COMPARTIR

Hoy recordamos al Dr. Héctor Gaester, no solo como al entrañable amigo cuya ausencia aún resuena, sino como al político íntegro que comprendió que servir era su forma de amar al país.

Su voz no buscaba aplausos, sino justicia. Su pensamiento no se agotaba en discursos, sino que se traducía en decisiones valientes, humanas, necesarias. En cada paso, demostró que la política podía ser noble cuando se ejercía con principios y conciencia social.

A un año de su partida, seguimos aprendiendo de su ejemplo. Que su legado inspire nuevas generaciones a creer que la política también puede ser un acto de profundo compromiso humano.

ADALBERTO PÉREZ