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Ella se había marchado con tristeza y aceptación, terminar de esa forma, experimentando tanto dolor en su alma, con el corazón maltrecho, roto, estrujado y despedazado, nunca lo había vivido, ni sentido; irse así de esa forma, le había dejado un intenso sufrimiento de desesperación. A ella le había llegado sin esperarlo, sin imaginarlo, la soledad del desamor; a ella le había llegado por primera vez en su vida, la hora de la extinción definitiva de su entrega a ese hombre, que le había dado todos sus sentimientos y emociones de auténtica pasión, sin negarle un beso a ninguna parte de su delicada piel; pero ella, confundida en un mundo de vanidades, nunca comprendió el amor de Florentino, un amor fuerte, pero determinante. Florentino la dejó de amar, comprendió que ella, estaba acostumbrada a una vanidad superlativa, interminable y fatigante. Florentino la abandonó y lo que más le dolió a su ego y arrogancia, es que le envió una carta sellada con uno de sus mensajeros, que ella abrió inmediatamente, carta que solo contenía escritas dos líneas que decían, ya no te quiero en mi vida y ve en paz. Ella entró en pánico, se tranco en su habitación, perdió el apetito, cambió de peso, comenzó a tener trastornos del sueño, ansiedades y depresiones, que se acentuaban con el pasar de los días. Ella, que jamás había sido rechazada por ningún hombre, estaba allí encerrada con sus pensamientos, tratando de hacer una negociación existencial, que le permitiera superar el intenso estrés emocional y dolor de su ego. Ella, todavía está ahí, trancada en su alcoba, con el dolor profundo de haber perdido al único amor auténtico de su vida, por su exagerada autopercepción de la propia importancia, belleza y habilidades femeninas; por su fuerte deseo de admiración pública y reconocimiento por parte de los demás. Ahí está hoy, encerrada herméticamente en su cuarto, sin querer salir, para no ver a Florentino, el único hombre que le dejo marcada en su alma, la más incendiarias de las pasiones. Autor, Silvio Mora Ochoa. Miembro de la asociación nacional de escritores de Venezuela, capitulo Portuguesa. Imagen prestada de la red, créditos para su autor.