primarias del grupo por una abrumadora mayoría — y del candidato alternativo que había nombrado. Los líderes de la coalición optaron por González 15 días después de su regreso de las vacaciones, y él aceptó con varias condiciones, incluyendo que su esposa estuviera convencida de la decisión.

A los comicios del 28 de julio concurrirán 10 candidatos, pero más allá de la Plataforma Unitaria, no se espera que ninguno suponga una amenaza para el poder de Maduro. El presidente lanzó oficialmente en marzo su candidatura para un tercer mandato, que lo mantendría en el poder hasta 2031.

Machado llevaba más de un año haciendo campaña, incluso después de que el máximo tribunal del país, afín al partido gobernante, ratificó una decisión administrativa que impedía su candidatura. Hace poco comenzó a pedir a sus seguidores, que acuden a miles a sus mítines, que voten por González, quien todavía no se ha presentado ante las multitudes. Según contó, tiene previsto iniciar su campaña a finales de este mes y explicó que Machado y otros líderes opositores seguirán organizando actos en todo el país.

“Lo importante de esto es el entusiasmo con el que ocurre”, apuntó acerca del respaldo popular, que llega tras años de llamados al boicot de los comicios por parte de la oposición y de una sensación general de apatía entre unos votantes decepcionados repetidamente por las antiguas promesas de cambio de la facción. “Se están despertando esos sentimientos de alegría, de una fiesta democrática”.

Preguntado por el papel que podría tener Machado en su gobierno si gana las elecciones, González indicó que “es prematuro pensar qué posición va a tomar”. Lo que importa por el momento, añadió, es que Machado y la Plataforma Unitaria están “remando para la misma dirección”.

Machado no forma parte de la coalición, pero se permitió su participación en las primarias del pasado 22 de octubre, donde recibió más del 90% de los votos.

Hasta ahora, pocos habían oído hablar de este exdiplomático de 74 años, incluso dentro de la oposición venezolana. González inició su carrera profesional como asistente del embajador del país en Estados Unidos. Luego estuvo destinado en Bélgica y El Salvador, y fungió como embajador de Caracas en Argelia.

Su último destino como embajador fue Argentina, durante los primeros años de la presidencia de Hugo Chávez. Recientemente ha trabajado como consultor de relaciones internacionales y ha escrito acerca de los últimos acontecimientos políticos en Argentina, además de un trabajo histórico sobre el Ministerio de Exteriores venezolano en la Segunda Guerra Mundial.

Sus años en El Salvador y Argelia coincidieron con periodos de conflictos armados en ambos países. Durante un tiempo, residentes en El Salvador controlaban su paradero y recibía llamadas telefónicas en su casa que buscaban intimidarlo, en las que le decían que sabían que acababa de llegar a su vivienda.

Aunque la situación en esos países es totalmente distinta a momento político actual en Venezuela, han preparado a González para el estrés único que puede suponer ser candidato o líder político en el país sudamericano, donde los rivales del gobierno — reales o percibidos —, incluyendo miembros del equipo de campaña de Machado, han sido arrestados, amenazados y acusados antes de la votación.

El gobierno de Maduro ha perseguido a la oposición a pesar de las promesas de que allanaría el camino a la celebración de unas elecciones justas a cambio del alivio de las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos la década pasada en respuesta al deterioro de las condiciones democráticas y de derechos humanos en el país. Las últimas medidas llevaron a Washington a reimponer asfixiantes sanciones al petróleo el mes pasado.

“Son situaciones que le enseñan a uno a convivir en situaciones de estrés, en situaciones peligrosas, en situaciones de riesgo, en situaciones donde la inseguridad personal es evidente”, dijo González acerca de sus etapas en El Salvador y Argelia. “Entonces sí, en ese sentido son experiencias que te ayudan a manejarte, a desenvolverte en un medio que es complicado y difícil”.