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Por José Luis Centeno S. (@jolcesal)

Una relación compleja y subjetiva: La percepción del tiempo influye en la estabilidad política.

El concepto del tiempo ha experimentado una notable evolución a lo largo de la historia, y su influencia se extiende a la forma en que interpretamos los acontecimientos históricos o aquellos que aún se encuentran en desarrollo. Por ejemplo, en Venezuela, para algunos, el tiempo transcurre sin ofrecer salidas evidentes, mientras que, para otros, estas se materializarán en el transcurso de un lapso indeterminado, lo cual complica el análisis de las variables involucradas.

En tales circunstancias, la forma en que interpretamos los acontecimientos históricos y contemporáneos en este país o en cualquier otro no solo está determinada por los hechos en sí, sino también por la percepción del tiempo y su relación con el cambio social, político y económico. El tiempo, como constructo, no es lineal ni uniforme; es un fenómeno que se experimenta de manera subjetiva. 

En el contexto venezolano, esta subjetividad se manifiesta en la percepción de la crisis que atraviesa el país. Para muchos venezolanos, el tiempo parece transcurrir sin ofrecer soluciones claras, lo que genera una sensación de estancamiento. La falta de salidas evidentes a la crisis política, económica y social complica el análisis de las variables, ya que los acontecimientos no se desarrollan de manera predecible.

A causa de lo que antes se ha dicho, la percepción del tiempo juega un papel crucial en la estabilidad política de un país, ya que influye en cómo los ciudadanos y los líderes interpretan y responden a los acontecimientos políticos, económicos y sociales.

Alemania, Suecia, Canadá y Suiza, son ejemplos de países que han desarrollado una alta percepción del tiempo y, como resultado, han logrado mantener su estabilidad política. La percepción del tiempo en estos países se traduce en un enfoque a largo plazo en la política y la gobernanza, lo que les ha permitido enfrentar desafíos sin caer en la inestabilidad. Estos ejemplos ilustran cómo una alta percepción del tiempo puede jugar un papel fundamental en el mantenimiento de un sistema político funcional y equitativo.

Identificar países con baja percepción del tiempo que hayan logrado mantener la estabilidad política es un desafío, ya que la mayoría de las naciones estables tienden a tener una visión más optimista y a largo plazo sobre el futuro. Sin embargo, existen ejemplos de países que, a pesar de enfrentar desafíos relacionados con la percepción del tiempo, en relación a cambio social, político y económico, han logrado mantener cierta estabilidad política, por ejemplo: Vietnam, Singapur y Arabia Saudita.

Lo anterior está directamente relacionado con la percepción del futuro, que influye también en la forma de interpretar los acontecimientos actuales y en la disposición de las personas para actuar en función de ellos. La falta de una visión compartida sobre el futuro del país complica aún más el análisis de variables, ya que las expectativas y motivaciones de la población son diversas y a menudo contradictorias.

La evolución del concepto del tiempo en Venezuela se puede ilustrar a través de varios momentos históricos que reflejan cómo la percepción del tiempo ha influido en la política, la economía y la sociedad del país. La Independencia (1810-1821), la Era de Guzmán Blanco (1870-1888), el Puntofijismo (1958-1998) y la Revolución Bolivariana (1999-presente) son ejemplos significativos.

Cada período de los indicados refleja diferentes enfoques sobre el tiempo y su relación con el cambio y la estabilidad. En ese sentido, la forma en que los líderes y la población perciben el tiempo impacta directamente en la manera en que se enfrentan a los desafíos y se construyen las narrativas nacionales.

Ciertamente, la complejidad del análisis de variables en el contexto venezolano se ve exacerbada por la evolución del concepto del tiempo y su impacto en la percepción de la realidad. Esta complejidad se manifiesta en la interconexión de factores políticos, económicos y sociales, donde cada variable puede influir y ser influenciada por las demás en un entorno de incertidumbre y cambio constante.