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Iván Colmenares

Cuando supe que había muerto Cañizales, me acordé de José Martí quien elogia a don Cecilio Acosta, a la hora de su muerte. Y me pasó lo que conocí de ese guanareño extraordinario, como una película fugaz, pero eterna. No sé cuáles eran los dones de Gelacio Antonio, para cautivar a quien lo escuchaba, pero su sonrisa, su memoria colosal, su amor inconmensurable por Guanare, su orgullo por doña Hilda a la que estuvo unido en matrimonio ejemplar, durante 72 años, su pasión por la pesca y la pintura, esa extraordinaria vocación de maestro, en mayúscula, el servicio público sin manchas y su sencilla pero didáctica vida, que no mezquinó un consejo, siempre oportuno, siempre respetuoso, siempre pedagógico, encantaban.

Fue secretario de la Cámara Municipal de Guanare, director de Educación de la transición hacia la democracia con el Gobernador Pablo Herrera Campíns, secretario general de gobierno con Elías D´Onghia, Gobernador encargado y diputado al Congreso. Nunca buscó cargos, pero los ejerció con dignidad y pundonor. Destacado artista plástico, Plasmaba la pasión por su pueblo amado, en sus viejas casas, en su Vecina Divina, nuestra Coromoto. Amigo, conversador, sabio, fervoroso demócrata.

Pero su cualidad más hermosa, era la vehemencia de su peculiar estilo pedagógico. Cuentan, porque no tuve ese privilegio, que la biología la enseñaba con tanto fervor, que llegaba impoluto al aula de clases, con sus tizas de color y salía de ella, con la guayabera llena de gamas de su devoción y querencia. 

Él era mi biblioteca de guanareñidad, de personajes que recordaba con tanta precisión. Me contaba de Neruda en Santo Cristo, o de su apego al Liceo de las gaviotas, o de la calle tal o la vieja casona que plasmaba en cada página, o del pasaje de la dictadura a la democracia. Por eso, el poeta cubano. Por eso, el recuerdo del venezolano grandioso. “Pudo pasearse, como quien pasea con lo propio, con túnica de apóstol. Los que le vieron en vida, le veneran; los que asistieron a su muerte, se estremecen. Su patria, como su hija, debe estar sin consuelo; grande ha sido la amargura de los extraños; grande ha de ser la suya. ¡Y cuando él alzó el vuelo, tenía limpias las alas!”. 

Honor y agradecimiento eterno a Antonio Cañizales Ortiz.

A NUESTRA MARIA OROPEZA

Yo, ingenuamente creía que Nicolás Maduro no era la de la calaña de Rodríguez o de Diosdado. El honor de llegar a ser Presidente, debía convertirse en compromiso, y no en el placer que generan tantos privilegios. Era un hombre sencillo, cordial. Hoy protagoniza la debacle del país, como lo califica Elías Pino Iturrieta: “El que busque otra explicación de los entuertos venezolanos no tiene una mínima idea de la escala de degradación que ha predominado en tres décadas de revolución, del sumidero de barbarie que ha conducido al fraude electoral más evidente y chambón de la historia universal, del apetito de una barriga que todavía no se ha saciado. Pero ha sido de una magnitud tan gigantesca el envilecimiento, que ha conducido al nacimiento y a la fortaleza de unos adversarios tan sólidos y ubicuos que encontrarán la solución del rompecabezas. Ojalá, antes de que a Maduro se le ocurra importar del limbo otra de esas consignas que parecen rutinarias y tontas.”.

Lo digo también porque calificar de terroristas a quienes disentimos y denunciamos una situación de injusticia, es pretender borrar su pasado verdadero y su dantesco presente. Según la RAE, terrorismo es dominación por el terror o sucesión de actos violentos para producir terror, que es lo ha hecho el chavismo desde el acoso de los medios y periodistas con las huestes de Lina Ron, hasta el sol de hoy, con más de 1.500 detenidos y 25 muertes, en esta horrorosa etapa postelectoral, porque el pueblo venezolano le dio hasta con el tobo. Por eso, cómo pretenden confundir al mundo, cuando una joven sueña con cambiar su país por el camino sensato del voto, cuando ella dice verdades y denuncia a través de las redes, la terrible opresión que ejerce el régimen, cuando levanta su voz por sus compañeros injustamente encarcelados, cuando demuestra el orgullo de dirigir, a pesar de las novatadas, una campaña con resultados históricos, cuando expresa con alegría su pertenencia a esta tierra de gracia, cuando valientemente se atreve a filmar a sus captores, cuando violentaban el estado de derecho consagrado en la Carta Magna.

Hoy la solidaridad se expresa ante la dignidad de María Oropeza, ante su coraje y su fe en la Venezuela por venir, parida el 28 de julio por obra y gracia del pueblo, dueño absoluto de la soberanía. Esa ciudadanía que tiene temblando a la dictadura, con el lineamiento de la indoblegable María Corina Machado.

No nos queda sino acompañarte, expresarte nuestro orgullo portugueseño, porque la mazmorra del régimen te hará la venezolana necesaria para los retos que vienen. Fuerza y fe, María Andreina Oropeza.